El 17 de
agosto de 1880, la prensa publicaba la pérdida en el pueblo de Astillero de un
perro perdiguero, capa chocolate, con pintas blancas, cabeza color chocolate,
jaspeado, de propiedad del señor Ignacio Jimenez.
(podemos considerarlo
como anécdota de que el citado perro de color chocolate propiedad de Ignacio
Jimenez, quien fue propietario de la fábrica de chocolate La Montañesa).
El día 14 de julio de 1886, se inauguró la
nueva fábrica de chocolates "LA MONTAÑESA", en Astillero
Al poco tiempo, su propietario, don Ignacio
Jimenez, solicito se le permitiese estampar
en las etiquetas el escudo de armas de Santander.
Esta fábrica movida al vapor y montada con
los últimos adelantos y según los elementos que disponía este establecimiento
en actividad y competencia, aseguraba un buen éxito a su industria.
Una vez en funcionamiento, sus productos
estuvieron en venta en los establecimientos de Santander, como Confitería
Gaditana, de Tomás Velasco, de Enrique López Barredo, de Cipriano López,
señores Rosales y Hermanos, además de las principales tiendas de ultramarinos.
En agosto de 1886, la fábrica se anunciaba
con chocolates especiales, recomendando a probar. De cuatro a doce reales
paquete con venta en las principales confiterías y tiendas de combustibles.
También directamente hacia tareas especiales
de encargo desde siete reales hasta catorce reales.
Cafés superiores molidos en la misma fábrica.
En poco tiempo, se fue extendiendo sus
clientes y ya lo vendían en Santander, en los establecimientos, de Enrique
López Barredo, Confitería Gaditana, Tomás Alvarez, Tomás Velasco, Viuda de
Carreras, Cipriano López. Velarde y Saiz y en las principales tiendas de
ultramarinos.
En las ventas por encargo, no se comprometía
a entregarlos hasta tres días después de encargarlos.
La fábrica se componía de una amplia base rectangular
achaflanada, bordeadas por una verja caprichosa, se funda una pirámide de 250
metros de altura, rodeada de tres mesetas con marquesinas caladas, terminada
con otra meseta de adorno de doble crestería y rematada en bolba parecida a
calabaza de peregrino, que sostiene una lanza de 60 centímetros con una gallardete
triangular de raso en que campa el nombre de la fábrica.
A la vista del éxito y la demanda que había
tomado la exquisita pasta de cacao puro que elaboraba la fábrica de chocolates
La Montañesa, su dueño, don Ignacio Jimenez. en su constante afán de agradar a
sus clientes, se puso hacer la pasta aromatizada con canela o vainilla, a fin
de que las múltiples familias que dudaban de la pureza de los chocolates de la
fábrica, pudiera añadir a las chocolateras la mayor o menor cantidad de azúcar
que agradezca al paladar.
Los precios que eran veinte reales la pasta
hecha de puro Cácao, con o sin canela y
de 18 la hecha con Chorini y Chuao por iguales partes, aún cuando parezcan
excesivos, no lo era teniendo en cuenta que la cantidad de azúcar que se
agregaba hace al chocolate todo lo económico que se quiere.
De esta rica
pasta lo vendía el establecimiento de Santander, de don Enrique López Barredo.
También tenían
café y té. sin alteración.
En la fecha
17 de agosto de 1887, se celebró la Exposición Provincial, concediéndose a la
fábrica propiedad de don Ignacio Jimenez, la medalla de bronce por las muestras
de chocolate y café presentadas a nombre de "La Montañesa".
Por agosto
de 1887, se anunciaba la fábrica La Montañesa, llamando la atención a sus
consumidores acerca del excelente "chocolate" que venían elaborando
en la fábrica.
También de
la venta de estos chocolates en las principales tiendas de ultramarinos, como
de hacer tareas expresamente de encargo desde los precios de 6 a 16 rs. por
paquete de 400 gramos.
Así mismo
vendían cafés y té de superior calidad, cuyos pedidos habían que dirigir al
establecimiento a su dueño y director de la fábrica.
En 1888,
tenia depósito en Madrid, Zacarias Rodriguez, en calle Noviciado, 12
En 1890, se
anunciaba como los chocolates más puros e invitaba a visitar la fábrica en las
horas de elaboración.
Por 1893, el
periódico El Heraldo de Madrid, a sus suscriptores les facilitaba un prospecto
de La Montañesa.
El fundador
y dueño de la fábrica LA MONTAÑESA, fue don Ignacio Jiménez Serna, residió
muchos años en Astillero, recién venido de América concretamente de Cuba ,
donde supo labrarse como tantos otros montañeses, una fortuna a fuerza de
constante laboriosidad y una honradez intachable.
Se
estableció pronto en su pueblo natal, instalando una fábrica, conocida como La
Montañesa.
El 3 de
enero de 1882, fue constituido el nuevo Ayuntamiento de Astillero, nombrando de
Alcalde, al señor Ignacio Jimenez Serna, quien ocupo la alcaldía
aproximadamente un año.
Murió el 26
de noviembre de 1897 y la fábrica paso a ser Viuda de Ignacio Jimenez,
regentada por su familia y bajo la dirección de don Adolfo Jimenez Méndez.
Ya en los
últimos de existencia de la fábrica, bajo el control familiar, fue perdiendo
calidad sus productos y la demanda de clientes, hasta que cerró por los años
50.
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