Robert Mc Alpine (centro), fotografiado en 1885 durante la construcción de un viaducto en el Lanarkshire y Ayrshire de tren.
El día 20 de diciembre de 1921, una terrible explosión
de una caldera se produjo en Astillero.
Fue en esa tarde, Santander fue sorprendida por
una grandísima explosión al otro de lado de la bahía.
Asustada la gente, corrió a los muelles, pensando,
sin duda, que hubiera estallado la caldera de algún vapor surto en el puerto.
Como nada anormal se observaba, renació la
tranquilidad en los santanderinos y la gente volvió a su rutina diaria, bien
ajena de que al otro lado del mar, la terrible explosión de una caldera causaba
la muerte, en plena juventud, de un obrero.
Pocos minutos habían transcurrido cuando, por teléfono,
se recibía noticias en los centros oficiales de que el vecino pueblo de
Astillero había estallado una caldera de vapor, ignorándose el número de víctimas.
Según las primeras versiones que entre los grupos
de comentaristas se pudo recoger, fue, que a las tres de la tarde, una
violentísima explosión, llevó la inquietud y la alarma al vecindario, el que, víctima
de indescriptible temor, se echó a la calle, creyendo que había ocurrido una
verdadera catástrofe en alguna de las importantes industrias allí establecidas.
Retemplaron las casas, cayeron, hechos añicos,
cientos de cristales, y el pueblo, entero pareció trepidar bajo los efectos de
la imponente explosión.
Se decía que había estallado una caldera,
dudándose si eran una o dos las víctimas, ya que cuanto la rodeaba había bolado
en pedazos.
En esos momentos la prensa deseando tener más
información, se dirigieron junto con algunos vecinos a las oficinas de la
Compañía propietaria.
Encargada de las obras estaba la Sociedad inglesa
Sir Robert Mc Alpine and Ssons, que se dedicaba a la construcción de
ferrocarriles, antediques, rompeolas, etc. y como director de los trabajos
figuraba Mr. James Bell Pettigren, quien a sus órdenes tenían varios
británicos, además de unos cien obreros.
Estas se encontraba en un sólo piso, al que se subía
por una escalera exterior, instalada en las proximidades del embarcadero.
Cuatro o cinco ingleses se encontraban presentes.
Eran los directores de la obra. A cada uno de ellos se dirigieron suplicándoles
detalle de lo sucedido. Ello serviría para llevar la tranquilidad al pueblo, además
de la justa y obligada pretensión todo fue inútil.
Los ingleses se encerraron en impenetrable mutismo
y un intérprete fue el comisionado por ellos para que desistieran del propósito informativo, ya que ellos no estaban
dispuestos a facilitar dato alguno.
Lo que los ingleses negaron fueron facilitados momentos
después por numerosos vecinos del Astillero, entre éstos alguno que por su
cargo conocía minuciosamente lo sucedido.
Se estaba construyendo un puente embarcadero de
mineral para la Compañía propietaria "Sociedad Inglesa Sir Robert, Mc
Alpine Sons".
De director de las obras figuraba James Bell Pettigren,
ocupando los principales cargos de la Empresa ingenieros y capataces ingleses.
En dichas obras se utilizaba una caldera de vapor,
que se medicaba a la alimentación de otras dos para las maniobras de los pozos
y la colocación de pilastras para la cimentación de los postes o pies derechos
del embarcadero.
Era una caldera vieja, desgastada por el uso que había
prestado anteriormente servicio en las Minas de Camargo, de donde se trajo,
habiéndola emplazado hacia aproximadamente cuatro meses.
A su cuidado se hallaba un obrero, Antonio López
Senra, de 20 años, de edad, soltero y vecino del pueblo de Guarnizo. Era fogonero
de oficio y le estaba encomendado el cuidado de las tres calderas y dos bombas,
que también aquélla alimentaba.
Se ignoraba las verdaderas causas que le dieron
motivo a la explosión. Se supone, y con bastante fundamento que mientras
Antonio fué para alimentar de carbón a la caldera a buscar dicho combustible,
aquélla adquirió presión excesiva, y que a su regreso, cuando, para evitarlo,
fué a mover la llave, sobrevino la explosión y el cuerpo del desgraciado obrero
voló por los aires, confundido entre los mil pedazos de madera y hierro que la
caldera se llevó.
