viernes, 21 de febrero de 2025

BUQUE BONIFAZ tragedia del 3 julio 1964.

 




La mar, medio de vida, de recreo, de embellecimiento y motivo de orgullo para un pueblo marítimo como es Astillero, fue noticia por la tragedia marítima del buque "Bonifaz", en la fecha del 3 de julio de 1964.

Astillero, de nobles y arriadas aficiones marineras, que se remontan a siglos de antigüedad, había pagado el viejo tributo con la vida de uno de sus vecinos.

Gonzalo Velasco Bedia "Zalo", para los amigos, dedicado al transporte local, por tradición familiar, se colocó posteriormente en una fábrica de la ciudad, durante dos años.

Más tarde, volvería a su pueblo, donde había nacido y vivió en su más típica calle de la Churruca.

Desembarco en el vapor "Ave" de bandera liberiana, en el cual hizo sus primeras singladuras llevando cuatro meses, en espera de nuevo desembarco en la Naviera santanderina, propietaria del petrolero "Bonifaz".

Con el tiempo justo, tuvo que trasladarse a La Coruña, para tomar su plaza en el mencionado buque, a bordo del  cual, y a las seis horas justas de hacerse a la mar, un espectacular y trágico accidente marítimo, padeció en las aguas gallegas cerca del Cabo Finisterre.

 

Fueron once cántabros, de ellos dos mujeres y uno de Astillero, que hoy descansan en el fondo del mar, a nueve millas al Este de Cabo Finisterre. Desaparecieron en el incendio y posterior hundimiento del petrolero BONIFAZ, el 3 de julio de 1964.

El Bonifaz, un magnifico barco construido en los astilleros de Cádiz  en 1959, era gemelo del también petrolero "Piélagos", había llegado al puerto de la Coruña, procedente de Esider, Libia, cargado con 19.340 toneladas de petróleo crudo, el cual descargó en la refinería de aquella ciudad gallega.

Una vez efectuada la descarga, salió del muelle y fondeó para permanecer durante un día desgasificando sus tanques y salió la tarde del 3 de julio, con los cincuenta hombres de su dotación completa rumbo a Cartagena donde se le pensaba actuar en el dique seco el lunes día 6, con objeto de limpiar fondos.

Se daba la circunstancia de que del total de esa tripulación, Daniel Fernández Fernández, Gonzalo Velasco Bedia y José Antonio Díaz Gómez habían ingresado por vez primera en el barco, en el cual, estuvieron a punto de perder su vida Daniel y José, mientras Gonzalo, fue uno de los que se dio como desaparecido.

Rumbo a Cartagena, el Bonifaz y a la diez y cuarto de la noche, navegando con niebla muy densa, la máquina moderada y emitiendo piladas de las señales reglamentarias y trabajando el radar, fue súbitamente sorprendido por una maniobra y abordaje del petrolero francés "Fabiola", de 50.000 toneladas de peso muerto. En ese momento el Bonifaz se hallaba a unas 50 millas del Oeste del Cabo Finisterre.

La colisión fue violentísima, siendo embestido el Bonifaz por el costado de babor, golpeado y rasgado desde sus tanques hasta los combustibles, situados inmediatamente delante del castillo de popa, los cuales al arder inmediatamente extendieron las llamas a toda la parte de popa del buque. Esta circunstancia, agravada por la espesima niebla, impidieron la lógica conexión entre el puente de mando y el castillo de popa, ya que era materialmente imposible pasar a través de la obra muerta en llamas de uno a otro.

Así, en esas circunstancias, el Bonifaz, se escoró inmediatamente y se hundió entre un mar de llamas en un espacio de tiempo de hora y media aproximadamente.

En medio de aquella situación dantesca, el valor y la sangre fría del capitán del Bonifaz, don José M. Amézaga Bilbao, supo imponer su autoridad y dotes de mando en todo momento, organizando la evacuación rápida del buque en las dos lanchas de salvamento útiles de la zona de estribor, es decir, la contraria a la que había sufrido la colisión. Cada una de estas lanzas era capaz para 50 hombres.

El capitán permaneció en su puente de mando durante el todo el tiempo, asistido por el radio-telegrafista, don Daniel Gómez Garcia, en constante dirección de maniobra para el abandono del buque dentro de las tremendas dificultades que proporcionaba el incendio y la rapidísima escora que ofrecía. Así permanecieron ambos hasta que el agua los llegó al pecho y no existía en el buque ninguna tripulante, lanzándose entonces al agua utilizando salvavidas y, tras nadar denodadamente por espacio de una hora y media fueron localizados y recogidos.

