22 agosto de 1948
Por abril de 1942, la idea de la Diputación Provincial, era de señalizar
de modo permanente y visible aquellos lugares de la Montaña que pudieran ser
considerados como dignos de especial recuerdo por su acusada significación en
los anales de la Historia española.
Con una lápida o un mojón tendrían un emocionado y perenne homenaje los
mejores hechos de nuestra historia provincial. Entre esta preocupación que los
investigadores provinciales sentían por instalar hitos históricos en aquellos
lugares de la Montaña, que lo merecerían, Guarnizo ocupaba un lugar preferente.
En el siglo XVIII, en los astilleros de Guarnizo construían los mejores
barcos, orgullo de España y de la Montaña.
Donde estaban las chimeneas de Astillero que desplegaban al viento el
humo de su potencia fabril, hubo en otra época la más hermosa instalación
naviera del norte de España: el Real Astillero de Guarnizo. En la histórica ría
de Solía tocaron agua por vez primera las quillas de los más valientes navíos y
fragatas.
Guarnizo era, ciertamente, el astillero que recogía las mayores
preocupaciones de los Gobiernos del entonces; para la guerra, la actividad o la
negligencia de aquellos constructores navales, podía significar el orgullo de
la victoria o el pesar de la derrota.
Como Guarnizo había escrito una de las más brillantes páginas de
nuestra historia, iba a tener su museo conmemorativo abierto a la más grande de
las admiraciones.
Para ello, el Centro de Estudios Montañeses se ocupaba de este
interesante asunto. Uno de sus miembros, don Tomás Maza Solano, iba a poner
todo su entusiasmo en la obra.
El lugar señalado, fue el adosado al ábside de la Iglesia parroquial de
Nuestra Señora de Muslera.
El proyecto se le habían asignado al arquitecto de la Diputación, señor
Hernández Morales y el Ministerio de la Marina, había donado veinte mil pesetas
para tal fin.
El proyecto de reforma del inmuebles para adaptarlo a su nuevo uso, la
maqueta llegó a exponerse en el local de Gerardo Pombo, en el nº 35 del Paseo
Pereda.
Una vez ejecutados las obras de restauración del edificio en
colaboración con el Museo Naval, quienes habian prestado un gran apoyo, se
traerían maquetas de los buques construidos en Guarnizo, planos, dibujos,
grabados de la época, elementos propios de los navíos; cañones de los que se
construían en la fábrica de La Cavada, retratos de los más destacados navieros
y cuantos objetos se obtenga dignos de figurar en el museo.
A primeros de diciembre de 1945, una Comisión Provincial aprobó el proyecto
redactado por el arquitecto de la Diputación, para la construcción del Museo
del Real Astillero de Guarnizo.
La idea había sido presentada por el Ministerio de Marina, quienes habían
concedido para tal fin una subvención de 20.000 pesetas..
El Museo había que instalarse en el viejo edificio existente en el
pueblo de Guarnizo, donde estuvo emplazado el Real Astillero que regentó en sus
primeros años el entonces oficial de la Real Armada y comisario de matriculas
de la costa cantábrica, Marques de la Ensenada.
Dicho edificio, que se encontraba en estado semiruinoso, había sido
comprado por la Diputación Provincial a su anterior propietario, don Federico
Serna, en el precio de venta de 10.650 pesetas.
Y en él habia de invertirse en obras de consolidación, reforma e
instalación la cantidad de 88.349,27 pesetas.
Una vez que estaria acondicionado el edificio, serian llevados al nuevo
Museo del Real Astillero, los documentos históricos, cuadros y objetos que
procedentes del mismo se encuentran diseminados en otros centros culturales de
Santander y provincia.
Por las fechas de 1947, el Patronato del Museo, acordó retirar del
Museo Municipal el retrato del Almirante Gaztañeta para colocarle en el Museo
del Real Astillero de Guarnizo y destinar también a dicho Museo diversos
objetos que se encontraban en la Exposición del Mar de Castilla.
El 13 de enero de 1948, el Ayuntamiento de Astillero visitó la
Exposición del Real Museo Naval que se había instalado en el Paseo Pereda.
Ante la maqueta de dicho Museo, don Tomás Maza, del Centro de Estudios
Montañeses, expuso a los visitantes ciertos detalles concernientes a las
carreteras de acceso al futuro Museo.
Componían dicha representación, el alcalde de Astillero, don José
Solana; presidente de la Junta de Administrativa, don José López;
vicepresidente, don Daniel Egusquiza y los concejales, don Francisco Cagigas,
don Francisco Buenaga y el secretario del Ayuntamiento, Ricardo Pastrana.
Fueron recibos por los miembros del Centro de Estudios Montañeses.
El 17 de marzo de 1948, se reunieron la Comisión Gestora provincial,
bajo la presidencia del señor Pérez Bustamante para aprobar la propuesta que había
formulado el Centro de Estudios Montañeses para la constitución del Patronato
del Museo del Real Astillero de Guarnizo, que ha formar y organizar dicho
Museo, conforme al plan proyectado y aprobado por la Comisión Gestora.
