viernes, 25 de enero de 2019

ASTILLERO apellidos vascos






Navio San Juan Nepomuceno
Ilustración de Alejo Berlinguero (1750-810)
Museo Naval de Madrid



Hubo una época, en el siglo XVIII, en la que el vascuence fue el idioma dominante en El Astillero.


Por esta razón, no era de extrañar que durante muchos años y aún hoy, perduren en la vecindad apellidos vascos.

Se dispone de documentos que ilustran suficientemente la razón de este vasquismo y que aportan al propio tiempo información y detalles curiosos de la vida laboral del Astillero de Guarnizo en aquella época.

El primer navío que entregó El Astillero a la Marina, fue el "Santa Isabel", por los año 1650 pero como este navío se trajo de Laredo a medio construir, parece lógico pensar que fueran operarios laredanos los que lo terminaron en las gradas de Guarnizo.

Pero cuando en 1720 se comenzaron a construir aquí navíos en serio, surgió verdaderamente el problema de los operarios especialistas, pues desde que se entregó el "Santa Isabel" -ochenta años antes- no se construyeron más que embarcaciones de pequeño porte, lo que requería escaso personal. Hubo que ir a buscarlo a Vizcaya y Guipúzcoa, donde la actividad naval era siempre más o menos intensa.

Concretándonos en  la época del célebre constructor Gautier, que sabe por experiencia que al llegar las fiestas de Navidad muchos operarios se ausentaban del tajo para no volver más, temió que no iba a poder botar el navío "Santo Domingo" en las fechas previstas, que eran las mareas del 5 al 6 de febrero de 1768.

Por esa razón contrató previamente calafates de Bilbao y Guipúzcoa, pero resultó que cuando llegaron los 41 calafates de Guipúzcoa, los trabajos se venían desarrollando con toda normalidad y viendo los mismos calafates que sobraban, quisieron volver a su tierra, pero Gautier no lo consintió prefiriendo despedir 102 operarios de los antiguos, antes que prescindir de los guipuzcoanos.

Por otra parte, la Inspección de El Ferrol prohibió trabajar varias tandas de calafates simultáneamente sobre todo en el "Santo Domingo", recién botado y en armamento.

En resumen, que al asentista Zubiria, al final, le sobró tiempo para la entrega de los navíos "San Agustín" y "Santo Domingo" pero ese exceso de personal en la última fase de los trabajos dio lugar a muchos líos y complicaciones, incoándose un expediente muy movido y laborioso.

Se acusó a la Dirección del Astillero de Guarnizo, de que había sido excesivamente previsora para la terminación de los trabajos, en cuanto al plazo de entrega se refería, y que había contratado mucho personal sin necesidad.

Gautier, por su parte, se defendía alegando que el "Santo Domingo" pudo ser botado en los días previstos gracias a que el tiempo anterior, en contra de lo que era presumible, hizo muy bueno y en parte también a que poco a poco había ido trayendo de Bilbao algunos calafates muy buenos.

Concretamente, el día 15 de diciembre de 1767 , había en El Astillero trabajando noventa y tanto calafates. Algunos eran gallegos, pero la inmensa mayoría, de la Ría de Bilbao y precisamente, los mejores de la Ría, los más experimentados de Plencia, donde se construían embarcaciones continua e intensamente.

La mayoría de ellos percibían un jornal de diez reales, el jornal más alto de la costa del Cantábrico. Había., claro está, algunos pocos de menos inteligencia que otros ya que hay que tener en cuenta -se decía en el informe- "...que como en todas las profesiones ocurre, hay diferentes clases, ya que no todos aceleran igualmente en su oficio, pero el curso de los trabajos pide y de proporción para emplear a cada uno según su habilidad".

Aquellas irrupciones vascas del siglo XVIII -época gloriosa del Real Astillero de Guarnizo- dejaron necesariamente aquí un arraigo, un poso, que aún hoy se advierte fácilmente, pues ni los doscientos años que desde entonces van transcurridos, ni las fuertes corrientes migratorias de personal que en El Astillero se han sucedido, han sido bastante para hacerlos desaparecer.


 fuente: Nemesio Mercapide - 6 de febrero de 1971 - ALERTA









Reglamento para la construcción de navios (35 páginas)





Francisco Gautier Oliber (Jean-Francois Gautier Oliber), nació el 14 de mayo de 1733 en Paris.

Fue un constructor de navío franceses que sirvió a la Corona Española entre 1765 y 1782, implantando el método de construcción naval conocido como "sistema francés" o "a la francesa". Alcanzó el grado de brigadier de infantería, primer ingeniero general y director del Cuerpo de Ingenieros de Marina en España y de capitán de navío de la Marina francesa y director de la Academia de Ingenieros en París.

