viernes, 17 de mayo de 2024

ASTILLERO visita de la Virgen de Fátima al pueblo el 25 septiembre 1948

 



Fotos cedidas por Jesús Adolfo García Alvarez de su colección particular (fotografos Hurtado-Bustamante de Torrelavega)


La Virgen de Fátima a su paso por Torrelavega.



La Virgen de Fátima visitaría España en las fechas de mayo a noviembre de 1948, recorriendo todo el territorial nacional, Cantabria y especialmente el pueblo de Astillero.

Esa visita debemos considerarla histórica en el aspecto religioso, pero creo que más aún como gran recuerdo para aquellos que pudieron verla personalmente en unas fechas tan difíciles por entonces.

Para Astillero, me supongo que fuese un día especial y histórico, aunque ocurrió hace ya mucho tiempo y pocos actualmente recuerda esa fecha.

 

El día 21 de septiembre, procedente de las comarcas de Caldas de Besaya y Cartes, llegaría la Virgen de Fátima a Torrelavega.

Fue todo el pueblo torrelaveguense, autoridades eclesiásticas y civiles a recibirla a su llegada al lugar conocido por el Paso a Nivel de Campuzano.

Abrían paso la cruz parroquial seguida de todas las Congregaciones y organizaciones de las distinta Ramas de Acción Católica, con sus respectivas banderas y estandartes, a continuación la Corporación municipal presidida por el alcalde, don Manuel Barquin Agüero; el Clero parroquial y la Banda municipal.

Toda la ciudad ofrecía un aspecto de gran animación y los balcones lucia colgaduras. A la llegada de la comitiva al lugar señalado para recibir a la Virgen Blanca era tal el gentío allí congregado que jamás se recordaba en Torrelavega tan inmensa y abigarrada muchedumbre.

A las ocho de la noche, hizo su entrada triunfal en Torrelavega, momento emocionantes, mientras la muchedumbre entonaba la Salve popular.

La imagen fue descendida de la carroza automóvil, haciendo su entrada a Torrelavega portadas las andas por el alcalde, don Manuel Barquin y los tenientes de alcalde, señores Cayón, Collado y Ruiz Toca.

Seguidamente continuó la procesión de retorno hacia la parroquia, haciendo parada en la Plaza Mayor.

A las diez de la mañana, fue llevada en procesión desde el templo de la Asunción a la Avenida del Generalísimo (Boulevard), en donde tuvo lugar la emocionante misa de comunión a los enfermos, presidida por las autoridades eclesiásticas, civiles y militares. La Virgen fue colocada en el altar levantado en dicha Avenida y los enfermos, entre los que había bastantes paralíticos, ocuparon sitio preferente cerca del altar.

A continuación la Virgen fue traslada nuevamente a la parroquia.

 

El día 22, por la mañana, fue llevada la Virgen de Fátima al Asilo Hospital y Casas de los Religiosos y Religiosas de los SS.CC. y por la tarde salida de la imagen en procesión para ser entregada en el límite de Barreda, al párroco de dicho pueblo, para pasarla en procesión hasta el puente de la Barca.

Continuaría el viaje por las localidades de Suances, Zurita y Renedo.

 

El día 24 de septiembre, a las siete menos cuarto de la tarde, la representación oficial del Ayuntamiento de Camargo, integrada por los señores alcalde, don Juan Diego Fernández y primer teniente de alcalde, don Manuel Toca Revilla, se hizo cargo de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, que colocada en un camión artísticamente adornado, emprendió su marcha desde el lindero del término municipal.

A su paso hasta el crucero de Revilla, fue recibida con entusiasmo por parte del vecindario, además de niños y niñas de las escuelas, con banderas y flores.

Llegado al punto límite del Valle, donde fue recibido por las autoridades eclesiásticas y por el señor arcipreste, don Isaías Navarro, más un gran número de personas, de distintos lugares cercanos de la comarca, se concentraron para recibirla, en momentos de entusiasmo y apoteósico fervor.

