Zwarte Zee
Una autentica masa de hierro,
mastodóntica masa de 180 metros de longitud y de 6.000 toneladas de peso,
pudieron ver los madrugadores del día 5 de mayo de 1972, deslizarse sobre las
aguas de la bahía el enorme dique flotante que para "Astilleros de
Veracruz, S.A." había construido los "Astilleros de Santander,
S.A." de Astillero.
Las fechas programadas de construcción,
de entrega y de envío hacia el puerto mejicano, se habían cumplido con
matemática precisión.
Por ello, la mole del dique arrastrada
por un potente remolcador, ponía proa al Atlántico.
El barco encargado de tirar de toda esta
mole gigantesca, era uno de los más potentes remolcadores del mundo, el
holandés "Zwarte Zee" (Mar Negros), que guarda en sus entrañas una
fuerza nada menos que de 9.000 B.H.P., a pesar de tener, tan sólo un registro
bruto de 1.539 toneladas. Es por tanto, un auténtico frasquito de esencia
pura..
La maniobra de remolcar el gran dique
flotante desde la factoría de "Astilleros de Santander", en
Astillero, hacia la bahía de Santander a través de la ría, se inicio a las seis
y media de la mañana, con el amanecer del día.
Se encargaron de traerle hasta el puerto
santanderino, los remolcadores de Bilbao, "Aznar José Luis" y "Rocios",
así como los santanderinos "Brioso", "Conde de Ruiseñada" y
"Azcán", además de convoyarlos el "Capero", el
"Castor" y el "Audaz" de matrícula de la ciudad.
El "Zwarte Zee" aguardaba la
llegada de este singular cortejo junto a "La Horadada" o bien en la
propia bahía.
Para formalizar la escritura de
adquisición y tomar posesión del dique flotante -que precisamente era el
primero que España construía con destino a la exportación- estuvieron el día
antes en "Astander", el
director general de "Astilleros de Veracruz, S.A." , el ingeniero don
Gonzalo Montalvo, así como los licenciados don Roberto Flores y don Fernando
Estrada, ambos ejecutivos de "Nacional Financiera S.A." de Méjico.
Como datos complementarios, el
remolcador "Zwarte Zee" llevaría remolcado al dique a una distancia
de dos kilómetros. Él solito ya, a partir de la bocana del puerto, hasta cruzar
así todo el Atlántico y tocar puerto en Veracruz, donde atracaría. si las
cosas, como se esperaba y si los mares no haria de las suyas, dentro de unos cuarenta
y un días.
Otros detalles también interesantes, es
que el dique flotante tiene una capacidad de 13.000 toneladas de fuerza
ascensional, lo que le hacía capaz para buques de hasta 40.000 toneladas de
peso muerto.
Sus características más importantes eran
las siguientes: 179 metros de eslora sobre plataformas; 37,50 metros de manga
entre paredes exteriores, y su peso muerto de 6.000 toneladas. Sin embargo, a
pesar de estas medidas impresionantes, su calado durante el remolque sería tan
sólo de un metro.
El dique es de tipo autocarenable, es
decir, que cualquiera de las pontonas que lo forman pueden ser varadas en el
propio dique, para someterlas a las oportunas obras de reparación y
conservación. Por lo demás, sus elementos y servicios, atienden a las técnicas
más modernas.
El espectáculo que pudieron presenciar
en la mañana del día 5, muchos santanderinos -todos los madrugadores que se
asomaron al puerto- fue de los más insólito por lo desconocido. Ver avanzar
lentamente, muy despacio, la inmensa mole del dique flotante arrastrada desde
la factoría de "Astillero de Santander" de Astillero, donde se había
construido, por los remolcadores "Aznar José Luis",
"Rocio", "Brioso", "Conde de Ruiseñada" y
"Azacán", mientras después en plena bahía, se hacía con la carga el
"Zwarte Zee", uno de los más potentes remolcadores del mundo, con una
potencia en sus máquinas nada menos que de 9.000 B.H.P. y así ya, en solitario,
enfilaba la bocana del puerto en dirección a Veracruz, tras un periplo de 41 días
de navegación.
Veinte hombres integraban la tripulación
del "Zwarte Zee" y cuatro la del dique flotante.
Fue realmente una pena que la salida de
esta mastodóntica masa del dique flotante no hubiese acontecido a media mañana,
o media día, sino aprovechado el mayor
coeficiente de marea que, a efectos de la ría, de Astillero, marcaba el máximo
hacia las seis de la mañana de ese día. Así pues, fueron las circunstancias las
que lo determinaron.
Y las circunstancias no son otras sino
las que ya se conocen: que la ría de Astillero se encontraba prácticamente en
estado natural. La ría, al menos lo que de ella interesa tratar, tiene una
longitud de tres kilómetros. A lo largo de ellos existen, de modo concreto y
aparte los bajos de fangos, dos puntos negros rocosos, como son "La
Paloma" frente a la factoría de Recuperaciones Submarinas, y "La
Tonada", junto al sanatorio marítimo de Pedrosa.
Existía un proyecto de dragado de esta ría
presentado hacia años a la Junta del Puerto, que prometieron incluirlo en el
primer Plan de Desarrollo; después ya en el segundo.
El proyecto comprendía el trazado de una
canal de 75 metros de anchura, los suficientes no sólo para navegar grandes
barcos, sino para hacer toda la maniobralidad con un calado medio en bajamar de
seis metros, los suficientes también para barcos que utilizan la ría.
Para conseguirlo, era preciso efectuar
voladuras en una superficie de 39.600 metros
cuadrados y por un volumen de roca de 42.000 metros cúbicos y por lo
tanto lo que respecta a fangos, el volumen a dragar es el orden de los 85.000
metros cúbicos.
Por ello, era obligado a salir a través
de la ría el dique flotante a una hora tan intempestiva.
Lo que no conozco, si después de este
año 1972, la ría de Astillero, han sido dragada y retirado los fangos, para una
mejor navegación.