Anteriormente
a esta fecha, ya se venía celebrando corridas en Astillero, que coincidían con
las fiestas de Nuestra Señora.
El
día 20 de junio de 1909, se celebró la anunciada corrida de toros en Astillero.
Se
había instalado una plaza "móvil" para ver al torero montañés
Sarmiento y al bilbaíno Recajo.
Para
mayores facilidades para el público, la empresa había dispuesto taquillas en
Santander, en los establecimientos "La Sacristía" y "La Puerta
del Sol" y en el Astillero, en la Planchada, frente a la estación y en el
establecimiento de la señora viuda de Pico.
Los
novillos presentados eran de la ganadería de Juan Sánchez de Carreros.
En
bicicleta, tranvía, vapores, botes y traineras, se trasladaban todos a
Astillero, para ver a Sarmiento y a Recajo.
En
la plaza portátil había mucha gente y una banda de música. Los músicos,
vestidos de paisano, lucían chaquetas, blusas y gorras en "bello
desorden".
En
el palco presidencial, el teniente alcalde, don Jacinto Vega, hizo la señal,
para dar comienzo la corrida.
El
PRIMERO de los toros, bravo y noble, se dedico a recorrer la plaza hasta que
Recajo le acometió.
El
picador Charpita le puso una vara aguantando de verdad y el toro se arremetió
contra Francés, quien se le fue la mano, dejando enhebrada la puya. Recibió
Francés una serie de pitos por su faena.
El
toro receloso se arrancó detrás del banderillero Manolé, quien al tratar de
saltar la barrera, perdió el estribo y fue enganchado por el toro.
Manolé
quedo pegado a la barrera y el toro le vuelve a tirar otro derrote terrible. En
el público se oyen gritos.
En
un esfuerzo logra Manolé superar la barrera ayudado por otro torero y es
conducido a la enfermería.
Recajo
evitó que el toro volviera sobre Manolé, con un quite oportuno, lucido y
valiente. Aplausos para el bilbaíno.
Después
de aguantar otras tres varas de Francés. Se cambia la suerte y coge las
banderillas, Manuel Garcia, dejando un buen par.
El
otro banderillero, Troni, clava medio par, entrando bien y repite de nuevo
Garcia, con un buen par de frente.
Sarmiento
brinda a los aficionados y previos dos pases cambiados y otros de pitón a pitón,
deja media estocada, algo atravesada. Luego dio un pinchazo y otra media.
Silencio
del público.
El
SEGUNDO toro, buen voluntarioso y bravo.
El
Troni mete la capa y sale perseguido, viéndose en un gran apuro, del que se
libra el muchacho con mucha vista.
Toma,
con coraje, cinco varas.
El
banderillero Morena, pone un par y repite con otro regular. Manuel Garcia deja
dos medios pares.
Brinda
Recajo al público y pasa de muleta a dos dedos de la cara del toro. El animal
esta incierto y desconfiado.
En
cuanto cuadra el toro se tira, pero el animal se echa fuera y no clava el
estoque.
La
faena del matador se desluce por las malas condiciones en que llega el toro a
este tercio.
Tras
tres pinchazos, el último bastante hondo, acierta con el animal.
El
TERCERO, sale con mucha fuerza, Sarmiento quiere pararle y le salió al
encuentro.
Antes
de abrirse de capa, el toro llega y le derriba. El público emocionadísimo se
pone en pie.
La
cogida aunque no es aparatosa, pareció de gran importancia.
Sarmiento
se levanta y fue trasladado a la enfermería.
El
toro daba mucho respecto y Recajo le toreo como debe hacerse, dándole la salida
larga.
Charpita
y Cantares cumplieron como buenos "piqueros", especialmente el
primero.
El
Troni demostró su experiencia y libra de un serio percance a Morena. El diestro
santanderino es ovacionado.
Entre
Garcia y Troni lo adornan al toro con dos pares.
Recajo
pide al presidente que cambie la suerte, para no alargar la tarde.
El
muchacho se va al toro y tras unos pases, se tira desde lejos y deja una
estocada hasta el puño.
Ovación
al bilbaíno y oreja.