Durante el camino, hasta la tradicional ermita de Nuestra Señora del Carmen de Revilla, la imagen fue llevada en hombros por los miembros de la Corporación, entonándose y vitoreándola canciones.

Ya en la capilla se rezó fervorosamente un rosario por el Padre Lamamié de Clairac y se cantó la Salve.

Durante su estancia en Revilla, se llevó a cabo varios actos religiosos en homenaje a dicha Virgen.

A las tres y media se despidió la imagen, con grandes aplausos y entusiasmo iguales en la que su recibimiento.

Llevada de nuevo a hombros y trasladarla al camión con destino a Muriedas.

En este trayecto y a requerimiento del señor alcalde, el camión se detuvo frente a una enferma que arrodillada con sus familiares en la carretera esperaba con emocionante acto de fe.

Continuo después a Maliaño, recorriendo primeramente la parroquia, después el convento de las Monjas Carmelitas y por último la iglesia auxiliar, hasta que llegó en hombros.

Acto seguido se procedió a su entrega a las autoridades eclesiásticas y civiles de Astillero, en el puente de Boo.

 

El día 25 de septiembre, llegó la Virgen de Fátima a Astillero y fue recibida con el mismo entusiasmo con que ha sido recibida en todos los pueblos de la provincia por los que ha pasado.

A la entrada del pueblo se había construido una artística puerta recubierta de flores, que fue abierta por niñas primorosamente vestidas de ángeles.

Al paso de la Virgen por la puerta florida se desbordó el entusiasmo de la multitud que esperaba en aquel lugar, mientras estallaba cohetes y bombas reales anunciando la llegada de la venerada imagen.

Seguida por centenares de personas que agitaban al aire sus pañuelos, se dirigió a la iglesia parroquial, donde el reverendo Padre Lamamié de Clairac dirigió unas palabras a los fieles, acompañándole el párroco, don Francisco Martinez.

Terminado el acto religioso, a las ocho y media de la tarde, el cortejó marchó hacia el embarcadero de Pontejos, donde se embarcó a la Virgen en un barquito engalanado para dirigirse al pueblo de Pontejos y siendo despedida en medio de muchísimos aplausos y vítores.

 

Poco después llegó la imagen al Sanatorio de Pedrosa, visitando algunos de los pabellones de enfermos.

Al pasar la imagen de la Virgen por una de las salas, una de las enfermas que padecía tuberculosis cervical frigidez de cabeza, impaciente por ver la Virgen, antes de que llegase a su altura volvió la cabeza para mirarla, haciéndolo con la misma facilidad con que pudiera haberlo hecho una persona normal, sin que por ello sufriera la menor molestia. Este hecho fue muy comentado en el Sanatorio llegando a conocimientos de los médicos.

Continuó por los pueblos de Pontejos, Gajano, Rubayo y Elechas antes de entrar a Pedreña, acompañada por una multitud entre los vecinos de estas comarcas.

En Pedreña fue recibida por autoridades y el pueblo en masa, para trasladar la imagen hasta la iglesia de San Pedro y visitando la Casa de Ejercicios.

 

El domingo 28 de septiembre, llegó la Virgen de Fátima a la ciudad de Santander, la cual se encontraba engalanada principalmente las casas que estaban dentro del recorrido, en cuyos balcones y ventanas adornadas con colgaduras esperaban el paso de la procesión.

A ella acudieron una infinidad de gente que vitoreaban al aire sus pañuelos en señal de júbilo.

El recibimiento fue grandioso y donde el pueblo santanderinos se  ratificó con fervor religioso y con gran entusiasmo.

Ese día seria recordado y figurara en la historia religiosa de la ciudad.

A las seis y cuarto de la tarde, se anunció la salida en Pedreña de la sagrada imagen y ya en la zona marítima de la ciudad existía una multitud de gente de todos los lugares esperando la llegada.