Se da la circunstancia de que, debido a la ordenada evacuación de la zona del puente de mandos por el capitán, ya que le era imposible, resolver nada a través de las llamas hasta la zona de popa y a que la colisión dañó primordialmente esta última, que es donde van situados los tanques de combustible incendiados, la mayoría de los que han perecido o desaparecidos son aquellos que se encontraban en ella.

La catástrofe pudo aún haber sido mayor si los tanques no hubiesen estado desgasificados como lo estaban, ya que de los contrario, el buque hubiese salido en pedazos al producirse la lógica explosión en los mismo.

Rápidamente se dirigieron al lugar de la catástrofe varios barcos que se hallaban por aquellas cercanías y acudieron ante las angustiosas llamadas de socorro del Bonifaz, entre ellos el destructor español "José Luis Díez", el remolcador "Vulcano" y el carguero alemán "Atlantik!.

Pero quienes recogieron la mayor parte de los náufragos fueron el holandés "Seta" y el alemán occidental "Sloman Málaga", en los cuales fueron atendidos maravillosamente por la cordialidad y dotación de ambos, trasladándose después a Vigo.

La búsqueda de los desaparecido habían continuado durante todo el día y noche, encontrándose en una gran extensión de mar despojos del Bonifaz. Por lo que respetaba al Fabiola que había sufrido abolladuras en la proa, estuvo a la espera durante todo el día por las cercanías, pero a lo que parece no hizo maniobra alguna para acercarse al buque siniestrado, probablemente por temor a las llamas o a la posible explosión.

Del total de los cincuenta hombres que componían la tripulación, 28 se habían salvado, 17  los desaparecidos, y cinco los muertos.

Han pasado más de cincuenta años de aquella fatídica fecha en que el periódico DM abría su primera página poniendo en un nudo en el corazón de Cantabria "cinco muertos y veinte desaparecidos en el naufragio del petrolero Bonifaz.

El naufragio del Bonifaz consternó a la sociedad española y mucho dolor y muchas lágrimas.

La noche de la tragedia el tercer oficial, José Manuel Azofra, estaba de guardia. Desde su hogar en Santoña recuerda la colisión con el petrolero francés "Fabiola", cuando en lastre y en noche cerrada de niebla sufrieron el accidente. -Cogió a nuestro barco de la peor forma, sin crudo. Habíamos descargado en la Coruña, pero el buque estaba lleno de gas. Al embestirnos el "Fabiola" que navegaban para el puerto de El Havre, saltaron chispas y fueron explotando los tanques con el fuego. Si hubiera ido cargado se hubiera incendiado pero no se hubieran producido las explosiones.

El resalta el comportamiento de algunos miembros de la tripulación que perdieron su vida al intentar salvar la de otros. Uno de esos héroes fue el castreño Jaime Diez Cantero. Era el jefe de máquinas. "bajo por los pasillos interiores de estribor golpeando las puertas de los camarotes y gritando que todos abandonasen el buque, luego siguió hasta la máquina y ordenó que abandonase ésta al personal de guardia, formado por el cuarto maquinista, José Rey, de 26 años; el alumno de máquinas, Manuel González, de 21 años; el engrasador Gregorio Pereda y el fogonero José Oria"

Podía haberse salvado, pero murió a bordo del buque holandés "Setas" cuando era trasladado a Vigo.

El 6 de julio, en la parroquia de Santiago el Mayor de Vigo y con asistencia del gobernador civil de la provincia, gobernador militar, alcalde de la ciudad y otras autoridades, así como el armador del "Bonifaz" y su capellán, don Jose M. Amézaga y compañeros supervivientes, se celebró un funeral por el alma de las cuatro víctimas que se encontraban en esa ciudad.

Terminado el funeral, las autoridades y público se trasladaron al cementerio parroquial de Pereiro, donde estaban depositados  los cadáveres de Jaime Cantero, Juan Fernández Cano, Luis Garcia Lusares y Juan Garcia Benzal.

A continuación partieron en dos furgonetas, para Cartagena, una de ellas, con los cuerpos de Jaime Díaz Cantero, Juan Fernández Cano y el de Juan Garcia Benza, y, para Santander salió otro furgón con el cadáver de Luis Garcia Lusare.

