La primitiva iglesia de San José,
que contaba con una modesta planta rectangular, dependió en sus origines de la
parroquia de Guarnizo bajo la advocación de Nuestra Señora de Muslera. Sin
embargo, a medida que fue aumentando en población e importancia el municipio de
Astillero, creció el deseo popular de convertirse en parroquia independiente,
lo que se manifiesto en 1849 al solicitarlo oficialmente al obispo de aquella
época, sin conseguirse resultado satisfactorio.
Sin embargo, años más tarde en
1888, se solicitó que la iglesia de San José estuviese atendida por un
coadjutor, proponiendo el alcalde de entonces que se consignaran en los
presupuestos municipales la cantidad de 200 pesetas para la dotación del
coadjutor, no prosperando tal proposición al votar en contra los concejales de
la oposición.
Ello no fue obstáculo para que
dos años más tarde se iniciasen las obras de reparación y transformación de la
vieja iglesia, aunque muy lentamente por falta de medios económicos y sin que
se viera claro el final de las obras al no llegar la subvención que se había
solicitado al Estado.
Seria gracias al donativo de
27.000 pesetas efectuado por el benefactor don Joaquin López-Dóriga, como se daría
fin a las obras de modernización y ampliación que convirtieron la antigua
planta en una octogonal, no sin que antes por parte del Obispado, se obligase
al Ayuntamiento a firmar un documento por el cual los terrenos municipales
donde iba enclavado el templo, así como el edificio, quedaría bajo la jurisdicción
del Obispado, no pudiendo intervenir en sus asuntos la autoridad municipal.
No se cejó en el empeño de
convertirse en parroquia independiente, petición que se elevó de nuevo en 1904,
con motivo de la visita del obispo a la iglesia de San José, de Astillero, cosa
que se consiguió al año siguiente.
La autoridad eclesiástica tomó
buena nota del interés que había en la localidad por contar con parroquia
propia, por lo que indicó se elevase petición al Ministerio de Gracia y
Justicia solicitando declaración oficial para erigir en templo parroquial la
iglesia de San José, así como la consiguiente consignación presupuestaria para
atender la dotación del párroco y la cantidad destinataria para el culto que suponía
un total de 1.325 pesetas anuales.
Hubo también algún otro trámite
consistente en aportar al expediente un certificado acreditativo de que la
iglesia se encontraba en buen estado y que resultaba apta para el culto. El
encargado de ello fue don Ramón Lavín Casalis, arquitecto de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando y vocal de la Comisión Provincial de
Monumentos.
Cubiertos todos los requisitos se
logró que al año siguiente el Ministerio de Gracia y Justicia a través del
subsecretario enviase una comunicación al alcalde de Astillero, en donde se
recogía la segregación del Astillero de la parroquia de Guarnizo, erigiéndose
en nueva parroquia bajo la advocación de San José.
En febrero de 1905, el ministro
de Gracia y Justicia dicto una real orden segregando de Guarnizo la parroquia
del Astillero.
El Alcalde, don Casimiro Tijero,
que estuvo en Madrid, gestionando varios asuntos de interés para el Astillero,
trabajo sin descanso hasta conseguir ser portador de real orden, que dice así:
"El señor Ministro de Gracia
y Justicia dice con esta fecha al reverendo Obispo de Santander lo que sigue:
Vista la comunicación de V.I.
fecha 13 de febrero corriente, vista la instancia del Alcalde y Concejales del
Ayuntamiento del Astillero y visto el expediente canónico instruido ante el
Tribunal eclesiástico de esa diócesis para la segregación de la parroquia de
Guarnizo y creación de otra independiente en el Astillero y resultando: que se
hallan debidamente justificadas las causas alegadas por los solicitantes,
causas que han sido consideradas canónicas y bastantes por el Fiscal
eclesiástico; que el Provisor eclesiástico en el auto definitivo declara justos
y conforme a Derecho las referidas segregación y creación: Su Majestad el Rey
(q.D.g) ha tenido a bien disponer que se aprueba la segregación del Astillero
de la parroquia de Guarnizo, quedando la actual parroquia con la advocación de
Santa Maria de Muslera de Guarnizo, la categoría de entrada y la dotación de
950 pesetas para el Párroco y 375 pesetas para el culto. Asimismo Su Majestad
el Rey ha tenido a bien disponer que se erija una parroquia en el Astillero
bajo la advocación de San José, con la categoría de Urbana de primer ascenso,
cuyo Párroco disfrutara la asignación personal de 1.925 pesetas, el Coadjutor
la de 725 y el culto y fábrica a la dotación de 500 pesetas, entendiéndose que
dichas concesiones no tendrán efecto hasta tanto que no sean aprobados los
presupuestos para el próximo ejercicio, en los cuales deberá figurar las
cantidades que por esta real orden de se fijan como dotaciones para el personal
y material de las dos parroquias del Astillero y Guarnizo".
Lo que de real orden, comunicada
por el expresado señor Ministro, lo traslado a V.S., para su conocimiento y
efectos consiguientes.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Madrid, 13 de febrero de 1905. El
subsecretario, A. Hernández y López.
Señor Alcalde constituciones del
Astillero.
El 19 de marzo de 1905, fue un día
memorable para todos los vecinos del Astillero.
Merced a los deseos de todo el
vecindario y a las gestiones de su Alcalde, atendidos y patrocinadas por el
Obispo de la diócesis, se consiguió que el Astillero tuviese parroquia propia.
