En un documento fechada en la
"Nueva Población de Astillero de Guarnizo", el 9 de diciembre de
1790, se decía:
"....que hace más de medio
siglo que el territorio donde se situó dicho astillero, no tenia casas ni
habitación alguna, hasta que, con motivo de haberse elegido para la
construcción de navíos, se fabricaron tres casas por cuenta de V.R.P. (Vuestra
Real Persona -era un documento dirigido nada menos que al Rey-) que sirvieron
de hospedaje del comisario de Marina y otros dependientes de ella, pero, desde
luego, se fue poblando".
Cuando el célebre don Antonio
Gaztañeta, por mandato del omnipotente ministro Patiño, se desplazó a Guarnizo
para poner nuevamente en marcha su viejo astillero y habilitarlo para construir
en él fragatas y navíos, como así ocurrió, máximo exponente del poderío naval
de aquella época, el Monte Marítimo de Guarnizo era un frondoso bosque de
álamos, robles y cajigas, solamente hollado su suelo por algún que otro cazador
y pescadores de ocasión.
En esas condiciones, Gaztañeta
situó las gradas en la zona tradicional, exactamente en el lugar ocupado hoy
por la central de transformación de energía eléctrica de la Electra de Viesgo,
S.A., y en lo que hoy es la localidad de Astillero, edificó para la Maestranza
y personal que lo inauguró las tres casas de que nos habla el documento citado
al principio.
Estas tres casas eran:
Primera, la que estaba situada en
la parte oeste del Grupo Escolar de la Planchada, separados ambos edificios por
la calle de Tomás Bretón. Fue demolida, por encontrarse en ruina, por el año
1950 y sobre su solar y finca anexa se han edificado recientemente grupo de
viviendas.
Fue la segunda, la que después se
denominó "Casa de los Comandantes", sin duda porque se alojaban en
ella. Estaba situada en la calle San José y fue derruida a finales del siglo
pasado, para construir sobre su solar otro edificio al gusto de la época. La casa
original tenia entrada por la calle San José y por la calle de Churruca; hoy la
tienen solamente por la calle de San José y lleva el número 17.
La tercera y última casa estaba
situada en la actual calle del Generalísimo, esquina a la citada calle y a la
Travesía de Orense. Fue su último inquilino la familia del doctor Ezquerra y ha
sido derruida muy recientemente por su propietario, don Ignacio Vega
Gorostegui, quien ha cedido graciosamente la mayor parte de su solar al
Municipio para calle de dominio público y sobre su huerta acaba de construir el
mencionado señor un grupo de viviendas para el personal de su empresa.
A la vez que estas viviendas,
construyó Gaztañeta un gran edificio que se denominó "La Casa del
Rey" y últimamente "El Colegio", pero Gaztañeta construyó
solamente el pabellón orientado este-oeste, ya que anexo y perpendicular a él
se construyó otro más tarde, en el año 1746, siendo director del Astillero, don
Roque Martinez Herrera, marqués de Conquista Real. Ha sido demolido este año
1972 para construir sobre su solar un gran edificio de viviendas.
Otro gran almacén, de cerca de
cien metros de longitud, construyó en la calle San José. Fue derruido por el
año 1880 para construir sobre una parte de su solar el actual edificio del
Ayuntamiento.
Finalmente, construyó en la parte
este del Colegio la capilla de San José, pequeñita, adecuada a la escasa
población que iba a cobijar. Esta capilla se amplió en el año 1747 por el que
entonces dirigía el Astillero. Se derribó y se construyó otra en el mismo
lugar, de planta octogonal, en el año 1890, la que a su vez fue demolida para
construir otra mucho mayor que se inauguró en el año 1949, que es la que se
conoce.
Es de advertir que estos
edificios, que constituyeron con el tiempo el arranque de las principales
calles de la localidad, no los conocimos, tal como los construyó Gaztañeta,
pues por la acción del tiempo habrían desaparecido ya hace muchos años.
Las tres casas, pues, originales
de Gaztañeta, sus almacenes y capilla, han desaparecido totalmente
Es realmente triste que de aquel
incipiente astillero de hace exactamente 250 años, noble cuna del Astillero
actual, no exista una inscripción, una modesta lápida que lo recuerde;
solamente la Minerva que a la entrada de uno de los edificios figuraba como
adorno secular y que el mencionado señor Vega Gorostegui dono a la Diputación
Provincial de Santander para que figurase, una vez restaurada, en el Museo
Provincial.
(habrá que investigar que fue de
esta placa)
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