Tres tranvías y uno de la
línea Santander-Astillero
Un tranvía por la calle
San José
En el Boletín Oficial de la provincia se
publico la convocatoria para la subasta pública que, en cumplimiento de lo
dispuesto en la Real orden de 13 de diciembre de 1905 , se celebraría para la
adjudicación de la concesión de un tranvía eléctrico de Santander al Astillero.
La subasta se celebraría en Madrid el
día 30 de enero de 1906, a las doce de la mañana, en el local de Fomento, ante
el director general de Obras Públicas o persona en quien delegue, observándose
lo dispuesto en el artículo 93 del Reglamento de 24 de mayo de 1878, dictado
para la ejecución de la vigente ley de ferrocarriles y en la instrucción
aprobada en 18 de marzo de 1852 para esta clase de subastas.
La obras para la construcción de este
tranvía, según el pliego de condiciones, comenzaría en el término de dos meses, a
contar desde la fecha en que se publique en la Gaceta de Madrid la Real orden
de concesión, y debería quedar terminadas en el plazo de dos años, contados
desde el día en que comiencen.
El concesionario, explotaría el tranvía
durante el plazo de la concesión, que será de sesenta años, a menos que fuese
rebajado en el acto de la subasta, y con arreglo a los precios máximos de peaje
y transporte que para la conducción de viajeros y mercancías se fijase en las
tarifas aprobadas, con las rebajas que en las mismas puedan hacerse en la
subasta, todo lo cual se haría constar en la Real orden de concesión.
El precio por kilómetro, según la tarifa
máxima legal, sería el siguiente, incluidos peaje y transporte:
Viajeros, 0,9 pesetas; equipajes y
encargos por tonelada, 0,40; expediciones especiales, ida (por coche), 12,00;
ida y vuelta (por coche), 10: mercancías, por tonelada, 028, 0,18 y 0,14, según
el orden en la clasificación.
El transporte ganado, siendo por vagón
completo, costará 0,65 pesetas por cabeza.
En febrero de 1906, la Sociedad Nueva
Montaña, propietaria del que fue antiguo "Urbano" luego de los belgas
y anteriormente de Orzarián, presentó en la alcaldía un proyecto de tracción
eléctrica que partiendo de la dársena de Molnedo en Puertochico siga por la
carretera de los muelles, calle de Castilla, carretera nueva de Adarzo,
PeñaCastillo y termine en el Astillero.
En 1906, celebrada en Madrid la subasta
del proyecto del tranvía eléctrico al Astillero se le adjudicó a "Nueva
Montaña" por 60 años. Igualmente su representante don Leopoldo Cortines
Sánchez obtuvo en fechas anteriores la sustitución del motor de sangre por el
eléctrico en el tranvía "Urbano".
En 1907 comenzaron a recibirse el
material para la construcción del eléctrico y la Sociedad Nueva Montaña
verificó la entrega de pliegos para la subasta de obligaciones que garantizaran
el coste del proyecto, suscribiéndose unas doce mil obligaciones que cubrían
tres veces la emisión.
En junio de 1907, la dirección de los
trabajos del tendido de rieles por la sección que ocupaba el que fue tranvía
urbano, observaron que los coches no podían pasar por debajo del puente de
Vargas sin rebajar unos centímetros de la calle para que no tropiecen los
troles.
Como era de esperar, el arquitecto
municipal ordenó se suspendieran las obras y dejaran la calle en las mismas
condiciones en que se encontraba anteriormente comprendiendo como única
solución para que la tarea no quedara detenida, la sustitución del Puente de
Vargas por otro de hierro.
En noviembre de 1907, se estaba
tendiéndose las vías del tranvía eléctrico en Nueva Montaña que iba atravesar la ciudad y extendiéndose por el
extrarradio el ramal que conduciría al
Astillero.
Los coches que circulasen por la ciudad
eran distintos a los del servicio del de Astillero, construidos por la casa
Siemens Shukens, de Colonia. De los primeros llegaron diez, con cabida para 18
viajeros sentados y 14 de pie, y de los segundos enviaron ocho para 38 personas
sentadas y otras 14 de pie, igual que los anteriores encontrándose parte de
este material en las cocheras establecidas en dos locales separados, uno en
Campogiro que ya lo era para él "Urbano" y otro nuevo, entre Boo y
Maliaño.
Terminada la colocación de los postes en
enero de 1908 se procedió al tendido del cable. En marzo llegaron de Zaragoza,
los primeros coches pintados de blanco, decorados en el centro, con los escudos
de Santander. Entre los carruajes enviaron dos de gran tamaño destinados al
trayecto del Astillero, que aún se encontraban sin concluir las obras.
