El
día 2 de octubre de 1981, a las cinco de la madrugada, un artefacto explosivo
de gran potencia, colocado en el casco del destructor antisubmarino
"Marqués de la Ensenada" estalló, ocasionando una importante vía de
agua que origino la inundación de la cámara de las calderas de combustible.
La
carga, posiblemente colocada directamente en el casco del buque, había
ocasionado un boquete de forma cuadrada de unos tres metros de diámetro en la
parte central de babor.
El
destructor estaba atracado en el muelle, frente a la Comandancia de Marina.
Ese
día a las 13:05, una llamada anónima recibida en el programa radiofónico
"Onda Pesquera" de Radio San Sebastián, había reivindicado el
atentado por la organización ETA, habiendo amenazado con otra próxima explosión
en alta mar.
Afortunadamente,
no se registró víctimas, pero según informó el comandante del destructor, José
Luis Martinez Ripoll, "si la explosión se hubiera producido unos metros
más hacia proa, podría haber habido muchos muertos".
Efectivamente,
muy próximos a la parte afectada se encontraban los dormitorios de los
marineros, que a esa hora de la madrugada se encontraban lógicamente dormidos.
Cinco
minutos antes de la explosión una llamada recibida en el Parque de Bomberos
daba cuenta de la colocación de "un petardo" que estallaría a las
cinco en punto.
La
rápida intervención de los bomberos municipales y de los hombres que se
encontraban a bordo del destructor, limitaron los daños causados e impidieron que
la inundación se propagara, lo que hubiera sido muy peligroso para la seguridad
del barco.
El
boquete practicado en la obra viva del casco fue taponado por buceadores de la
Armada y dotación del destructor con un improvisado sistema de entarimado de
grandes proporciones compuesto por tablones de madera por un lado, y por otro,
por las propias colchonetas de los marineros que, aprisionadas al casco, hacían
las veces de ventosas. La operación que duró aproximadamente una hora, impidió
que siguiera entrando agua en la cámara de la caldera, que a pesar de todo
quedó totalmente inundada.
En
esos momentos, hubo un comunicado oficial, de los hechos ocurridos, del cuartel
general de la Armada, que decía textualmente:
"
La Oficina de Información, Difusión y Relaciones Públicas del Estado Mayor de
la Armada, comunica que el artefacto que ha producido daños en el destructor
"Marques de la Ensenada" puede haber sido colocado en unas vigas del
muelle, por debajo del piso ".
"El
explosivo al parecer fue de gran potencia. La rápida intervención de la
dotación del buque, así como la eficaz colaboración de los bomberos y Guardia
Civil, consiguieron limitar la extensión de los daños, impidiendo inundaciones
peligrosas para la seguridad del buque ".
"
Se ha efectuado el taponamiento provisional del orificio ocasionado por la
explosión, que se encuentra por debajo de la línea de flotación, y se está
actualmente a la espera de que, a media tarde, se traslade el buque a los
astilleros de Astillero para su reparación definitiva ".
A
las seis de la tarde, el destructor "Marqués de la Ensenada" fue
traslado por dos remolcadores a Astillero de Santander para proceder a su
reparación de manera provisional, ya que una vez subsanada las principales
dificultades, el barco se trasladará a su base de El Ferrol donde sería
sometido a una revisión ya completa y exhaustiva.
Los
trabajos para taponar el boquete practicado por el artefacto explosivo, así
como los de descarga y achique del agua se prolongaron a lo largo de todo el
día y hasta el momento de ser remolcado y fueron realizados por miembros del
cuerpo de bomberos, las dotaciones del propio destructor y las del
"Gravina" y "Méndez Núñez" que precisamente tenían prevista
su entrada en el puerto en la mañana de ese día.
En
el mediodía el buque tanque "Teide" abarloó el "Marqués de la
Ensenada", con el fin de trasvasar el combustible contenido en la otra
caldera que resultó sin desperfectos.
Todas
las cargas iniciadoras, así como los explosivos con los que va armado el
destructor fueron colocados en camiones del Regimiento Valencia de Santander.
Por
personal de Campsa fue esparcido gran cantidad de detergente en la zona cerca
al destructor en donde se había formado una gran mancha de petróleo producida
por la rotura de la caldera. Para evitar que la mancha se esparza y contamine
la había se utilizaron alrededor de 80 bidones conteniendo el detergente, cada
uno de una cantidad aproximada de 200 litros.
Por
la tarde llegaron a Santander el capitán general de la zona marítima de El
Ferrol, Miguel Romero Moreno y el almirante comandante general de la flota,
Manuel Quijano Manso. Ambos estuvieron presentes en las tareas de achique de
agua y descarga del barco y permanecieron en el puerto hasta que fue trasladado
a Astillero.
Buceadores
de la Marina, una vez remolcado el destructor, procedieron a recorrer toda la
zona del puerto para asegurarse de que no se habría colocado ninguna otra cargo
explosiva en sus inmediaciones.
El
artefacto que hizo explosión, y que abrió una vía de agua en el agua en el
casco del destructor de la Armada española "Marqués de la Ensenada"
estaba compuesto, al parecer por unos cuatro o cinco kilos de
"goma-2".
Personas
expertas en materiales explosivos se inclinaron a opinar que la carga debió de
ser colocada adosada al casco del destructor o más próxima a éste que al
muelle, porque pese a que el agua es un elemento colaborador extraordinario en
la propagación de la onda expansiva, de haber estado colocada junto a la
defensa de madera de las machinas, éste tendría que presentar daños superiores
a los que recibió.