El momento de la partida fue de gran emoción, estando presentes numerosos familiares de los desaparecidos que se habían trasladado a Vigo.

La fúnebre comitiva llegó al Cementerio de Ciriego a las once de la mañana, en donde se dio cristiana sepultura al cadáver de José Garcia González y desde allí se llevarán a Isla, pueblo donde tenía su residencia, el del joven Luis Garcia Lusares.

En esas fechas, continuaban en la zona donde se produjo la tragedia, buscando a otros cadaveres.

 

El sábado 11 julio se celebro en solemne funeral en la iglesia de San Lucia, por el alma de las víctimas. Lo presidieron las autoridades provinciales. Una coral interpretó la misa de Réquiem de Perosi. El templo estuvo abarrotado por familiares, supervivientes y dirección personal de la naviera Castilla. Su presidente y su hijo mayor, Luis Pereda, acudieron rápidamente a Vigo tras enterrarse del siniestro.

 

 

 


 










 
















sábado, 15 de febrero de 2025

EMILIA S. DE PEREZ barco que hizo explosión el 29 junio 1931.

 




El 29 de junio de 1931, desde Londres, comunicaban la explosión de una caldereta del buque "Emilia S. de Pérez", con el resultado de dos muertos y cinco heridos, todos tripulantes montañeses.

A bordo del vapor español, de 3.997 toneladas de la matricula de Santander "Emilia S. de Pérez" surto en el puerto de Hartlepool, explotó la caldereta, causando la muerte de dos tripulantes y siete heridos graves.

La noticia de la explosión ocurrida en el vapor santanderino, se recibió en la Casa consignataria.

El despacho del capitán del buque dio cuenta de la explosión de la caldereta que produjo la muerte del segundo maquinista, don Ramón López y la del fogonero, don Emilio Vidal.

Resultaron heridos a consecuencia del accidente, don José Díez, mayordomo; don Emilio Torregrosa, cocinero; don Alfredo Sanz, camarero; don Elias Cillero, palero; y don Benito Crespo, fogonero. También resulto herido uno de los guardias ingleses de servicio en la zona marítima.

Todos los tripulantes eran de Santander, y habían embarcado por primera vez en el "Emilia S. de Pérez".

Desde Hartlerpool, volvieron a comunicar que las dos personas fallecidas, eran el segundo maquinista y un engrasador.

Por la tarde, había fallecido en el Hospital, el herido José Díez, de Astillero.

 

El 1 de julio de 1931, se había recibido la nota de la explosión del buque "Emilia S. de Pérez", en el puerto de Hartlepool.

El capitán del buque envió dos despachos telegráficos, en uno de los cuales decía que la explosión había causado averías de importancia en el barco, destruyendo la cocina, el guarda calor y los callejones y también la chimenea con daños importantes.

En el otro, daba cuenta del fallecimiento de unos de los heridos, el mayordomo Cayetano José Díez, soltero y natural de Astillero.




Otro nuevo telegrama recibido, anunciaba que el tripulante Angel Sanz, camarero, y el carabinero inglés se encontraban en estado muy grave y que el resto de los heridos seguían mejorando.

Estas noticias publicadas en prensa, acerca del accidente gravísimo ocurrido a bordo del vapor-buque "Emilia S. de Pérez" había causado en el pueblo de Astillero, gran impresión y mucha tristeza por confirmarse los fallecimientos de tres convecinos.

En el buque navegaban por primera vez don José Díez Toca, mayordomo del barco, fallecido a consecuencia de las graves lesiones sufridas, y el camarero Alfredo Sanz, ambos de Astillero.

 

El 2 de julio, se confirmaba que el camarero, Alfredo Sanz, que había resultado gravemente herido en el accidente ocurrido en el vapor "Emilia S. de Pérez", había fallecido tras grandes sufrimientos. Esta noticia se había recibido con honda emoción.

En poco días, el pueblo, se ha encontrado con la muerte trágica de tres de sus vecinos.

 

Este barco había sido botado en los astilleros Gourlay Bross, de Dundee, el 3 de abril de 1893, para la compañía R.A. Mudie and Sons con el nombre de MATIN.

