viernes, 11 de julio de 2025

LA FONDONA y el velero "CID

 


foto de Federico Ibaseta

 

En el periódico EL COMERCIO DE SANTANDER, en la fecha del 15 de julio de 1878, publicaba la noticia de la inauguración de una nueva fonda y restaurante titulada la  FONDA DE LOS VAPORES, para ello serian invitados algunos amigos de la casa.

El establecimiento ocupaba el edificio situado en un pintoresco sitio a orillas del mar, donde luego lo conocimos como la FONDONA.

En la planta baja estaba instalado un extenso comedor, las cocinas y otras dependencias, y en los pisos principal y segundo habían preparadas varias habitaciones con el servicio correspondiente para las personas que deseaban comer en ellas y no en el comedor.

Tanto el mueblaje del comedor y de toda la casa era nuevo y del mejor gusto, así como el servicio de mesa y los enseres de la cocina, para dirigirlo habían venido personas de Madrid que gozaban de fama de buenos cocineros.

El día anterior, habían comprobado el esmerado servicio y excelentes condiciones de los manjares y bebidas, como de la amabilidad de su dueña, doña Asunción González y de los camareros que estaban a su servicio.

Doña Asunción González por el año 1882, figuraba propietaria por su industria de vinos y aguardientes.

 

Fue el miércoles 17 de julio de 1878, a las once de la mañana, cuando se inauguró la nueva fonda establecida en el Astillero, con el nombre de FONDA DE LOS VAPORES.

Fueron unas cuarenta personas las invitadas por el dueño, que se trasladaron a ese pueblo de Astillero en el vapor Corconera número 3, que salió del muelle de la Monja a la una y media de la tarde.

Este establecimiento "Fonda de los Vapores", reunía un excelente servicio de habitaciones amuebladas con precios asequibles.

En su restaurante, se anunciaba toda clase de helados y comidas a domicilio.

Su propietario por entonces, era don Manuel Goyechea.

 

 

El 27 de agosto de 1879, tuvo lugar un brillantísimo concierto en el salón de la Fonda de los Vapores, con lleno completo en el local, galería exterior y a los alrededores del edificio.

El programa del concierto estuvo a cargo del notable violinista, Sr. Fortuny y del sexteto que le acompañaban.

Las intervenciones del señor Fortuny en su brillantísimo raudal de notas, como del verdadero maestro en el contrabajo, señor Escandón y del también pianista señor Gogorza, fueron acogidas con aplausos por los invitados.

 

  

En la fecha de 1883, la fonda había dejado su primer piso para instalarse el nuevo casino con gabinete de lectura y recreo. El salón de aquel local-bajo le destinaron la nueva sociedad a teatro.

 

El día 29 de julio de 1883, a las cinco de la tarde, se celebró en el Casino del Astillero, un magnífico concierto-baile ejecutado por los señores Segura (D.J. y D.V.), Omeñaca, Pintado, González y Requivila, y cuyo programa fue:

  • Primera parte:
  • Overtura de Giovanna d' Arco - Verdi
  • Leyeda Valaca - Braga
  • Fantasia sobre motivos de Favorita - Donizetti.
  • Scherzo - Soller.

Bailables:

  • La Lágrima (walses) - J. Segura
  • Amour (rigondon) - Straus
  • Becada (polka) - E. González
  • Bien Aimée (rigodon) - Kausth
  • Tout pour toi (mazurka) - N. Pintado
  • La Corconera (polka característica) original del sexteto y dedicada a la empresa "La Corconera"



El viernes 6 de octubre de 1905, se dio un concierto en el Casino del Astillero el notable bajo cantante don Julio Brandón, acompañado al piano por don Manuel Vázquez, con el siguiente programa.

  • 1º. Mascagni; Preludio y Siciliana de "Cavakkerua Rusticana", señor Vázquez.
  • 2º. Verdi; "Infelice" Cavatina de Ernani; señor Brandón.
  • 3º. Barbieri; "El Diablo en el poder", romanza, señor Brandón.
  • 4º. Escobar; Palonesa, señor Vázquez.
  • 5º. Baldemín; Mensamores, balada gallega, señor Brandón.
  • 6º. Puccini; La Boheme, señor Brandón.
  • 7º. Vos; oración de un Angel, señor Vázquez.
  • 8º. Donizetti; Lucrecia Borgia, señor Brandón.
  • El concierto dio comienzo a las seis de la tarde.
  • Antiguamente el edificio de la FONDONA tuvo algunas reformas para ampliarle y obtener cuatro viviendas entre las dos plantas y en la planta baja se usaba para almacenes


En una época, el edificio fue adquirido por Ignacio Vega Gorostegui, para instalar su comercio en la parte baja del edificio, el resto lo fue alquilando como vivienda.