El día 5 de enero de 1909, se inauguró
el nuevo servicio de tranvías eléctricos al Astillero, que tanto interés era
esperado por el público en general.
El primer tranvía partió aproximadamente
a las diez de la mañana de la parada de Molnedo, deteniéndose unos minutos en
la Avenida de Alfonso XIII.
El trayecto de la nueva línea estaba
dividido en dos secciones:
Molnedo a las estaciones de los
ferrocarriles de la Costa; estaciones a mercancías; mercancías a Cajo; Cajo a
Peñacastillo; Peñacastillo a Las Presas; Las Presas a Muriedas; Muriedas a
Maliaño; Maliaño a Boo; Boo a Guarnizo y Guarnizo a Astillero.
Desde Molnedo a Peña Castillo, costaría
el recorrido 0,25 pesetas; a las Presas, 0,30 pesetas; a Muriedas, 0,35
pesetas; a Maliaño, 0,40 pesetas; a Boo o Guarnizo, 0,45 pesetas y al
Astillero, 0,50 pesetas.
El servicio lo prestarían cuatro
tranvías de los grandes.
Desde el día 6, comenzaron el servicio a
las siete de la mañana, durando hasta las nueve de la noche.
El día 4,con objeto de verificar una
última inspección, salió un tranvía, por la nueva línea, con el ingeniero de
Nueva Montaña, señor Mazarrasa, acompañado de otros empleados técnicos de la
misma Empresa.
Esta inspección fue totalmente
satisfactoria, comprobándose en ella el buen estado de la nueva e importante línea.
Durante todo el día de la puesta en
marcha de la nueva línea, los coches fueron con gran número de viajeros y
llevando muchas veces el anuncio de "completo".
Esto sucedió cuando comenzó el servicio
urbano, de los tranvías eléctricos, ocurrió con la inauguración de la línea al
Astillero, la curiosidad y el afán del público por viajar en los nuevos tranvías,
que no sólo se llenan en la mayor parte de los viajes, sino que, además, un numerosísimo
grupo de gentes de toda edades y clases sociales se estacionaron durante la
mayor parte del día en la Avenida de Alfonso XIII para la salida y la llegada
los grandes eléctricos del servicios del Astillero a Molnedo.
Esta nueva línea de comunicación venia a reportar considerables beneficios a
Santander, porque creaba un enlace y estable relación cómoda, segura, rápida y
barata, entre la ciudad y numerosos vecinos de pueblecillos cercanos.
La línea, hasta Astillero, era muy
pintoresca y atractiva para disfrutar del viaje.
Pronto la Empresa propietaria de los tranvías
acordaron expender abonos talonarios llamados de la serie R.A. valederos por
cuatro meses, así como establecer el servicio de Santander al Astillero cada
media hora, saliendo el último e Molnedo a las 20,30 h. y del Astillero a las
21 h.
Por la festividad de San José y Nuestra
Señora de la Asunción, la empresa establecía además del servicio ordinario otro
especial para las esas fiestas.
Por marzo de 1911, se pusieron a la
venta, además de los carnets de viajes por abonos, unos nuevos carnets de diez
viajes entre Molnedo, Maliaño y Astillero y viceversa, al precio de 2,45 y 3,05
pesetas respectivamente.
Los carnets eran expendidos por los
mismos cobradores de los tranvías y en la expendeduría central, Muelle, 9 bajo,
tienda de doña Ana Moreno.
Por 1913, quedo modificado el servicio
al Astillero, saliendo los tranvías desde la Avenida de Alfonso XIII en vez de Molnedo,
que era el punto de partida inicial.
De los primeros accidentes que tuvieron
los tranvías, se conoce el de 24 de octubre de 1913, donde el tranvía A núm. 2,
conducido por el conductor núm. 12, arrolló a la señora Maria Gandarillas (60
años), a quien fue atendida rápidamente en la farmacia de Astillero y conduciéndola
posteriormente a la Casa de Socorro de Santander, llevada por otro de los
tranvías.
El 4 de marzo de 1917, a las diez y
cuarto de la mañana, el tranvía eléctrico A-3, al llegar a la parada del
Astillero, se deslizó por la pendiente que allí existía y fué a chocar contra
el pórtico de la Iglesia, derribándose completamente, yendo a caer las grandes
piedras de sillería a larga distancia.
Como era aquella la hora en que se
estaba celebrando la misa parroquial, y se hallaba el templo lleno de fieles,
entre éstos se produjo un pánico horrible, dando lugar a desmayos en algunas
señoras.
