jueves, 31 de mayo de 2018

MONTE ZALAMA en Astillero




(Colección J.M. Blanquez)














El 26 de septiembre de 1969, arribaba por la Osa, el gigante, lleno de "mataduras" del recuerdo de un amargo trance que casi acababa con él, en plena "infancia", dejándose trincar por los "gavilanes" domésticos, "Brioso" y "Azacán".

Entre ambos, el vasco, nacido en dos piezas por no permitir el Nervión otras alegrías natales y en los ilustres pero cortos "pañales" de Euskalduna, admiró navegando las proporciones de la bahía nuestra.

Dejó el desguace por el través de estribor y se atracó, finalmente en El Astillero, en las quietas aguas, las mismas pero un tanto menos claras, de la ría.

El "Monte Zalama" es parte de una serie de gemelos o casi gemelos, emparentados fraternalmente en la Naviera Aznar, formando una trinca a la que distingue la letra "Z" tras del "monte" genérico..."Zalama", "Zaraya", recientemente entrado en servicio y otro "zeta" a punto de ser entregado a sus armadores. A la misma serie de "carriers" pertenece, verbigracia el "Serantes", visita reciente de El Astillero y otros cuyos nombres no hacen al caso.

Todos ellos, salvo alguna diferencia de superestructura, fueron concebidos iguales en cuanto a casco -15.000 toneladas largas R.B. - y máquina, con la sola excepción del "Monte Zalama" precisamente, que se quedó algo más corto, unos diez metros.

Su mayor parte -popa con puente de gobierno y máquina y mucho de la "playa" por Euskalduna en Bilbao, hará un par de años y los propios astilleros construyeron el resto y la proa, pero en su sucursal de Gijón, puerto en el que fueron soldados ambas secciones y donde el "Monte Zalama" quedó hecho un barco (162 metros de eslora, entre perpendiculares, 22,40 metros de maga, 14,20 de puntal y 14.450 T.R.B.) y clasificado por el Lloyd como "buque apto para el transporte de carga general en navegación internacional, con habilitación y máquina de 20 B.H.P. a popa.

Todo bien, hasta que un día de mayo último, por el día 12, el "Monte Zalama" cargado de chatarra, estuvo a punto de devenir en lo mismo, merced a una alevosa sirte de la isla Navassa en el canal de Jamaica, en la que fue a meter la quilla.

Sitio "feo" por el sur de la base americana de Guantánamo, cuyas fotos recuerdan algo los acantilados de Langre, donde el barco se "acostó" y diese por perdido, pero del que pudo salir avante para entrar en un dique americano. Una reparación de fortuna en él -muchos "apósitos" de acero soldados de prisa en el pantoque y quedo de nuevo en condiciones aunque precarias de navegar.

Las mismas en que el sábado 21, arribó a Santander.

La sola reparación del "Monte Zalama" supone un estadía en dique seco de tres a cuatro meses, con la consiguiente pérdida por falta de explotación del buque, en ese tiempo.

Esa forzosa inmovilidad decidió a la naviera a proceder al ya previsto alargamiento del casco, y esa obra, quizá la más importante del género hecha en España, es la que, junto a la reparación definitiva, va a acometer Astander en el dique grande de El Astillero.

En concreto la obra tenía por objeto el alargamiento del casco en 12 claras de varenga, que equivale en metros a 9,60 y a 2.800 toneladas más de capacidad de carga, con lo que el buque quedaría sensiblemente igual -15.650 T.R.B.- al resto de sus hermanos de serie.

El "Zalama" entrara de popa en el dique. Al tercio, aproximadamente, de su eslora será cortado, quedando hundida la zona de popa y flote la de proa, que será separada.

Posteriormente, entre la zona vasca del buque y la asturiana, será colocada la montañesa que, soldada a las otras, dará lugar al nuevo "Monte Zalama" de 171,60 metros de eslora y de alrededor de 27.000 toneladas de peso muerto, la talla de su hermano "Zaraya" y de sus demás de la serie.

Es una obra importante, de las que dan categoría a un astillero y a una industria de Santander.

Se trata de una "cirugía" naval en el Astillero, la más importante obra de este tipo hecha en España.

El día 3 de enero de 1970, se hicieron las pruebas oficiales, que resultaron felizmente superadas por el "bulkcarrier" de la Naviera Azcana, el "Monte Zalama"

Para esa ocasión, el pueblo de Soba, donde alza sus 1.430 metros el Monte Zalama, rindió homenaje al "Monte Zalama".

Don José Luis Arenal Gómez, alcalde de Valle de Soba, al frente de una comisión de su Ayuntamiento, se hicieron a la mar y "corrió la milla" ante Cabo Mayor a bordo de el Monte Zalama.

En la fecha de enero, es cuando zarpa el Monte Zalama, a bordo don Luis Maria de Gorostiza, segundo comandante de Marina, en representación del comandante; don Carlos Angulo, apoderado general de la Naviera Aznar, armadora del buque; don Ramón Zubieta, consejero; don Luis Lomo, ingeniero inspector; don Ricardo Saura, ingeniero inspector de buques; don Ramón Gorbeña, director de Bergé y Cía; Mr. Larmont, inspector del Lloyd Register, y don Luis Arias, director de Astilleros de Santander. Actuó como práctico don José Bocanegra.

Durante las pruebas de velocidad el "Monte Zalama" alcanzo 17 millas, superando en una y media a la que con idéntico régimen de revoluciones lograra el año de su botadura.

Se hicieron también en la mar, un simulacro contra incendios y otro de abandono del barco arriando botes.

Una vez de regreso, las personalidades asistentes a las pruebas se reunieron en un almuerzo que fue servido en el Club Marítimo. A los postres leyó unas cuartillas el director de Astander. Tuvo palabras de agradecimiento para todos los circunstantes y para el alcalde de Soba.