En 1740 ingresó en el seminario real de Tolón, donde los padres jesuitas le formaron en matemáticas, geometría y física, cuyas asignaturas le sirvió posteriormente para su carrera de ingeniero. Finalizó sus estudios en el seminario en 1746 y fue propuesto como alumno constructor en la escuela del arsenal de Tolón.

En 1750, fue nombrado oficialmente alumno-constructor y en 1758 se le ascendió a ingeniero-subconstructor. En 1761 fue elegido para el encargo de dirigir la construcción de un modelo de un navío de 64 cañones para Fernando, príncipe de Parma y nieto del rey de Francia. Además, se le encargó llevarlo a la corte parmesana e instruir durante unos meses al joven príncipe en nociones de matemáticas, geometría y construcción naval.

A su vuelta a Tolón, en 1762, se le nombró ingeniero-constructor y entre 1762 y 1763, dirigió la construcción y botadura del navío de 64 cañones "Provence". En 1763 logró que lo destinaran a la oficina del ministerio de marina en Paris a cargo del duque de Choisuel, donde trabajó bajo el mando de Truguer, antiguo intendente del arsenal de Tolón. Colaboró durante casi 2 años en el ministerio, en la redacción de las nuevas ordenanzas de la marina francesa que se aprobaron en marzo de 1765, con la creación del nuevo Cuerpo de Ingenieros Constructores.

El secretario de estado español, Jerónimo Grimaldi, quien concia el buen funcionamiento y estructura de los arsenales y flota francesa, al haber sido con anterioridad embajador en Paris, propuso a Carlo III solicitar al ministro de marina francesa Choiseul, la cesión de un constructor de dicho país.

El duque de Choiseul negoció con Grimaldi la cesión y aceptó finalmente. Así, que entre finales de 1764 y principios de 1765, Francisco Gautier llegó a España. Fue presentado al rey y le enseñó sus diseños para un navío de 70 cañones y una fragata de 26.

Su primer destino fue el Real Astillero de Guarnizo, aunque antes visitó en comisión los montes de Cantabria, donde certificaba la valía del roble cántabro para la construcción naval.

Una vez en el astillero se le encargó la finalización de los seis navíos y cuatro fragatas del asiento de Manuel de Zubiria que estaba paralizado. Aunque las maderas ya estaban cortadas para su ejecución, siguiendo las directrices del anterior sistema constructor, "a la inglesa" o "sistema de Jorge Juan", Gautier logró introducir modificaciones que encarecieron el asiento inicial, pero finalizó el encargo de 6 navíos de línea de 70 cañones en el tiempo previsto.

El 25 de abril de 1769, una Real Orden le nombraron director de construcción de bajeles y igualmente de carenas, independiente de comandantes e intendentes de los Departamentos con el empleo de coronel de ingenieros del Ejército.

Durante 1770, y basándose en las normas del cuerpo de ingenieros-constructores de 1765, en las que trabajó durante su etapa en el ministerio de marina francés, redactó las normas para la creación del cuerpo de ingenieros de marina, del que fue nombrado ingenieros general, y rubricado por el rey el 10 de octubre de 1770.

El 25 de marzo de 1772, fue nombrado caballeros pensionado de la Orden de Carlos III con el número 79.

En 1774, presentó su primera renuncia al cargo, la cual fue denegada. Durante los siguientes años, sufrió diferentes ataques a su trabajo que le causaron depresiones. Estuvo destinado a la Corte en Madrid, Ferrol y Cartagena, lugar donde contrajo matrimonio en 1776, con Josefa Tacón.

En 1780, participó en el "primer sitio a Gibraltar" y presentó un proyecto para atacar desde la mar "arrimando 12 navíos blindados", protegiendo los cascos con hierro, lana y otros materiales.

Finalmente en 1782, se aprobó su renuncia al cargo de ingeniero general y brigadier y pasó a la reserva.

Gautier regresó a Paris sobre 1783 y en 1784, se le nombró capitán de navío, director de construcción del arsenal de Tolón y también fue nombrado caballeros de la Orden de San Luis.

Falleció en Paris, el 15 de marzo de 1800, habiendo recurrido antes varias veces a la Corona Española pidiendo ayuda económica.

Entre los navíos en los que participó directamente en su dirección, así como aquellos que fueron construidos siguiendo sus planos o sistema "francés", podemos relacionar aquellos que fueron construidos en los Reales Astillero de Guarnizo.