El tranvía sufrió grandes desperfectos.
En el año 1921, la Sociedad Tranvía de
Miranda, adquirió en su totalidad la propiedad de los bienes que poseía la
Sociedad Anónima "Red Santanderina de Tranvías" y en la fecha 21 de
octubre, se formó la escritura pública de adquisición de dichos bienes,
unificándose el 1 de diciembre a la nueva explotación.
El 19 de agosto de 1925, un automóvil matrícula
M-8.572, choco con un tranvía de la línea de Astillero, cerca de la Reyerta, El
tranvía en esos momentos era conducido por José González.
En agosto de 1931, se dio cuenta de un
oficio del director gerente de la Compañía
de Tranvías de Miranda, contestando a la comunicación del Ayuntamiento de
Astillero, solicitando se derivase la línea de tranvía al llegar a Astillero,
en dirección a la plaza del Mercado o en su defecto que siguiera un empleado
nombrado por la Compañía, por delante de los coches a partir de la esquina de
entrada de la calle de San José hasta la parada final y que se quitara los dos
postes del tendido del cable existente frente a la casa de los señores Aguirre
y frente a la tahona.
En el mismo oficio, se indicaba la
resolución tomada por la Compañía de no poder acceder a tal pretensión y trasladando
el asunto a la Inspección Técnica de Ferrocarriles.
Esta decisión fue rectificada
posteriormente y decidieron trasladar la parada final a la entrada de la calle
San José, enfrente de la Tahona y del bar el Maqueto.
Por diciembre de 1947, se adquirieron
cuatro magníficos modelos de tranvía a la fábrica "José Astals" de
Barcelona, para las líneas de Alfonso XIII-Astillero y Valdecilla-Sardinero, destinándose
dos de los nuevos a cada línea.
En 1948 la empresa propietaria "Compañía
del Tranvía de Miranda" presentó un proyecto al Ayuntamiento para mejorar
el servicio, entre ellas:
Para la línea de Astillero, la Compañía
transformaría el servicio con autobuses y sus tranvías pasarían a las otras
concesiones.
El día 6 de junio de 1951, a las siete
de la tarde, tuvo lugar en el despacho del abogado don Pedro Rodriguez, la
cesión del servicio de Santander a Astillero del Tranvía de Miranda a los
Hermanos Muñoz.
Las gestiones se realizaron no con la
Empresa Muñoz sino con don Manuel Muñoz Diego, quien fue el que firmó el
correspondiente contrato de concesión de la línea a su favor con la Compañía de
Miranda.
Con el traspaso, la Compañía de Miranda
no percibió ningún dinero en efectivo. La cesión se había hecho a cambio de
hacerse cargo el señor Muñoz de las obligaciones que la Compañía de Miranda
tenía contraídas con la Sociedad Nueva Montaña.
El nuevo concesionario de la línea
Santander-Astillero, se hizo cargo del material y de treinta y seis obreros y
empleados.
El 11 de junio de 1951, comenzó a
funcionar el nuevo servicio, con cuatro tranvías en circulación constante, un tranvía
cada media hora y otro de reserva y en cuanto estaría terminada la restauración
de la carretera de la Reyerta, el servicio se completaría con modernos
autobuses.
El señor Muñoz, complemento el servicio
de tranvías al Astillero con otro de autobuses.
La empresa Muñoz comenzó a trabajar en
principio con tranvías y autobuses, para luego quedarse únicamente con los
trolebuses.
El 10 de octubre de 1951, la línea de tranvías
de Santander al Astillero, terminaría su recorrido en Peñacastillo, quedando la
Empresa autorizada para establecer un servicio combinado de autobuses entre
Peñacastillo y la Avenida de Alfonso XIII a través de la carretera de Burgos a
Santander, de forma que el usuario podía realizar el trasbordo sin molestias ni
demora y sin aumentos de tarifas.
El 12 de octubre de 1951, se paralizo el
servicio de tranvías de Santander a Astillero, siendo autorizado el servicio de
autobuses en sustitución, con las mismas tarifas que para los tranvías se
venían aplicando.
El 3 de agosto de 1952, la Empresa M.
Muñoz Diego, puso en conocimiento del público, el horario del nuevo servicio:
El 17
de junio de 1955, tuvo lugar la inauguración oficial del servicio de trolebuses
de la línea Santander-Astillero.
Los tranvías han sido parte de la
historia de Astillero, quien los haya conocido, siempre tendrá un grato
recuerdo de los mismos.