viernes, 29 de julio de 2022

ASTILLERO celebraciones de la Santa Misión

 







El comienzo de la Santa Misión, empezaba con la bienvenida a los misioneros, que eran recibidos como una "entrada solemne" en cada localidad, donde se les esperaba con una multitud encabezada bien por el alcalde u otras autoridades, para continuar en procesión hasta el templo parroquial.

Entre la multitud que aguardaba la entrada de los misioneros, no faltaba nunca la presencia de los niños y niñas de edad escolar, acompañados por sus maestros y maestras.

A estos iban dirigidos los actos que se desarrollarían durante los primeros días de la campaña misional, era lo que los misioneros denominaban la "misión infantil".

Esto es lo que ocurría en las fechas de la Santa Misión en Astillero.

 

 

Ya por el año 1908, se celebraron en Astillero, una Santa Misión dirigida por los reverendos Padres Esteban Lasquibar y Luis María Ortiz, de la Compañía de Jesús.

En esas fechas, se encontraba de párroco en la iglesia de Astillero, el señor Tejedor.

En uno de los días, se reunieron nada menos que un alrededor de 500 niños-niñas, en procesión y los cuales fueron a continuación obsequiados con una chocolatada.

 

 

El viernes 7 de marzo de 1952, a las seis y media de la tarde, dieron comienzo la Santa Misión de la que se venía anunciando.

A esa hora todo el pueblo astillerense se dirigieron procesionalmente a la calle San José para recibir a los Padres Misioneros.

Encabezaban la procesión todos los niños y niñas de las escuelas nacionales y colegios, portando banderitas de saludo y bienvenida.

Los abanderados de las organizaciones y de las cuatro ramas de la Acción Católica portaban asimismo los estandartes y banderas de esas asociaciones.

Terminando la procesión llegaron al templo, que no daba espacio para todos los que allí se concentraron.

Con ello se dio abierta la Santa Misión ocupando la sagrada cátedra el Padre Demetrio.

Fue todo un extraordinario acontecimientos ver concentrado más de doscientos niños y niñas de los centros escolares que habían acudido a los actos organizado por la parroquia.

Por mi edad no estuve, pero si mi hermano.

(la foto corresponde a esta celebración)

 

El martes 19 de mayo de 1959, unos cuatrocientos niños(a) se desplazaron en autobuses al Seminario de Monte Corbán, acompañados del párroco con Francisco y de algunos maestros.

Allí celebraron como venían haciendo años anteriores, las tradicionales competiciones infantiles.

Consiguieron varios premios, como el primero en carrera pedestre; el primero en canto; el primero en salto; el primero de tracción de cuerda; el segundo de futbol y el segundo de folclore regional.

 

 

Entre las fechas finales de febrero y primeros días de marzo de 1960, se celebró la Santa Misión en parroquia de San José.

Estuvieron dirigidos por los padres, Generoso de Barcenilla, Fermín de Mieza y José de Calasanz, pertenecientes a la Orden de los Capuchinos.

A ellos acudieron todos los niños(a), del Colegio San José, acompañados por las hermanas de San Vicente de Paul.

 

 

 

 






viernes, 22 de julio de 2022

DEUTSCH Y COMPAÑIA incendio el 11 abril de 1914

 



Fábrica de petróleo en Astillero



Bomberos voluntarios de Astillero 1912-1914 con Rosendo Tocornal


A las dos y media de la tarde del día 11 de abril de 1914, se sintió en el Astillero una gran explosión que produjo una gran alarma.

Muchas gentes acudieron en seguida a las fábricas de petróleo y se comprobó que, efectivamente, en la antigua fábrica de los señores Deutsch y Compañía, se había producido una explosión en un depósito prendiéndose el petróleo que contenía, adquiriendo el fuego, por momentos gran incremento.

La noticia de la explosión y del incendio hizo mover a muchísimas gentes de las comarcas del alrededor e incluso de la capital.

Había explotado el depósito de las basculas que, contiguas a la casita donde está instalada la Delegación de Aduanas, tienen a la entrada de la fábrica para pesar el petróleo bruto que se descarga de los barcos.

Precisamente el día anterior habían terminado de descargar 700 toneladas de petróleo, que para la fábrica trajo el vapor "Le Coq" y en los depósitos, tanques y fosos de las basculas quedarían unas seis o siete toneladas, que fueron las que se quemaron.