También aprobó a propuesta de la Intervención de fondos provinciales,
un suplemento de crédito por importe de 219.400 pesetas para pago de atenciones
provinciales.
El 22 de agosto de 1948, se celebró la inauguración del ambicioso
proyecto del Centro de Estudios Montañeses de perpetuar en un Museo las glorias
marineras de la Montaña y el esfuerzo de los Astilleros de Guarnizo, de donde
salieron navíos que han inmortalizado sus nombres en las gestas de nuestra
historia naval.
El domingo en un acto que presidió el ministro de Educación Nacional,
señor Ibañez Martin, con el capitán general del Departamento, almirante Moreu;
subsecretario de Educación Popular, señor Ortiz Muñoz; director general de
Enseñanza Universitaria, señor Alcázar; Prelado de la Diócesis, doctor Eguino y
Trecu; gobernador civil, señor Reguera Sevilla; contralmirante Abárzuza;
comandantes y representación de la oficialidad de los buques de guerra anclados
en esas fechas en la bahía; académico señor Cossio; Delegación de Sevilla,
presidida por el alcalde en funciones, señor Bermudo; alcalde de Santander,
señor González Mesones; presidente de la Diputación y directores de los periódicos
locales; rector de la Universidad Internacional, señor Pérez Bustamante;
presidente del Centro de Estudios Montañeses, señor Barreda; con los miembros
del mismo, señores Maza Solano, Calderón y Uzcudun; doctor Díaz Caneja, del
Consejo de Investigaciones Científicas; director de la Biblioteca Menéndez Pelayo,
señor Sánchez Reyes; presidente y secretario del Real Club Marítimo, don José
Maria Jado y don Fermín Sánchez; otras autoridades y numerosas
representaciones.
Gran gentío de los pueblos de Astillero y Guarnizo acudieron a este
acto histórico.
Después de la intervención del alcalde de Astillero, hizo uso de la
palabra, el Padre Vela, subdirector del Museo Naval quien habló sobre la
trayectoria histórica del Astillero de Guarnizo.
Al regresar los invitados a Santander, fueron despedidos con fuertes
aplausos, mientras un coro popular entonaba los himnos de la Marina española y
de Santa Catalina de Monte-Corbán.
El proyecto de construcción había abarcado dos partes, la primera de
las cuales es la ya terminada e inaugurada con motivo del 7º Centenario de la Marina española. La
edificación había durado un año. Después seguiría la construcción de la
segunda.
El Museo, adosado al templo, formaba una completa unidad arquitectónica
con éste y constaba de dos plantas.
La parte ya existente estaba dedicada a exponer el contenido básico,
que era: maquetas de barcos salidos de las gradas históricas de Guarnizo;
representaciones plásticas de árboles, en las que se señalaban las piezas
especiales que de ellos podían sacarse para la construcción de los navíos;
manifestaciones de las industrias complementarias de construcción naval, como
las correspondientes a las fábricas de cañones de La Cavada y de Liérganes;
reproducciones fotográficas de barcos, cañones, etc. referentes al Real
Astillero y de retratos de marinos ilustres.
El Centro de Estudios Montañeses había adquirido para el Museo una
sección de muebles de época. Mención especial merecía en la reseña del conjunto
contenido por este Museo la sección bibliográfica, que constituiría una eruditísima
Biblioteca histórica y literaria de la Marina española.
En la ornamentación y decorado perduraría una fidelidad extremada para
dotar de un ambiente idóneo al Museo en plenitud de relación con las épocas que
testifica el contenido expuesto; los zócalos, remates y ángulos, estaban
labrados en piedra de Renedo y llevaban roble y nogal; los entrepaños estaban
tallados con pauta de los modelos flamencos que tanto se prodigaban.
En octubre de 1949, en sesión celebrada bajo la presidencia del señor
José Pérez Bustamante, presidente de la Diputación Provincial, quedó
constituido el Patronato del Museo del Real Astillero de Guarnizo, en la forma
siguiente:
Presidente: señor presidente de
la Diputación Provincial, don José Pérez Bustamante.
Vicepresidente; presidente del
Centro de Estudios Montañeses, don Fernando Barreda y Ferrer de la Vega, del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Tesorero: don Fernando Calderón
y Gómez de Rueda, de la Junta Provincial de Turismo.
Secretario: don Tomás Maza
Solano, de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos.
Dentro del Patronato actuaria
una Comisión ejecutiva que estaba formada por los siguientes señores:
Don Fernando Barreda y Ferrer,
presidente; don Aquiles de Vial, comandante de Marina; don Ramon Gorbeña,
consejero-delegado de Talleres Astillero, S.A.; don Fernando Calderón y Gómez
de Rueda, tesorero y don Tomás Maza Solano, secretario.
Entre los proyectos era dar
contenido al Museo y para ello querían poner una galería de marinos montañeses
de retratos o cuadros y que el Patronato interesaría su cesión por las familias
que poseerían recuerdos gráficos de sus antepasados marineros.