El comercio titulado "La Tierruca" vendía toda clase de efectos navales y fue antes de trasladarse a la misma calle Fernández Hontoria ya con el nº 5.

Antes de la contienda civil, y posteriormente existió en el edificio una fonda regentada por doña Consuelo Arias, viuda de Ramos. (Joaquin Ramos Soler fallecido el 27.1.1960)

Esta fonda tuvo actividad durante unos 9 años.

Después el edificio se mantenía en condiciones de alquiler a vecinos de Astillero, entre ellos las familias..........

Ernesto Alvarez y sus hijos; Paipal con comercio mercedaria en frente del Mercado; Patro, costurera y familia Ramos....

Poco a poco, sufrió ya un período tal que ya no sea podía habitar y quedo totalmente en situación de ruina.

  

La actual FONDONA es hoy la Casa de Cultura, adquirida por el Ayuntamiento por el año 80, como centro cultural y Biblioteca municipal "Miguel Artigas", para el uso de sus convecinos.

  

En la época de 1875, se construyó el edificio que después se denominaría "LA FONDONA" parte de cuya estructura metálica procedía de los restos extraídos del buque "CID", uno de los mayores veleros de la flota española.

Buque de 3 palos, unas 2.000 Tms. de carga y 73 metros de eslora, hundido a finales de agosto de 1873, a mitad del recorrido entre Santander y el Astillero.

Contaba el historiador, don Rafael González Echegaray en su libro "Naufragios en la costa Cantábrica 1834-1960), que la inacabable agonía de los restos del Cid a la vista de la ciudad, de las tripulaciones de todos los barcos que atracaban en Santander y de los que fondeaban o subían a Pedrosa o al Astillero, era como un insulto capaz de sacar los colores a la cara, a las fuerzas vivas de entonces.

El propietario de "La Fondona", después de construido el edificio que se emplazó como se sabe, en lugar privilegiado, protestó airadamente de que se trazara, a lo largo de su fachada principal, una carretera pública de enlace de la calle Principal con la zona marítima.

El día 8 de agosto de 1873, ya el barco prácticamente en calados, a la hora de la bajamar, estando embarcando el equipaje de los pasajeros, el buque tocó en el pantoque con la uña de una de sus propias anclas de cepo, que llamaba de popa sobre el escobén. Durante media hora descansó el barco sobre el fondo en esta difícil situación y pronto se apercibieron sus hombres de la gravedad de la avería; los planes de la bodegas de proa se habían inundado, las sentinas rebosaban y al subir las marea el agua iba ganando altura, pero el "Cid" no se movía de su sitio ni reflotaba; estaba hundido en lo que iba a ser su definitiva sepultura.



El 20 de marzo de 1884 se saca de nuevo a subasta la voladura del casco en 49,980 pesetas que quedó desierta. La Junta empezó la obra por administración, y en la tercera explosión, en julio de 1885, despanzurró lo que quedaba del buque (dos tercios), recuperándose a continuación las dos calderas del vapor que se desembarcaron frente al Boquerón; según la aseveración sesuda de la Junta, ya que no quedaban enramados trozos enteros mayores de cien toneladas (pero, ¡hombres de Dios!. cómo habría de haberlas después de tanto tiempo y tanta verbena). El 10 de abril de 1886 se sacaron a subasta los restos extraídos -380 toneladas de hierro-, al tipo de 25 pesetas por toneladas.

Pero ahí no terminó la cosa; si lo que quedaba era mucho o poco, o pesaba en trozos más o menos de cien toneladas, no se ocupó nadie -ni la Junta tampoco- de comprobarlo prácticamente. Sin embargo, algo más se fue sacando y, un día, muy cerca de la playa del Astillero se construyó La Fondona, que todavía hoy existe, con viguerería procedente de los bajos del "Cid"; y en el entramado del almacén de Vega Gorostegui aún pueden reconocerse algunas vigas de nuestro viejo correo habanero hundido, cuando empezaba a oscurecerse la estrella de Don Carlos y estaba a dos pasos, como quien dice, el romance español de Don Alfonso con sus patillas, sus veinte años, su tuberculosis y sus dos esposas para la historia sentimental.

Naufragios en la Costa de Cantabria - autor Rafael González Echegaray


 



 






































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