Cuando ocurrió la explosión se hallaban tres obreros ocupados en la limpieza de las básculas, y se supone que ellos o alguna otro obrero que pasara por allí para entrar en la fábrica, arrojase una cerilla o cigarro encendido, prendiendo el petróleo, que hizo explotar el depósito.

Fueron dos las explosiones; la primera al prenderse el petróleo, y la otra, formidablemente, que arrancó la cubierta de hierro del depósito, que fue lanzada a gran distancia cayendo en el centro de la marisma.

Al incendiarse el petróleo, uno de los obrero que se encontraba cerca, Higinio Serna, sufrió ligeras quemaduras en la cara.

Gracias a la serenidad de los obreros y el director de la fábrica, que inmediatamente se cuidaron de cerrar el paso del petróleo por las tuberías que comunican las básculas con los tres grandes depósitos, no explotaron éstos, evitándose una gran catástrofe.

Como el petróleo que tenían los depósitos y tanques de las básculas ardía en pompa, levantando grandes llamaradas, los bomberos voluntarios del Astillero, a las ordenes de su jefe, señor Tocornal y los empleados de la fábrica con mangueras, estuvieron refrescando un gran depósito lleno de gasolina, que había próximo, para evitar que se calentara e hiciera explosión también.

Echando abajo los tanques con cuerdas y garfios, se dejaron al descubierto el petróleo ardiendo, y luego con paletadas de arena, única forma de combatir esta clase de incendios, pudo ser sofocado, no sin que diera algunos sustos, pues los gases producían pequeñas explosiones, cuando menos se esperaban.

Después de tres horas de trabajo, quedó completamente terminado el incendio, cuyas consecuencias no fueron, por fortuna, de gran consideración.

 

 

Don Rosendo Tocornal Sansper, murió en el año 1929, en tierras de Leon, donde se trasladó para descansar y en busca de salud, pero allí quedaron sus restos para siempre.

Fue uno de los creadores del Cuerpo de Bomberos de el Astillero, cuando no existía ninguno en muchas capitales de provincia.

Convocó por entonces a una reunión de personas influyentes y de posición, al comercio y al pueblo en general y al poco tiempo, ya tenía a sus servicios, unas secciones de salvamento y sanitarios, como personal debidamente uniformados y equipados.

Y de material una devanadera de mano, un carro de útiles tirado por un caballo, ocho o diez escalas de mano, hachas grandes, faroles, caretas contra el humo y unos 200 metros de manga, más de un saco o manga salvavidas para poder arrojarse a la calle desde la altura de un cuarto piso.

Por 1919, residencia en San Sebastián y a través de un amigo envió su casco "todo una reliquia" para el Cuerpo

Le sustituyó don Angel Díaz y como capataz, don Carlos Rodriguez.











 

 


sábado, 16 de julio de 2022

ASTILLERENSES del 24 de septiembre de 1868

 







Noticia publicada en prensa y que más bien tiene su interés:

Entre los montañeses que en el día 24 de septiembre de 1868, memorable para la historia de nuestra provincia, tomaron parte en la lucha contra las tropas del general Calonge, se encuentra don Angel Díaz, del Astillero.

Acompañado de su amigo y compañero, Arsenio Dirube y profesando ambos las mismas ideas liberales, venían frecuentando en nuestra ciudad el trato de los comprometidos a iniciar el movimiento revolucionario, prometiéndose correr la suerte de los mismos.

En la tarde del 19 de septiembre de 1868 vinieron a Santander y tomaron parte en el complot o levantamiento que se verificó en el Café de los Dos Amigos, para apoderarse de la casa Ayuntamiento, suceso que fue causa de la colisión habida con la fuerza pública en la Plaza Vieja.

El día 24 y en la lancha del patrón Hilario Serna, salieron Díaz y Dirube del Astillero, más como reinaba viento Sur, el patrón ancló frente a Helechas, lo que contrarió grandemente a aquellos, que le obligaron a levantar el ancla y largar la vela para llegar cuanto antes a la ciudad.

Así se hizo y al tomar tierra nuestros héroes se presentaron a un teniente pidiéndole armas para engrosar al grupo de paisanos que se preparaban a ayudar a los soldados del coronel Villegas a rechazar las tropas de Calonge.

Como se les negó lo que pedían, fueron a la Plaza de la Leña a comer en casa de la viuda de Anselmo, allí estaban cuanto, teniendo noticia de que se había roto el fuego en Cuatro Caminos, salieron a la calle inmediatamente, marchando Dirube a casa de su cuñado, don Fermín San Miguel, y don Angel Díaz a la barricada, donde estuvo ayudando a sus defensores hasta que se ordenó la retirada.