Hacía más de treinta años que se
inició la idea de crear una parroquia. Que el iniciador el entonces Alcalde,
señor Venancio Tijero y después de tanto tiempo ha continuado, don Casimiro
Tijero.
Conseguida la aprobación del
prelado y la real orden, se organizaron festejos para celebrar la inauguración
de la nueva parroquia.
A las diez de la mañana, salieron
de Santander, un tren especial en el que iba el señor Obispo de la diócesis,
acompañado de los señores, don Jacinto Iglesias, Arcediano de la Santa Iglesia
Catedral y Canónigo, señor Fernández Campón.
En el mismo tren iban don Antonio
Fernández Baladrón y don Casiano Arrarte, del consejo del Cuerpo de Bomberos
Voluntarios de Santander, los jefes del mismo cuerpo, señores Sierra, Quintana
y Pellón, los brigadas, una sección de bomberos y la banda de cornetas; la
Banda Municipal de Santander y numerosos invitados al acto.
Al llegar a Astillero fueron recibidos
todos por el Alcalde, concejales, Juez municipal y otras personas.
El pueblo presentaba animadísimo
aspecto, era un inmenso gentío lo que llenaba "La Planchada".
A la llegada se dispararon
multitud de cohetes y bombas. En todos los balcones lucían colgaduras y
gallardetes.
Los dos Cuerpos, precedidos de la
banda se dirigieron al parque de los Bomberos Voluntarios de Astillero,
mientras las autoridades e invitados y el pueblo se dirigieron a la Iglesia.
A la entrada del templo se había
colocado, un artístico arco de follaje, con la siguiente inscripción: "El
Astillero y la parroquia del Astillero, saludan a las excelentisimas
autoridades de la provincia y demás ilustres huéspedes".
Su excelencia ilustrísimo fué
recibido en la puerta de la iglesia por los Canónigos de la Santa Iglesia
Catedral, señores Camporredondo y Puente, ex párroco este último de
Guarnizo-Astillero.
El venerable Prelado entró en el
templo bajo palio, cuyas varas llevaban el fiscal municipal y varios
concejales.
Pronto la Iglesia se vio
completamente llena de fieles.
Se celebró solemne misa a la que
asistió el señor Prelado, de medio
pontifical.
Oficio el señor Germán de la
Puente y de diácono y subdiácono, don Tomás Rosé, cura del Astillero y don
Godofredo Oceja, párroco de Santiago de Heras.
La capilla de la Santa Iglesia
Catedral, cantó admirablemente la solemne misa.
Ocupó la cátedra sagrada el
señor, don Pedro Santiago Camporredondo, canónigo de la Santa Iglesia Cátedra,
que con justísima fama de orador, pronuncio un brillante sermón.
Terminado el acto religioso, las
autoridades se trasladaron a la casa del Ayuntamiento y desde sus balcones el
señor Tijero, saludó al pueblo de Santander y a los bomberos de la capital.
Luego se celebró los ejercicios
de los bomberos de Astillero, quienes asaltaron con gran precisión y seguridad
las casas propiedad de las señoritas de Incera, frente a la casa Ayuntamiento.
Los invitados fueron obsequiados
por el Ayuntamiento espléndidamente.
Como no se disponía de un local
amplio, donde haber instalado una mesa para todos, se dividió en tres grupos a
los invitados.
El Alcalde, señor Tijero, reunió
en su casa al señor Obispo, demás personalidades de la Catedral, señores
Arrarte y Baladrón, autoridades locales, varios concejales y consejeros del
cuerpo de bomberos.
En el Cordou Bleu, otras treinta
y tantos invitados y en la escuela los bomberos y la Banda municipal.
Se celebró la tradicional romería
que en el Astillero se venía celebrando el día de San José, acudiendo a la
Planchada multitud de personas.
Los trenes especiales y
ordinarios que salieron de Santander y Ontaneda, llegaron llenos de público que
acudieron a los festejos.
En la estación de Santander, se
despacho cerca de 3.000 billetes.
En el paso de La Planchada, la
Banda municipal, bajo la acertada dirección del señor Carrillo, interpretaron
escogidas composiciones.
Con motivo de la inauguración de
la parroquia se estrenó una campana que volteaban alegremente en la pequeña
torre de la iglesia.
También se repartieron muchas
limosnas a los pobres.
La nueva parroquia seria servida
por el sacerdote, don Dionisio Tarrero, párroco de Guarnizo y quien se hizo
cargo de la Iglesia, fue su primer sacerdote, Eustaquio Garmendia.
El prelado don Vicente Santiago Sánchez de Castro, regreso a la ciudad en
el tren de las cuatro de la tarde.
En el Astillero fue objeto de una
entusiasta despedida.
Con esta inauguración, los
vecinos de Astillero vieron satisfechas sus aspiraciones demostrando sus
católicos sentimientos.
El alcalde señor Casimiro Tijero
vio recompensados sus afanes y desvelos al contemplar el entusiasmo popular y
recibir numerosas felicitaciones.
Después del acto religioso se
dirigieron el señor Obispo, autoridades e invitados a una de las calles del
pueblo donde iban a maniobrar los bomberos voluntarios del Astillero.
Los bomberos del Astillero y Santander,
dirigidos por el jefe señor Sierra, hicieron simulacros de asalto y salvamento
con notable precisión y acierto.
Al terminar se trasladaron al
domicilio del alcalde, señor Tijero, donde sirvió un espléndido banquete.
En otros locales, se reunieron
también un fraternal banquete, los demás invitados, autoridades y bomberos.
En resumen, la fiesta celebrada
ese día en Astillero, fue admirable y se recordara como fecha histórica.
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