viernes, 6 de diciembre de 2019

LA FUENTUCA en Astillero







(foto de mi propiedad)





(foto de Federico Ibaseta)



(foto de mi propiedad)





El agua medicinal de la famosa "Fuentuca" fue objeto de un esmerado estudio en el año 1769, y una vez aprobado su proyecto, la traída fue cosa de cantar. En el año 1795, la obra fue retocada con pujos artísticos y con la inscripción A.B.D.P.

Según se pudo confirmar por la inscripción de su frontispicio, en el que figuran además las iniciales "A.B.D.P." que la imaginación popular traducía por "Agua beber, después pasear".

Esta inscripción en piedra noble, es probablemente la más antigua que parece en este término municipal de Astillero.

A principios del siglo XIX, este manantial gozaba de gran prestigio, y su propiedades curativas eran de sobra conocidas.

En un diccionario de aquel tiempo, obra de Madoz, se hacía constar que las aguas contenía: muriato de magnesia sulfato de magnesia y carbonatos de hierro, cal y magnesia.

El análisis químico de este manantial figura en todos los libros y folletos que sobre ellos se han escrito en esta provincia, por gozar en aquella época de gran reputación por sus especificas propiedades curativas, aunque, a media que transcurrían los años, evolucionaba también el virtuosismo de sus aguas negativamente.


También en 1875, don José Antonio del Rio público, en su obra "La provincia de Santander", varias páginas dedicadas a "La Fuentuca".





" En el Astillero de Guarnizo existe una fuente muy conocida que lleva aquel nombre "La Planchada". Todos los veranos se ve allí un número considerable de mujeres, cuyos trajes nos dice que no son del país. ¿Dé dónde vienen?. De Castilla; es decir, de las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid. ¿Y qué buscan a tantas leguas de su tierra cuando en todas partes se encuentran aguas ferruginosas?. Seguramente vienen buscando en unos vasos de agua clara, trasparenta, inodora, de sabor un tanto estíptico, que se halla en terreno de caliza cretácea, algo que les han dicho los médicos u otras personas que conocen la bondad del agua, que se encuentra con facilitad, porque si así no fuese, no se vería crecer tanto la concurrencia".

Según los análisis cualitativos verificados por don Félix Gregorio Rioz, resulta que contenía e esta agua:

Acido carbónico.
Cloruro magnésico
Sulfato cásico.
Sulfato magnésico
Carbonato de hierro.

En una de esas enfermedades de los niños en que llega a perder la paciencia el médico y mengua cada día la esperanza de los padres; en una de esas enfermedades en que parece que no queda otro remedio que conformarse con la voluntad de Dios, dejando obrar a la naturaleza; en las que el vulgo de las mujeres atribuye siempre a las lombrices la causa universal de ellas y el médico no se atreve a calificar, porque quizás no puede, tenia sumidos en la mayor tristeza un niño como de unos dos años de edad á sus padres, que habían agotado ya todos los medios para devolverle una salud que cada día parecía más imposible recobrar.

Cansado el médico de propinarle mil remedios, acordó por fin que se hiciese venir todos los días una cantidad de agua de LA PLANCHADA para que se le hiciese beber. A los dos o tres días de beberla, notó la madre que había en los pañales unas cosas como hilachas que sospechó podría ser leche cortada por efecto del padecimiento. Cuanta más agua de LA PLANCHADA bebía el niño más hilachas aparecían, hasta que un día el padre, que era observador y algo estudioso, hizo recoger con gran cuidado aquellas cosas, y valiéndose de un cuenta-hilos de los que se usan en las aduanas para contar los de las telas, observó aquellas que parecían hilachas y con gran sorpresa vio que las hilachas, ó sea lo que su mujer creía leche mal digerida, eran unos seres que Vivian y se movían, creyendo ver en ellos -las acáridas- -vermiculares o hilitos blancos y con aguijón acerado- que describe Raspail. En vista de esto echó dos granitos de alcanfor del tamaño cada uno de uno de trigo y observó que se amontonaban sobre ellos millares de aquellos animalitos que perecían inmediatamente.

Esta observación le hizo comprender que podía probar un viaje al Astillero, que le había ya recomendado varias veces el médico, y, aunque casi sin esperanza alguna, se trasladó allí con su familia. No sabemos si la virtud del agua, si los aires fresquísimos y sanos del aquel hermoso lugar, la naturaleza o las tres cosas, contribuyeron a devolver al niño la salud que nadie creía que se restablecería. Nos inclinamos á creer que fué el agua la que obró principalmente aquel milagro, pues el niño, que parecía cuando salió de Santander un cadáver, volvió a los dos meses casi robusto.



El hecho es que durante el siglo XIX, fue la fuente de La Planchada, “LA FUENTUCA” la base de la economía local, merced al elevado números de personas y familias que se desplazaban al Astillero desde todos los puntos de España, atraídos por la gran fama que había adquirido.

Fue así como se fue formando una colonia muy numerosa y selecta que se daba cita aquí, a pasar sus temporadas de verano; el banquero don Joaquin López Dóriga, el ministro don Pedro Salaverria, los periodistas Vildósola y don Valentín Gómez, familia de Marañón, de Tijero, Revilla, Campos Guereta, Sarabia, Hornedo, Aguirre, Colomer, Mac-Lennan, Huidobro, La Hoz, Jiménez, Orense y tantos otros. Varios de ellos edificaron en El Astillero, suntuosas mansiones.

Bien entrado el siglo XX, la fuente de La Planchada, fue perdiendo interés y si bien el pueblo la ha seguido conservando con esmero, el hecho es que hace ya algunos años no "mana" incluso en épocas lluviosas.

A lo largo de la historia, LA FUENTUCA, ha sufrido distintas vicitudes, siendo sin duda la más importante el cambio de ubicación que había experimentado el manantial primitivo. Este estaba antes situado en el centro de La Planchada, en el terreno ocupado hoy día por la caja de la vía del ferrocarril que une Santander con Bilbao.

Cambio su emplazamiento en el año 1890, donde permaneció más de un siglo, ello motivado por las obras de construcción del ferrocarril que uniría Santander con Solares.

Posteriormente en el año 1994, fue trasladada de lugar, con motivo de la construcción de la nueva Autovía y que es donde hoy es enclavada, en una lateral de la Casa de Cultura de "La Fondona".

Lugar que en su día fue polémico, al no estar de acuerdo una mayoría de vecinos por su nueva ubicación.

Para mí, LA FUENTUCA, es un símbolo emblemático para conservar y recordar.














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