El
CUARTO toro, con problemas en un ojo.
Cantares
y Francés le pican cuando, donde y como pueden.
El
diestro bilbaíno brinda a unos jóvenes que ocupan un palco y pone un excelente
par de banderillas.
Un
espectador se hecho al redondel y pretendió clavar un par de banderillas.
El
toro no le ve, pero le ve un empleado de la plaza y se le arranca, cogiéndole y
volteándole, llevándole a la prevención.
Troni,
pone dos buenos pares.
Parte
del público pide que mate Troni al toro. Al final, es Recajo después de torear unos
pases con maestría, da una buena estocada.
La
corrida, de no ser por los cogidas, hubiera sido entretenida y muy aceptable.
Primero
fue el banderillero Manolé, quien fue enganchado por el primer toro. Conducido
a la enfermería de la plaza, fue asistido por el médico don Alfredo Ezquerra,
que le apreció una herida penetrante en la región glútea derecha como á dos
dedos del periné, con gran hemorragia.
Después
de curado de primera intención, fue conducido a una casa próxima a la plaza.
Durante
la lidia del tercer toro ingresó Ambrosio Sarmiento en la enfermería y fue
también reconocido y curado por el señor Ezquerra.
Presentaba
una herida en el antebrazo derecho con orificio de entrada desgarre de los
tejidos hacia arriba y orificio de salida en la parte posterior de la
articulación del brazo.
Las
dos heridas de Sarmiento y Manolé, fueron calificadas de pronóstico reservado.
En
un coche y acompañados de Juan Aranduy, fueron traslados los diestros a la
capital.
Manolé
se llamaba Manuel Romero y era natural de Madrid. Vino con Sarmiento como
banderillero.
El
señor Ortiz Dou le lavó la herida, pero no le levantó la cura, porque tenía una
sutura metálica y no le pareció conveniente tocar la herida hasta días más
tarde.
En
esas fechas de 1909, para Astillero, fue todo un acontecimiento celebrar una
corrida a lo grande, con una bonita plaza, con numeroso público, toreros
destacados, con banderilleros y picadores.
El
10 de julio de 1909, se anunciaba por la ciudad de Santander los programas de mano
de la corrida que se celebraría en Astillero.
Los
cuatro hermosos novillos-toros de don Clemente Herrero que se lidiarán, se
podían ver, de ocho a doce de la mañana y de tres a seis de la tarde.
Formarían
las cuadrillas de Pacomio Peribáñez y Vicente Sanz (Matapozuelos), los
picadores Vicente Flanes (ronquillo), José González (Chuchi), Pedro López
(Pegote) y los banderilleros Francisco Mateo (Petaca), Rafael Espejo (Cuco),
Gustavo Torres (Montañesito), José Puente (Tropi) y un puntillero.
Una
banda de música amenizará el espectáculo.
Los
precios eran económicos; el tendido costaba, primera fila, sol 1,75 y sombra,
2,75, centro 1,20 y 2,50, respectivamente. Las barreras, 2,50 sol y 5 sombra.
Las
localidades para la corrida se expenderían en la capital en la fábrica de
licores de don Ignacio Laguno, cuesta de Gibaja número 5, y en Astillero, en el
comercio de don José Quintanal.
También
en el kiosko de la plazuela del Príncipe y en el comercio de los señores
Sánchez Hermanos, en Amós de Escalante número 2.
Unos
días después, se anunciaba la retirada de Pacomio Fernández y en sustitución
vendría el Rondeño.
El
18 de julio, bajo la presidencia del Alcalde, señor Ezquerra y a las cinco
menos cuarto, se dio principio a la corrida, saliendo al ruedo las cuadrillas
con sus matadores, Mazapozuelos y Rondeño.
Esto
fue el resumen de la corrida:
- La entrada buena
- Los toros de Herero, regulares
- Matapozuelos, desconocido.
- Rondeño, muy bien y breve.
- El Sordo, trabajador.
- Todos los demás también regulares, más bien a malos.
La Empresa, mal, vendiendo por
entradas de sombra localidades en que no se quitó el sol hasta el último toro.
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