Cuando cesó el fuego y se embarcaron para Santoña los soldados y paisanos, Díaz y otros tres de los revolucionarios, se quedaron en la calle San Lucia ocultos en casa de un sastre llamado Rufino, que lo recogió como amigos para evitar que los prendieran.

El día 25, y en una barquía fletada por el panadero, señor Ortiz, para trasladar su familia al Astillero, volvió a este pueblo don Angel Díaz, quien sigue siendo uno de los más consecuentes liberales de aquel pueblo.

 

La Revolución de 1868, llamada la Gloriosa o Revolución de Septiembre, también conocida por la Septembrina, fue una sublevación militar con elementos civiles que tuvo lugar en España en septiembre de 1868 y supuso el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del periodo denominado Sexenio Democrático. Como bien se señalo, "la Revolución de Septiembre fue una brusca sacudida en la historia del siglo XIX español, cuyos efectos se dejaron sentir ampliamente en toda la geografía del país", ya que a partir de ella tuvo lugar en el país el primer intento de su historia de establecer un régimen político democrático, primero en forma de monarquía parlamentaria, durante el reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873) y después en forma de república, la Primera República (1873-1874). Sin embargo, ambas fórmulas acabaron fracasando.

 

 

 

 

 











sábado, 9 de julio de 2022

ASTILLERO servicio de Correos.

 






Alfonso XIII Cadete Matasellos Cartería Astillero. Santander.



Desde muy antiguo existió el servicio de Correos y en 1850 ya apareció el primer sello de correos. En el siglo XX la Administración de Santander dependían de 11 administraciones subalternas, ubicadas en todas las cabeceras de partidos judiciales y dos más situadas en Piélagos y Valderredible. En toda la provincia estaba servida por 95 carteros rurales.

En el año 1861 se estableció la primera línea ambulante móvil, por ferrocarril, de correo entre Valladolid y Santander y el 12 de marzo de 1889, se creó el Cuerpo de Correos.

Por entonces ya existía una Cartería de Correos establecida en El Astillero.

  

En 1892, existía la Estafeta de Boo, siendo su administrador, don Manuel Gallo, que dependía dicha estafeta de la cartería de Astillero.

 

En 1896, la Cartería en el Astillero, tenía la obligación de encargarse de entregar y recoger la correspondencia en la estación, por la cantidad de 150 pesetas.

Por una Real Orden,  se propuso disponer de una estafeta ambulante servida por tres empleados del Cuerpo de Correos en el servicio de explotación pública de la línea férrea de Santander a Bilbao y suprimiendo a la vez las conducciones del correo en carruaje de Santander a Bilbao.

 

Por 1908, era administrador de Correos de Astillero, don Pedro Caballero, de 45 años.

 

En el año 1916, se dispuso por la Dirección de Comunicaciones el establecimiento en el pueblo de Astillero de una estafeta o administración de Correos que sería servida por un oficial del Cuerpo y por los subalternos necesarios, y ya con el tiempo transcurrido, aquella disposición estaba incumplida, sin conocerse los motivos.

Las cosas no podían continuar así, con detrimento del importante servicio de Correos y el Ayuntamiento, por ese motivo, aprovecharon la visita del inspector de Correos de la provincia á esa Cartería, con motivo de la ausencia repentina del funcionario que la desempeñaba, habían procurado orientarse en la tramitación que había de seguirse para lograr que se cumpliese lo dispuesto en el año 1916, y para conseguir tan necesaria mejora contaba la Corporación municipal con el favorable informe del referido inspector, quien, sobre el terreno, había sacado la convicción de la absoluta necesidad de establecer en Astillero la estafeta con todos sus servicios anejos.

Aparte de que hacía muchos años que en el Ayuntamiento existió Administración de Correos, servida por un funcionario del ramo, de la clase de oficiales, y que fue suprimida por razones de favoritismo, el natural crecimiento de población, el consiguiente aumento de la industria y el comercio, la instalación de fábricas y talleres, el ser Astillero la bifurcación de las líneas férreas de Bilbao, Liérganes y Ontaneda, el haber en la localidad dos Bancos, las oficinas de la Compañía Orconera, de las fábricas de petróleo Desmarais y Deutsch, de las centrales eléctricas La Pasiega y Viesgo y Talleres del Astillero, fábrica de carburo y principalmente, las necesidades de la vida moderna, que requerían una mayor y más útil atención en los servicios de comunicaciones aconsejaban el pronto establecimiento en el Astillero de una estafeta de Correos, y a cuyo frente esté un oficial del Cuerpo que, aparte de su pericia profesional, dé la sensación de una mayor solvencia en los cometidos que le estaban encomendados a la Corporación de comunicaciones.