En el embarcadero esperaban el señor Obispo de la Diócesis: doctor don José Eguino y Trecu; el excelentísimo señor gobernador civil, don Joaquin Reguera Sevilla; el excelentísimo señor gobernador militar; el alcalde de la ciudad, don Manuel González Mesones; la Corporación municipal; el presidente de la Diputación, don José Pérez Bustamante y muchas más autoridades tanto civiles como religiosos.

La imagen de la Virgen de Fátima venia sobre una barcaza cubierta de flores y guirnaldas, sobre un precioso pedestal de rosas y dalias dispuesto junto a una encina y rodeada de tres niños vestidos de pastorcitos que simbolizaban los tres videntes a quienes se les apareció la Virgen en un pueblecito portugués.

Venia escoltada por marinos de guerra al mando del teniente de navío don Juan Herrera y acompañada por el reverendo Padre Lamamie de Clairac, Superior de los Jesuitas de Santander.

La barcaza que conducía a la imagen vino remolcada desde Pedreña por la canoa "Avellanuca", adornada con crisantemos blancos y rosas encarnadas formando una cruz, patroneada por su propietario don José María González Sistal y traía a su bordo al presidente de los Caballeros de San Ignacio, don Rafael de la Vega Lamera y demás autoridades.

Numerosas embarcaciones engalanadas daban guardia de honor y rodeaban a la que venía la Virgen y estaban ocupadas por devotos de Maria Inmaculada, enfermeras de las Instituciones de Santander, Congregaciones Marianas, autoridades de Pedreña, el Clero del Arciprestazgo y numerosos devotos de Pedreña y pueblos de los alrededores.

La imagen fue desembarcada a hombros de marineros del buque de guerra "Tritón". El momento del desembarque fue emocionante. La banda de música de los niños del Hogar Provincial interpretó la Marcha Real, mientras se disparaban bombas y los miles de personas estacionadas en los alrededores de los muelles se apiñaban por ver y tocar la imagen de la Virgen.

Ya en tierra se puso en marcha la procesión, portando las andas el alcalde de la ciudad y cuatro concejales que se fueron relevando durante el recorrido por el resto de la Corporación municipal, la provincial y la Policía Armada.

Seguido por orden; la Cruz alzada con ciriales; estandartes y banderas de las cuatro ramas de Acción Católica; representaciones del Clero regular y secular; Imagen de la Virgen; autoridades, banda de música y el pueblo en masa cerrando la procesión.

La procesión siguió por la zona marítima hasta el Paseo Pereda, para llegar al templo de Santa Lucia para ser colocada sobre la hornacina central del altar mayor.

Seguidamente el señor Obispo, subió al púlpito para pronunciar una elocuentísima alocución y proclamar la llegada a la Diócesis de la Virgen de Fátima.

Tras su visita a la ciudad de Santander, continuó recorriendo las comarcas cántabras, llegando a tierras de Liébana para ascender al histórico Monasterio de San Toribio de Liébana.

El miércoles trece visitó el valle de Mena, Castro Urdiales y al día siguiente se traslado a Laredo, Colindres, Santoña para estar de nuevo en Santander.

 

El día 2 de noviembre, emprendería de nuevo las últimas visita por los pueblos de los Arciprestazgos del occidente de la Diócesis y de la región lebaniega.

Por la tarde, llegaría a Santillana del Mar donde se le atributó un memorable recibimiento.

Al siguiente siguió viaje a Comillas trasladándose a la Universidad Pontificia de Comillas y proseguiría el recorrido hasta San Vicente de la Barquera.

Fueron dos meses el tiempo que estuvo la Virgen Blanca por la Montaña, tras su última visita a Cabezón de la Sal y su comarca.

 

El 15 de noviembre pasa por Torrelavega para recogerse en el templo del Sagrado Corazón de Santander, hasta el día 17, donde definitivamente viaja a su Santuario de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Portugal.

 

 

 

 

 

 










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