Su armador original lo había dedicado al tráfico con la colonia de la India, donde desarrollo efectivamente su trabajo hasta su compra, por la Naviera de Angel Pérez, el 22 de febrero de 1913, por un valor de 15.990 libras, recepcionandolo en el puerto de Newcastle.

Su característica eran: Eslora entre perpendiculares: 110,64 metros; manga 13,65 metros; puntal 8,02 metros; 3.838 toneladas de registro bruto en origen, que tras las transformaciones a que se sometió en una reparación en los talleres de Cádiz, en 1920. en el que se le instala un puente de mando cerrado, se le suprime una bonita pasarela de conexión desde la superestructura central al castillo de proa y se le cambian los palos, pasando a ser de 3.997 toneladas; 5.379 toneladas de peso muerto; una máquina de triple expansión para un solo eje.

Su vida operacional estuvo salpicada de incidentes.

En el mes de junio de 1931, el EMILIA S. DE PEREZ, al mando del capitán don Carlos Ferrer, realiza un viaje al Mar del Norte con piritas de Huelva, con el retorno de carbones a puertos italianos. En este viaje, estando el día 29 de junio en West Hartlepool, explotó su caldereta. El buque sufrió importantes averías en toda la estructura central, superestructuras y chimenea.

El 14 de agosto se vendió in situ para su desguace y su final corrió a cargo de la famosa empresa Hugthes Belckow, en su tradicional factoría desguazadora de Battleship Warf.

Triste final para este bonito vapor de ajetreada vida salpicada de incidentes.

 

La prensa inglesa publicó la noticia de esta explosión;
























viernes, 7 de febrero de 2025

ASTILLERO futbol internacional en Astillero 6 junio 1976

 




Equipo francés Amicale Laique (Burdeos) que el domingo 6 de junio de 1976, 
jugó en Astillero.


En junio de 1976, se anunciaba el encuentro amistoso entre el Unión Club y el Amicale Laique, equipo de la localidad francesa de Burdeos.

Para tratar del partido, días anteriores, el Club astillerense recibió la visita del presidente de la sociedad francesa, M. Chatain Jean y su entrenador, M. Ferrer Mora.

Esta sociedad deportiva Amicale Laique, se fundó en 1971 y contaba con una plantilla de 150 jugadores, comprendidos entre los 12 y 18 años, repartidos entre el primer equipo, juveniles, infantiles y femenino.

El encuentro había despertado la natural expectación entre los aficionados locales, ya que tenían la oportunidad de conocer de cerca el futbol regional francés.

La directiva del Unión Club, en su deseo de dar al partido un carácter netamente popular, había fijado el precio de la entrada en 50 pesetas, por lo que esperaba se registrase una buena entrada en los campos.

Durante el descanso del partido se haría entrega de los trofeos a los jugadores astillerenses que más se han distinguido en sus diversas facetas durante la temporada y que habían sido donados por varias firmas comerciales.

 

El partido se celebró el 6 de junio, con el triunfo del equipo local, por cuatro a cero.

Durante el encuentro, imperó la camaraderia y unión, se cantaron los himnos nacionales de ambos países, hubo intercambio de banderines y también de obsequios.

Los franceses demostraron mucha corrección en el juego y en el campo, así como deportividad, acatando todas las órdenes arbitrales, del colegiado señor Fuentes, quien realizó un acertado arbitraje.

Los goles fueron marcados por Molleda, el primero y tercero y por Sisniega y Poldo los restantes.

Durante el descanso se entregaron varios trofeos a los juveniles y titulares del Unión Club, José Carlos y Molleda, como máximos goleadores; Pepín, como más regular; Raúl Preciados, como jugador revelación de la temporada; China, como el mejor juvenil; Poldo, como el mejor deportista; Sisniega y Cobo, como simpatizantes. Este último trofeo, fue donado por Calzados Diego.

Durante el partido hubo muchos cambios, sobre todo por el equipo local.

Unión Club: Díaz; Mulas, Santamaria, Rafa, Juli, Pepín, Molleda, Gento III, Diego, Huerta y Bani.

Luego salieron en sustitución, Poldo, Sisniega, Cordera, China, Diaz II y José Carlos, todos juveniles.

Amicale Laique: Dudezert; Bey, Horeau; Barouilet, Arnáiz, Leglise, Ferrer, Mora, De Murcia, Dounave, Rod.

Este partido amistoso internacional, recuerda aquel que se jugó en el año 1961, contra otro equipo francés el Marcigny.