 

En 1921, la Estafeta de Correos se encontraba en la estación del ferrocarril de Santander a Bilbao.

 

En septiembre de 1925, la creación en Astillero de una estafeta de Correos era un hecho merced a las activas gestiones del alcalde, señor Nieto, secundado por el señor inspector de Correos de la provincia, con gran interés y cariño.

En diciembre de 1925, por orden de la Dirección general de Comunicaciones se convocaba a concurso para dotar a la estafeta de Correos de Astillero de un local adecuado, con habitación para el jefe de la misma, por tiempo de cinco años, que podrían prorrogarse por la tácita de uno en uno y sin que el precio máximo de alquiler excedería de mil doscientas pesetas anuales.

Las dificultades que en principio se presentaron habían sido vencidas y la justa petición del Ayuntamiento había sido atendida, como no podía menos de serlo, dados la importancia comercial e industrial del pueblo.

 

En marzo de 1926, se había dictado la Real Orden del establecimiento de un servicio de automóvil entre Guarnizo y Astillero, de modo que a menos que el correo de Madrid traiga más de cincuenta minutos de retraso, todas las localidades mencionadas y demás que se sirven por su mediación, recibirían su correspondencia por el primer tren de Bilbao.

Por abril de 1926, se creó un nuevo servicio de transporte de correspondencia entre las estaciones de Astillero y Guarnizo.

Este servicio estaba subvencionado por el Estado, con 4.500 pesetas anuales.

Subasta para contratar el transporte de la correspondencia pública en automóvil con una expedición diaria, entre la estación férrea de Guarnizo y la de Astillero, con obligación de servir a Astillero, de ese servicio de correos.

 

Por febrero de 1931, la Estafeta de Correos-Administración de Correos, se encontraba ubicada en la calle Donesteve.

 

En 1932, se celebraría la subasta para contratar el transporte de la correspondencia pública en automóvil entre la oficina de la Estafeta de Astillero y las estaciones férreas de Boo y Astillero, con la obligación de realizar dos expediciones diarias de ida y vuelta, la primera para enlazar la expedición ambulante correo descendente Madrid-Santander con el correo descendente Santander-Bilbao, y la segunda para enlazar la expedición correo ascendente Bilbao-Santander con el correo ascendente Santander-Madrid u todas las expediciones de referencia con la Estafeta de Astillero, bajo el tipo de tres mil quinientas pesetas anuales y con arreglo a las condiciones del pliego que se hallaba de manifiesto en la Administración Principal y en la Estafeta de Astillero.

 

En la fechas de marzo de 1937, por orden de la Presidencia del Consejo de Ministros, se acordaba que todos los funcionarios pertenecientes al Estado debían  cesar aquellos que lo considerasen oportuno:

Don Lorenzo González, cartero urbano de Astillero, fue cesado.

 

En las fechas de enero de 1940, se convocaba a concurso para dotar a la Estafeta de Astillero de local adecuado, con habitación para el jefe de la misma, por tiempo de cinco años, que podría prorrogarse de uno en uno, sin que el precio máximo de alquiler exceda de mil doscientas pesetas anuales.

Las proposiciones se presentaron durante los veinte días siguientes al de la publicación del anuncio en el "Boletín Oficial" de la provincia, a las horas de la oficina, en la referida oficina de Astillero.

 

En B.O.E., con fecha 2 de julio de 1947, se publicaba los aspirantes aprobados para cubrir las plazas de Carteros en las localidades que se citaban, entre ellas, la de Astillero

 

En abril de 1959, en el B.O. de la Provincia, se anunciaba la subasta para contratar el transporte de la correspondencia pública entre la oficina del Ramo de Astillero y la estación del ferrocarril de dicho punto, para el enlace de la segunda expedición ascendente Bilbao-Santander, en motocicleta con remolque o motocarro, transportando todos los objetos confiados al Correo y los que en lo sucesivo se acuerde sean admitidos para su circulación por el mismo, obligándose también a conducir a los empleados del Ramo que vayan encargados del servicio de cada expedición, se anunciaba el mismo bajo el tipo de cuatro mil trescientas ochenta pesetas anuales, como máximo, y con arreglo a las condiciones del pliego que se hallaba de manifiesto en la Secretaria de la Administración Principal de Correos de Astillero.