Fueron momentos terribles para Astillero, la gente
alarmada, se echó a la calle, se cerraron algunos comercios y hasta que no se
tuvo conocimiento exacto de lo ocurrido no renació la tranquilidad.
La cúpula de la caldera, después de elevarse a
enorme altura, fué a caer sobre la cubierta de un barco en reparación, situado
a unos 150 metros de la caldera. Dicho barco, el "Josefa" sufrió tan
fuerte golpe, que la cubierta, totalmente destrozada, se hundió.
Otro trozo de gran tamaño, fué a caer cerca de
Pontejos, al otro lado de la ría, y otro cerca de la estación, al lado de un
grupo de personas.
El despacho del jefe de la estación de Santander a
Bilbao, sufrió también los efectos de la terrible explosión.
Los cristales todos se vinieron al suelo, como si
un proyectil de cañón hubiera entrado en la dependencia.
El basamento donde se hallaba la caldera quedó,
después de la explosión, completamente destrozado y retorcidas las dos vigas de
hierro que sostenían la caldera.
Rápidamente comenzó su actuación el Juzgado,
formado por el juez municipal don Alvaro Lanuza; el actuario, don Tomás Garcia
y el médico, don Alfredo Ezquerra.
Sus primeras diligencias una vez conocido el
nombre del desgraciado obrero, fueron para hallar el cadáver de éste.
Cerca de la base de la caldera, fué encontrada una
pierna, completamente desnuda. A varios pasos, una de las botas que el
infortunado calzaba y cerca de la estación uno de los calcetines, en cuatro
pedazos.
Del resto del cadáver nada se pudo encontrar.
El juez, una vez que hubieron declarado el
director y tres testigos, dispuso que se realizaran inmediatamente sondeos y
reconocimientos para hallar el cadáver del trabajador, siendo trasladado al
cementerio el trozo de pierna que se había encontrado.
Activamente continuaron trabajando el Juzgado, por
si de este hecho pudiera derivarse alguna responsabilidad.
El capataz, Basilio Canales, otro accidentado,
continuaba enfermo.
Se confirma que la explosión fue ocasionada por el
mal estado de la caldera, que además de ser vieja y muy gastada, se había
estado trabajando constantemente durante mes y medio sin que se hubiesen hecho
en ella los debidos trabajos de limpieza y reparación, ineludibles para su buen
funcionamiento. Se destinaba esta caldera a alimentar de agua salada, mezclada
las más de las veces con basa a otras dos calderas de las grúas y bombas del
pozo.
Se supone que el salitre adherido a las paredes
interiores de la caldera y particularmente en su fondo, llegó a formar una capa
de dos o más centímetros de espesos, lo cual impedía el contacto del agua con
la chapa, poniendo el fuego al rojo el fondo de la misma.
En tal estado, era de presumir que en una de las
frecuentes veces que hay un descanso de agua por el gasto mayor de vapor que
exigen los trabajos hubiera necesidad de llegar de agua fría la caldera para
suplir el consumo, y al tener el agua contacto con la chapa, al rojo por
desprendimiento de la parte costrosa citada, de dicho contacto, produjese la
explosión.
En la mañana del día 30 de diciembre, pareció el
cadáver del obrero completamente desfigurado.
Este pudo ser identificado fácilmente por la falta
de la pierna que quedó junto a la caldera en el momento de ocurrir la
explosión, prendida a uno de los hierros de la grúa.
El cadáver fue encontrado a no muy larga distancia
del lugar del suceso.
El Juzgado se personó en dicho lugar y ordenó el
levantamiento del cadáver para su conducción al cementerio.
La empresa inglesa, Sociedad Inglesa Sir Robert Mc
Alpine Sons, es hoy una empresa líder en la construcción y la ingeniería civil
del Reino Unido.
Por curiosidad me he dirigido a ellos, para
recabar información si tuviesen de cuando estuvieron en Astillero en el año
1921 y todavía no he tenido respuesta e igual que hicieron en ese año con los
periodistas.
El dia 22 de diciembre la empresa envia un comunicado a los padres de Antonio Lopez Senra dándoles el pesame en el mismo les participan que al dia siguiente habra un funeral por su alma rogandoles su asistencia o de algun familiar.
ResponderEliminarSoy Alejandro Belategi Lopez sobrino del accidentado Antonio Lopez Senra
Agradecería que si tienen mas información sobre el suceso me la enviaran,
ResponderEliminarMi e-mail es albelopase@gmail.com.
Un saludo y gracias por la publicación