viernes, 31 de enero de 2020

TALLERES DEL ASTILLERO sus apisonadoras


















En los años 1925, e independientemente del nuevo dique como importante fuente de trabajo, no constituyó ni mucho menos la principal actividad de la Empresa, pues complementariamente recibían fuertes encargos de vagonetas mineras y trómeles para lavaderos de mineral, vagones cisternas, etc. y fue adjudicándose muchos concursos para el suministro de material de obras públicas, siendo las apisonadoras lo más solicitado

El día 29 de septiembre de 1926, se celebró un acto muy simpático, que destacaba a la industria montañesa y especialmente a la del Astillero.

Fueron las pruebas de taller de una apisonadora construida en los talleres del señor Tijero, una máquina que era una verdadera maravilla de construcción y un alarde técnica y que hablaba muy alto de la excepcional competencia del personal de los talleres del Astillero.

Se trataba de una apisonadora de vapor de 15 toneladas de peso en vacío y 17 toneladas en orden de marcha, con motor Compand, monoviela y distribución cilíndrica.

La caldera era de hogar interior, con una superficie de calefacción superior a todas las ya conocidas. El recabutador de vapor estaba alojado en la chimenea y era de forma especial, objeto de patente. La horquilla delantera, en sentido de la marcha, con bastidor horizontal articulado. Las ruedas, de fundición acerada, también especialidad de los talleres.

Tenía además otras características que la hacían mejor a todas las conocidas, como la capacidad de los tanques para agua y carbón y, la dirección por tornillos sin fin y sector dentado directo al eje vertical de la máquina.

Habían construido cinco apisonadoras con destino a las Jefaturas de León, Salamanca, Oviedo y Valladolid y otras previstas en construcción.

Presenciaron las pruebas realizadas con gran éxito, los señores López Argüello, don Antonio Huidobro, Jado, Artaza, Prieto, Lavín, Piñeiro y Pardo y otras muchas que se desplazaron hasta los talleres.

Después los que asistieron fueron obsequiados espléndidamente en las oficinas, salieron todas contentísimos de la visita. Hicieron los honores con toda la amabilidad, los señores Tijero y Aresta y los hijos del señor Tijero, Casimiro, don Justo y don Constantino.

Muchos fueron los elogios que recibieron don Casimiro Tijero, por los logros obtenidos sus talleres al ser uno de los más importantes centros industriales del Norte.


Durante unos cuantos años estos Talleres del Astillero, se dedicaron entre otras maquinarias, la construcción de apisonadoras con muchos éxitos para clientes nacionales e internacionales.












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