Dicho concurso tendría lugar en la Administración Principal de Correos de Santander, el día 23 de mayo de 1959, ante el señor jefe de la misa, y en el Palacio de Comunicaciones de dicho punto, a las once horas, admitiéndose proposiciones en pliegos cerrados, con arreglo a las condiciones reglamentarias, y al modelo que se adjunta, en papel de la clase sexta (seis pesetas), hasta el día 18 de mayo de 1959 próximo a las diecisiete horas, y los días anteriores dentro de las horas de oficina, en la Administración Principal de Correos de Santander, y Administración subalterna de Astillero.

Santander, 18 de abril de 1959. El administrador principal, Eugenio Vaquero Labadie.

Don..............., natural de...........vecino de..............., se obliga a desempeñar la conducción diaria del correo desde...............a............ y viceversa, por el precio de........pesetas, anuales, con arreglo a las condiciones contenidas en el pliego, correspondiente y a las especificas que a continuación se detallan:

a) Potencia mínima del vehículo:........HP.

B) Capacidad: largo.........ancho...........alto.

c) Carga máxima......kilogramos.

d) El espacio del vehículo destinado al transporte del personal postal reunirá las siguientes condiciones........

e) La seguridad del departamento destinado al transporte de la correspondencia se conseguirá mediante..........

 

Y para responder de esta proposición acompaña a ella, por separado, la carta de pago que acredita haber depositado la fianza solicitada.

 

En las fechas de 1976, se instalaron varios buzones de Correos para el servicio vecindario, uno fue en el barrio de Frajanas y en la estación de F.E.V.E

 

El 23 de mayo de 1985, se inauguró la nueva oficina de Correos Telégrafos y Caja Postal de Astillero.

El nuevo local situado en la calle Bernardo Lavín, venía a sustituir a la oficina de la calle San José, que llevaba funcionado más de cincuenta años y que se encontraba ya obsoleta.

Ese local con 153 metros cuadrados era el adecuado para cumplir sus funciones.

El jefe de la oficina de Astillero, era Balbina Santiago Agudo.

El personal estaba formado por dos funcionarios, cuatro carteros urbanos y dos más que venían de Pontejos y San Salvador, a recoger el correo de dichas localidades.


En las fechas de 1986, el Astillero era el único municipio en Cantabria, que tenia empleados como carteros a mujeres. De la plantilla formada por 6 carteros, cuatro de ellos eran chicas jóvenes.

Estas recorrían las calles del municipio portando la correspondencia y repartiendo las cartas.

Una de ella era Flor Vega, hija de Mateo Vega, una institución como cartero del pueblo.

Por esas fechas llegaban alcanzar una media de 300 cartas diarias.

Las otras era Nieves, que se encontraba cumpliendo la sustitución de una baja y Victoria Fernández, fija por oposición.




 

Por marzo de 1991,  la Oficina de Correos en Guarnizo se hallaba situada en los bajos del Aula de Correos, en condiciones mínimas para poder manejar adecuadamente el servicio.

El servicio de Correos en las fechas de diciembre del 2005, se trasladaron a sus nuevas dependencias situadas en la calle Industria.

Estas nuevas instalaciones están situadas en un amplio local en el numero 11 y destinadas únicamente para atender al público ya que los locales del centro urbano, donde estaban anteriormente se dedican al servicio de cartería y a seleccionar y distribuir el reparto de cartas y paquetes postales.

Algunos de los carteros y administradores que estuvieron destinados en la Administración de Correos en Astillero:

 

  • 1930 - Benedicto Valmaña Crespo. (dejó el servicio por irregularidades)
  • 1933 - Antonio Peñacoba, administrador, en 1938, fue retirado del servicio
  • 1937 - Lorenzo González (cesado)
  • 1945 - Manuel Solana Quintanal
  •           - Dimas Moreno Rubio
  •           - Doroteo Garate Iza
  •           - José Gómez Vaque
  • 1947 - Antonio Dominguez Crespo
  •           - Jesús Garcia Doyle
  • Después:
  •           - Antonio Dominguez Crespo
  •           - Mateo Vega
  •           - Abilio (Administrador)
  •  

 

Los locales que ocuparon en Astillero, la Administración de Correos, fue en principio en la estación del ferrocarril, luego se trasladaron a la calle San José, nº 37, del edificio propiedad de Tijero.