Calcular
cómo el autor o autores del atentado llevaron a cabo éste y concretamente cómo
pudieron salvar las medidas de vigilancia para colocar la carga es sumamente difícil,
pero algunas fuentes de inclinaban por dos teorías: Puede haber sido colocada
la carga de "goma-2" o la mina magnética pegada al casco por hombres
ranas que pudieron aproximarse al barco con la colaboración de un bote de los
utilizados por los pescadores en la bahía. La otra posibilidad es llegar hasta la
altura del destructor a través de los pilotos ubicados bajo la machina.
Se
descartó en las primeras investigaciones llevadas a cabo, que la bomba durante
la estancia del "Marques de la Ensenada" la tarde anterior en la
dársena del Cuadro, del Barrio Pesquero, en el muelle de Campsa, para tomar
combustible puesto que horas después ya atracado nuevamente a la altura de la
Estación de Sanidad, a pocos metros de la Comandancia de Marina, fue
inspeccionado detenidamente su casco por "hombres-rana" de la Armada,
concretamente a las seis de la tarde, sin detectar alguna anomalía.
El
objetivo de los autores de este atentado, era de alcanzar algún lugar vital del
barco como pudiera ser su sala de máquinas, inutilizando ésta, aunque el
impacto quedó no muy lejos de la cámara que alberga la "santabárbara"
del barco, que de haber sido alcanzada, hubiera producido en número
incalculable de víctimas; no solo entre los 318 hombres de la tripulación, sino
de los barcos próximos e incluso de la población santanderina.
El
ruido de la explosión no fué muy grande, puesto que si bien en lugares cercanos
lo pudieron oír, no así desde otros puntos de la ciudad, que se enteraron de lo
ocurrido más tarde.
El
"Marqués de la Ensenada" era un destructor antisubmarino, versión
modernizada -junto con el Roger de Lauria- del tipo "Oquendo"
transformación que fue llevada a cabo diez años después de su botadura, que fue
el día 15 de julio de 1959 en los astilleros de la empresa nacional Bazán, en
Cartagena, donde fue construido y entregado al año siguiente a la Armada.
El
"Marqués de la Ensenada" tenía una tripulación de 318 hombres y sus
características principales eran: 117 metros de eslora, 13 m. de maga, 5,5 metros
de calado y su desplazamiento era de 3.785 toneladas.
Estaba
equipado con tres calderas y dos turbinas con una potencia de 60.000 CV.
pudiendo desarrollar una velocidad de 13 nudos y tenía una autonomía de 3.150
millas.
Su
armamento estaba compuesto por seis cañones de 127 mm. cuatro tubos
lanzatorpedos sencillos y triples y tenía en su cubierta un helicóptero
contando asimismo con tres radares de exploración aérea, de superficie y dos
equipos de detección acústica y, un completo equipo de comunicaciones.
La
labor de este destructor, que era el tercero que llevaba el nombre del que fue
VIII Ministro de Marina de 1701-1781, era de cubrir misiones de impermeabilización
de las fronteras marítimas, estando prevista su estancia de cinco meses en el
puerto de Santander.
El
destructor de la Marina "Marqués de la Ensenada" (A-43), una vez
conocidos los daños producidos por la carga explosiva sobre su casco fue
tratado por los técnicos de la Armada y de "Astilleros de Santander"
de Astillero, con objeto de taponar, en el menor breve tiempo posible, el
boquete y trasladar el buque hasta estos astilleros, para proceder en ellos su
reparación.
Como
media inmediata se colocó al barco un pallete, es decir, una especie de
"venda" a base de una estructura de madera rígida con el interior de
colchones de foamex, todo ello aprisionado con cables por debajo de la quilla y
sobre cubierta, remolcando así a la nave hasta el Astillero.
El
Marqués quedo varado en seco en el dique grande de esos astilleros, en donde
como primera medida, le fueron conectados todos los servicios de agua, gas,
electricidad, teléfonos, telégrafos, etc. a la vez que se procedía a la
limpieza de agua en las sentinas inundadas, que habían sido afectadas por la
explosión.
Esta
operación de la limpieza de las sentinas, así como desgasificar la zona
afectada, llevó varios días y de acuerdo con los técnicos de la Armada, se
procedió a colocar unas nuevas chapas al casco del buque, labor que también
ocuparía varios días.
La
reparación se hizo perfectamente en Santander, dada la alta tecnología y el
conocimiento de estos trabajos en unos astilleros como son los de
"ASTANDER" en donde precisamente su especialidad reside en la
reparación de buques.
Para
comprobar mejor los daños y el sistema de trabajo en la reparación del buque,
estuvieron el día 3 de octubre, en los Astilleros de Santander, el capitán
general de la zona Marítima del Ferrol, don Miguel Romero Moreno, así como el
almirante comandante general de la flota, don Manuel Quijano Manso.
Aproximarse
al dique seco de El Astillero, para ver al buque, era tarea imposible e incluso
aquellos que deseaba tomar fotografías, puesto que habían sido totalmente
prohibidas. Se hacía sospechoso para la extraordinaria vigilancia armada todo
aquel que se colocase detrás de un teleobjetivo, siendo labor imposible tratar
de recoger gráficamente cual era la situación real del destructor y no digamos
nada tratar de conocer el alcance de la vía de agua ya visible al estar en el
dique seco.
Tras
ser reparado el buque zarpó a El Ferrol.
El
día 2 de octubre de 1981, fue una fecha para recordar para los santanderinos,
por el triste suceso ocurrido en nuestra ciudad y también para los
astillerenses, que pudieron contemplar durante días atracado en el dique al
buque, a pesar de las medidas de seguridad que existía.
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