Navíos de 74 cañones:

Fecha de botadura                           Nombre del Navío                      Astillero

18 de octubre de 1765                   San Juan Nepomuceno             Guarnizo
16 de diciembre de 1766               San Pascual de Bailón              Guarnizo
17 de marzo de 1768                      San Francisco de Asís               Guarnizo
10 de octubre de 1768                   San Lorenzo                                 Guarnizo
9 de diciembre de 1768                 San Agustín                                  Guarnizo
6 de febrero de 1769                      Santo Domingo                            Guarnizo

Fragatas de 24 a 38 cañones:

12 de julio de 1767                         Santa Catalina                              Guarnizo
12 de febrero de 1768                    Santa Teresa                                Guarnizo
15 de junio de 1768                        Santa Bárbara                              Guarnizo
12 de agosto de 1768                     Santa Gertrudis                            Guarnizo









viernes, 18 de enero de 2019

CRONICA DE ASTILLERO Y GUARNIZO desde el año 1800 a 1970, autor Nemesio Mercapide.











Hay un libro que la mayoría de los astillerenses, le tienen en su biblioteca particular, su titulo "CRONICA DE ASTILLERO Y GUARNIZO, desde el año 1800 a 1970", su autor, don Nemesio Mercapide y editado por Graficas Campher, en el año 1969.

Casi todos le hemos leído y muchos se han servido de él, para hacer sus propias publicaciones.

Para mí, ha sido una grata sorpresa, que este libro, dedicado a la historia del municipio de Astillero-Guarnizo, se encuentre incluido en el catalogo de la biblioteca del Instituto de Habla Hispana Ibero-Amerikanisthes, de Berlin (Alemania).

En las fechas de 1972, esta biblioteca alemana, solicito un pedido a la distribuidora internacional de libros y revistas Lespo de Madrid, para hacerse con el libro.

Este libro, es una recopilación histórica del pueblo de Astillero y Guarnizo, desde el año 1800 a 1970, donde su autor dedico muchos años para editarle.


El libro hoy se encuentra depositado en la biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín y tiene la signatura Span gv 1634 (8) para ser consultado por cualquier usuario a esa biblioteca, así me lo han confirmado responsables de ella.





















viernes, 11 de enero de 2019

UNION CLUB - Rayo Cantabria 25 octubre 1970




(foto cedida por José Maria Fernández - Kubalita -)


Mata - Peña - Gómez - Monchi - Gerardo - Vazquez
Mateo - Carus - Pasiego - Kubalita - Lolis




El 25 de octubre de 1970, se celebró el encuentro entre el Rayo Cantabria y el Unión Club de Astillero, en los campos del Sardinero.


No fue un encuentro de gran calidad, ni mucho menos, ya que los dos equipos, se jugaban mucho para mantener sus aspiraciones al título, eso sí, con gran espíritu, pero carente totalmente de buen juego.

Y por otra parte, las defensas, se impusieron a las respectivas delanteras, el resultado no podía ser más que el marcador terminase al final en cero-cero.

La primera parte, fue de dominio astillerense, pero perdieron ocasiones de marcar ante un Rayo que actuaba desconcertado y sin encontrar sitio en el campo.

La segunda parte, fue del Rayo, mas entero y con mejor preparación física que los del Astillero, pero ineficaz para conseguir algún gol.

Resultado justo, para los dos equipos, que no hicieron meritos para conseguir algo positivo.

Arbitró el partido, el colegiado señor Arozamena.

Rayo Cantabria: Colsa; Poo, Pepín, Ceballos, Zalo, Chisco; Lozano, Ortiz, Rasines, Diaz y Nandín.

Unión Club: Monchi: Peña, Vazquez, Mata; Gómez, Gerardo; Mateo, Carús, Pasiego, Kubalita y Lolis.









viernes, 4 de enero de 2019

ASTILLERO las tradiciones por Navidad






(nuestro nacimiento en  la casa de Astillero, años 50)





Las tradiciones y costumbres en Astillero por las fiestas navideñas:

Hacia unos quinientos años (1.475-1.500) y cuando Astillero solo era un pequeño poblado compuesto por once vecinos, unos cincuenta y cinco habitantes, éstos celebraban la Navidad todos en unión en una gran barraca de madera, situada cerca del lugar denominado hoy de La Rotonda, justamente donde luego se levantó varios siglos más tarde una fábrica de chocolate llamada "La Montañesa" por la familia Jimenez.

En esta barraca denominada "Casa del Peregrino" y "Casa del Espíritu Santo", y en la cual solían pernoctar los forasteros y peregrinos, que por estos pagos pasaban, se daban cita todos los habitantes el día de Navidad, para cenar y honrar al Niño Dios, después.

Esta "Casa de Peregrino" estaban regentada por el hermano Junípero, llamado también el "buen Judas" y este hermano atendía a toda la colonia dentro de sus atribuciones, pues como sólo era fraile, no podía decir misa y dependía del padre Patricio, que era un sacerdote, que visitaba a sus feligreses de Astillero, dos veces al año, para decirles la misa y distribuirles la comunión.