Disponían de varias maquetas de barcos construidos en el Real Astillero
y otras que irían construyendo con arreglo a planos determinados. Uno de los
bocetos arquitectónicos que había más interés, era poseer el del "Real
Felipe", el barco más notable salido de aquella colosal constructora de
buques.
Uno de los documentos mas valioso que poseían, era una reproducción de
los árboles de la provincia en los que se diseñaban las piezas para la
construcción de los navíos. Una joya preciosa, única en España, muy codiciada
por el Museo Naval de Madrid. Procedía del comisario de Montes, don Francisco
Antonio de la Torre.
Por esas fechas, el horario del Museo, era de diez a una por la mañana,
todos los domingos y días festivos. La entrada era gratuita.
En 1967, vivía en la parte trasera del edificio doña Felisa Ferrero
Rivero, mujer de carácter propicio a la charla y poseedora de todos los
atributos propios de la "viejuca" montañesa; simpatía, facilidad de
palabra, deseo de allanar obstáculos.. Ella es la que abría el museo para las
visitas.
Al principio de la inauguración en 1948, se recibieron muchas visitas y
en loss años de 1967, ya no tanto.
Por estas fechas, el museo se encontraba algo abandonado, todavía existía
las viejas anclas con el hierro oxidado, una coraza que bien pudo proteger el
tórax de algún innominado soldado de mar en abordaje a la nave rival; balas de cañón
esférico que pesaban lo suyo; cuadros y grabados en las paredes.
Llamaba la atención una relación de los buques que tenían matricula de Santander
en el año 1878. Eran en total 45 y desplazaban en total 14.687 toneladas,
pataches, corbetas, vapores, fragatas...
En la casilla que expresa los armadores, se encuentran los apellidos
genuinamente montañeses, Pombo, Dóriga, Escalada...
Quizá la característica más acusada del museo lo fuera la variedad de
objetos que habia de servir de indudable entretenimiento al visitante. Había en
una estantería una colección de armas que un erudito clasificaría por épocas,
pues a simple vista se comprobaban que pertenecían a distintos tiempos.
Lombardas y culebrinas se muestran al curioso, que al verlas establecerían
en seguida la comparación entre aquellos armamentos y los cañones de hoy, más
mortíferos, sin duda.
En la segunda planta, las goteras amenazan con arruinar la techumbre.
Un grabado colgado de la pared mostraba la efigie de don Juan Fernández de
Isla, comisario ordenador de la Marina, a quien se le encargó en 1752 la
construcción en el Astillero de Guarnizo de cuatro navíos de setenta cañones
cada uno.
Y al lado, un retrato del teniente general de la Armada, don José
Bustamante, natural de Ontaneda, y que, del siglo XVIII.
Más estantes con armas blancas y otro documento valioso; la relación de
algunos buques construidos en el Real Astillero de Guarnizo en el siglo XVI,
cuando en los dominios hispánicos no se ponía el sol. En 1581 se construyeron
en el astillero santanderino treinta y seis barcos de guerra y doce de
comercio.
Por 1967, el libro de firmas de visita, se observaba el descenso de
asistencia al museo.
El exterior del edificio del Museo, en su fachada principal, existía
una inscripción "Excelentísima Diputación Provincial. Museo del Real
Astillero de Guarnizo"
El Museo se levantó a expensas de la Diputación Provincial, justo en el
lugar desde donde se dirigía la construcción de los navíos en los antiguos
astilleros. Se inauguró en el año 1948, para conmemorar el setecientos
aniversario de la conquista de Sevilla por naves salidas de sus atarazanas y la
creación de la Marina Real de Castilla.
El acontecimiento tuvo una brillantez inusitada con la asistencia del
ministro de Educación Nacional, señor Ibáñez Martín, el capitán general del
Departamento del Ferrol, primeras autoridades civiles y militares de la
provincia y comisiones llegadas de Sevilla y Madrid.
El motivo de la desaparición de este museo, parece ser que fue la
escasez de visitantes. Eso era cierto; pero habría que haber recapacitado
hondamente y buscar las causas de tan limitadas visitas de turistas y curiosos,
pese a encontrarse tan sólo a ocho kilómetros de la capital.
La razón parece sencilla: malos accesos que nadie se preocupó de
mejorar, absoluta despreocupación por embellecer los alrededores, ausencia de
dotación, omisión en folletos y guías turísticas, falta de indicadores y así
unas series de circunstancias que, lógicamente, influyeron decisivamente para
que permaneciese en el olvido de la gran masa y fuese visitado escasamente.
Después fue sencillo determinar el traslado de algunos de sus objetos
al monumentos levantado en Peña Cabarga, lugar indudablemente más bonito, pero
carente de tradición histórica.
La mayoría de la documentación, objetos y otras pertenencias, parece
ser que se encuentra depositados actualmente en el Museo Marítimo de Santander.
Recuerdo haber visitado este Museo en varias ocasiones.
Parte de ciertas piezas que estuvieron en el
Museo Naval de Guarnizo y hoy están
depositados
en el Museo Maritimo de Santander
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