 

Después en Bernardo Lavín.

Cerrado esta dependencia, se pasaron a un local pequeño provisional, en la calle Doña Ana, hasta que encontrase un local más amplio y con mejor servicio para los usuarios.

 

Este local ya fue en la calle Industria, donde actualmente vienen haciendo el servicio de cartería.

 

 

 

 

 










viernes, 1 de julio de 2022

ASTILLERO la palmera de la finca de Guereta

 







En junio de 1975, se dijo adiós a la palmera de la finca de Guereta y con ella una parte histórica de Astillero.

Por el año 1975, había un señora doña Leonor Cuesta, esposa de don Felipe Castillo, el de La Navarra, manifestaba que ella siendo niña, había visto plantar la famosa palmera de la finca de Guereta.

Por lo tanto, según los años de dicha señora, los cálculos eran que dicha palmera tuviese mas de cien años.

Era famosa y quien no al pasear por la calle de Venancio Tijero, se detenía ante la portada de la finca para admirar su señorial acceso y, a la vez, dirigirse la vista hasta las nubes, siguiendo el tronco de la altísima palmera que terminaba en un gracioso penacho.

A esta palmera y al paseo de plátanos que junto a ella hermoseaba la finca y que también ha seguido igual suerte, cantaba a plenos pulmón en sus ejercicios mañaneros Miguel Fleta, el heredero del trombo que, dejó vacante el roncalés Julián Gayarre a su fallecimiento el 2 de enero de 1890. Corrían por entonces los años treinta, cuando el número de los tenores coincidían, por los veranos con el patriarca de las Indias, en la finca de los Guereta.

Tras la desapareció de la palmera, ya poco quedaba del patrimonio artístico forestal en el pueblo. Fue primero, la famosa cagiga del Salón Cortabitarte; después los castaños de La Planchada y ahora la palmera.

 

Tenía fuerte raigambre
la palmera de Astillero,
había echado raíces muy profundas en su suelo.
 
Ya todos la veneraban
como reliquia del pueblo,
algo así como una abuela
esplendente de recuerdos
 
De recuerdo sano y puro,
que anida en el corazón
y que ahora volatea
produciéndonos dolores
 
Un dolores dulce y callado
multitudinario y fuerte,
que ha hecho mella en la memoria
caudalosa de la gente
 
Todo se va transformando
moral y físicamente,
personas y cosas se van
poco a poco, lentamente.
 
Todo lo malo y lo bueno
va cayendo sin secar,
el martillo de los siglos
no deja de machacar
 
Acacias de Revigonte,
la fuente murmuradora
y esa encina solitaria
que expande fulgor de auroras.
 
Todo aquello que resuma
belleza y solemnidad
se va sumiendo en el tiempo,
se funde en la eternidad.
Esta es la ley de la vida,
nadie escapa a su verdad.
 
Y todo nos pertenece,
es parte de nuestro ser
y el corazón se rebela,
no acaba de comprender.
Sangre de la tierra herida
que nos hace padecer
 
Ahora le tocó su vez
a esa bonita palmera
centenaria, pero altiva
en olor de primaveras.
 
Y ha caído con honor
arrancada por la fuerza.
(Estremecimiento mutuo
de la palmera y la tierra)
y el silencio hecho pedazos
ornado con hierba fresca.
 
Ha sido sobreviviente
en el jardín de Guereta,
en la mansión señorial
donde ensaya Miguel Fleta.
 
El progreso la ha matado,
no podemos evitarlo...
Dediquémosle un ¡adiós!
con recuerdo emocionado

 

 
Magnifica poesía de don Gregorio Arteaga

 

 

  

Ya sólo quedaba el árbol histórico, la encina de la finca de Jimenez, esa encina de más de cien años.

Cuando se replanteó la carretera de Santander a Bilbao, se la hizo tomar una suave y amplia curva, según unos para respetar la naturaleza y evitar los gastos que suponía su derribo y la consiguiente desaparición del tronco.

Si  Obras Públicas entonces hubiese dispuesto del artefacto utilizado para hacer desaparecer en un santiamén la palmera gigante, la amplia y larga calle de la Industria que hasta el establecimiento de las fábricas de petróleo se llamaba del Coterón, sería totalmente derecha.

La desaparición de la antigua encina fue en los año 80.