También solía venir a enterrar a los muertos, dándoles cristiana sepultura, en el primer cementerio que tuvo Astillero, y que estaba situado justamente en la finca denominada hoy "Villa Eloísa".

Durante todo el año y en especial en la época de las podas, los nativos del pueblo, reunían leña suficiente, junto a la "Casa del Peregrino", y cuando llegaba la Navidad, las mujeres del pueblo hacían una gran lumbre en el interior, para cocinar caracoles y asar cochinillo, sirviendo como postre las castañas asadas y el buen vino en todo momento.

Después de la cena, se solía adorar al Niño cantando villancicos y rezando hasta la llegada del nuevo día en que cada uno se marchaba a sus respectivos domicilios en silencio.

Años más tarde, y cuando Astillero contó con su primera capilla, la cual era estatal, comenzó a instalarse un simulacro de Nacimiento en ella, con figuras de barro, que construían en sus ratos libres los nativos del pueblo.

Y ya esta costumbre no se perdió. Pues luego, cuando se erigió la antigua iglesia de San José, precursora de la actual, pues estaba ubicada en el mismo lugar, el Nacimiento se fue instalando una y otra vez hasta llegar a nuestros días, pero ya con figuras compradas.

La costumbre de instalar el "árbol de Navidad" junto a la iglesia, o en la bifurcación de las calles San José y Venancio Tijero, era ya más moderna, pues la introdujo don Francisco, allá por los años sesenta, ya que los anteriores párrocos a don Francisco, habían prohibido esta demostración de instalar el vegetal perenne de tronco leñoso, por creer esta costumbre pagana.

No obstante, el "árbol de Navidad" se instaló en Astillero muchas veces, aún estando prohibido, pues le instalaban las familias de origen inglés que vivían aquí y estaban vinculadas a la empresa Orconera Iron Ore Company Limited.

En la actualidad, la costumbre astillerense de celebrar la Navidad es la misma que la de toda España, celebrar cada uno la fiesta en familia. Y después de la cena oír la clásica "misa de gallo".

Por lo demás, la parroquia de San José, instala su Nacimiento como siempre y el árbol de Navidad también, ya que ha pasado a ser un símbolo más, de la noche de Paz y de noche de Amor.

(de Alerta - 31 diciembre 1978)




Durante muchos años en Astillero, se ha venido organizado la Campaña de Navidad, por la Acción Católica y Padres de Familia,  quienes recorrían todos los hogares astillerenses en busca de donativos con los cuales llevar un poco de cariño y alegría a los hogares de los más necesitados en esas fechas.

Desde 1940 y durante los años sesenta, se convocaron los concursos de belenes organizados por F. de Juventudes y la parroquia.


En enero de 1943, se efectuaron las puntuaciones de los Belenes inscriptos en el concurso, mediante visita a sus domicilios por el jurado calificador.

El Jurado habían concedido estos premios de la forma siguiente:

Nacimiento no perteneciente a la Catequesis: 1º. Casto del Castillo; 2º. Viuda de Herrera; 3º. Agapito Herrera; 4º. Viuda de Sentíes; 5º. Frente de Juventudes; 6º. Daniel Leza.

Nacimientos pertenecientes a la Catequesis: Grupo A: 1º. Amadeo Luis; 2º. tres amigos; 3º. Enrique Ruiz Campuzano; 4º. Maria Jesús Rubio; 5º. Matías Carpintero; 6º. Josefa Caballero; 7º. Pedro Silió.
Grupo B: 1º Carmen Prado; 2º. José María Cortabitarte; 3º. N. Campos; 4º. N. Lomba; 5º N. Palazuelos.


En las fechas de 1959, el Racing de Santander jugó un partido amistoso benéfico en Astillero, cuyos fondos se destinaron en la Campaña de Navidad


El 31 de diciembre de 1960,. el Racing de Santander volvió a jugar en Astillero, a beneficio de la Campaña de Navidad.


En las navidades de 1966, en el concurso de belenes, el Jurado estableció los siguientes premios a los ganadores:

De "belenes". Primero, 500 pesetas; segundo, 300 y tercero, 200 pesetas.


En la Navidad de 1975 por decisión de don Francisco Martinez, se volvió a instalar el tradicional Nacimiento de la parroquia, que sustituyó al anterior belén y cuyas figuras habían sido donadas por los vecinos.

Actualmente en el municipio se sigue con la tradición navideña, organizando distintas actividades, destacando la cabalgata de Reyes, además de los eventos religiosos en la parroquia de San José, quienes siguen montando el nacimiento tradicional.