El alcalde Soba ofreció una placa de plata que la municipalidad que preside dedico a la Naviera Aznar y al "Monte Zalama".

Una vez alargado, el "Monte Zalama", es el cuarto de una serie de gemelos encabezada por el "Monte Zaraya" a la que siguen los "Monte Zapola", y "Monte Zamburu" recientemente botado.

Tiene 183,10 metros de eslora, 22,40 metros de maga y 10,46 metros de calado máximo. Registra 15.368 toneladas brutas, 26.798 de peso muerto y es propulsado por un motor Elcano Sulzer de 9.200 H.P. que le faculta una velocidad de crucero de 15,50 nudos.

También que la popa con el puente de gobierno y máquina fue botada por Euskalduna en Bilbao, mientras que la zona de proa lo era en Gijón, puerto en el que fueron unidas ambas partes.

El 12 de mayo de 1969, sufrió un grave percance en la isla de Navasa, entre Jamaica y Haiti cuando navegaba cargado de chatarra. Pudo milagrosamente ser reflotado para entrar en el dique astillerenses en septiembre.

De los trabajos de reparación y alargamiento del buque "MONTE ZALAMA" en los talleres de Astander, no resultaron excesivamente dificultosos dada la experiencia que estos astilleros tenían en obras de este tipo de buques.

De los trabajos llevados a cabo en este buque, se realizó una interesante película industrial de 25 minutos de duración que mereció el segundo premio de esta especialidad en el IX Certamen Internacional de Cine Industrial celebrado en junio de 1971.

Desde esas fechas, el pueblo de Soba siempre ha estado unido con el de Astillero y muestra es la escultura de los escudos municipales de ambos pueblos, instalada en el área recreativa del mirador de La Gándara perteneciente al Valle de Soba.














viernes, 25 de mayo de 2018

ASTILLERO de Foot-ball.










Los primeros equipos que iniciaron el futbol balompié en Astillero, fueron el "Sportiva" y el Astillero F.B.

Del "Sportiva" he podido localizar algunos partidos que en "prensa" se publicaron:



En junio de 1909, se anunciaba el partido de balompié entre las sociedades "Sportiva del Astillero" y "Sportiva España".

El encuentro dio comienzo a las cuatro y existió mucho interés entre los aficionados por ver a estos jugadores.

El 13 de junio, se celebró el encuentro anunciado, con numeroso público y con el resultado de cuatro a uno, a favor de los astillerenses.

Un domingo de julio de 1909, por la tarde, en el hermoso campo instalado en las marismas del Astillero, junto a la plaza de toros, se jugó un bonito partido de foot-ball, que más bien fue de entrenamiento entre un equipo del "Santander foot-ball Club" y otro de la "Sportiva" del Astillero, compuesto este último, por jóvenes del industrioso pueblecito, varios ingleses y algunos santanderinos.

Ambos equipos jugaron con verdadero entusiasmo, haciendo esfuerzos titánicos por vencer en la pelea, a pesar de todo lo cual, transcurrió el primer tiempo sin que ninguno de los dos equipos lograse apuntarse un solo tanto.

En el segundo, el empeño por la victoria fue mayor, y el deseo de unos y otros por ser los vencedores, hicieron que se realizasen jugadas un tanto enérgicas, quedando los jugadores bastante cansados. En este tiempo, el equipo del "Santander" logró apuntarse dos goles sin que los contrarios hiciesen un solo.

Por la noche regresaron a Santander los jugadores santanderinos, muy satisfechos del triunfo obtenido y dispuestos a repetir estos partidos que de tan admirable manera cumplían la misión de ir entrenándose para cuando en verano se disputase la Copa Santander, en el concurso anunciado, y al que concurrirán, sin duda alguna, los mejores equipos españoles.

Para este concurso se había ya inscripto un equipo de Avilés, y se esperaba que lo hiciese algunas otras sociedades deportivas.

El 11 de julio de 1909, se celebró una corrida de novillos, en la plaza de toros del Astillero, lidiándose cuatro bichos escogidos de la ganadería de don Clemente Herrero, para los espadas Matapozuelos y Pacomio Peribáñez.

El 3 de octubre de 1909, se jugó el encuentro entre el Sportiva España y el "Sportiva" de Astillero, en los campos del Astillero, con muchos espectadores.

Dio comienzo a las cuatro y los astillerenses vencieron por cuatro a dos.


El 10 de octubre de 1909, se jugó el encuentro entre la "Comercial" de Santander y el "Sportiva" de Astillero, en los campos de Astillero.

Los de Astillero, ganaron por siete a cero, a sus rivales de Santander.

Jugaron por el "Sportiva":

Pardo
Davies, Perez
Sánchez, Zenón, Rojo
Beraza, Bates, Barret, Lavín y Bierno

El 17 de octubre de 1909, volvieron a enfrentarse el Sportiva España y el "Sportiva" de Astillero.

Ganaron los santanderinos por dos tantos a uno.

El 28 de noviembre de 1909, se anunciaba el encuentro entre el segundo de la Recreativa y el segundo equipo de la "Sportiva" de Astillero.

Se jugara en los campos de Astillero.



El 2 de enero de 1910, se convocaba a los jugadores del "Sportiva" de Astillero para asistir al tren de las 2,25 h., al campo de Maliaño, para jugar un partido de balompié de entrenamiento.

El 24 de abril de 1910, jugaron en el campo de Maliaño, a las tres y media, el partido entre la Recreativa de Santander y el "Sportiva" de Astillero.

Los astillerenses alinearon:

Castanedo; Gomez, Garcia; Apraiz, Serna, Urbina;
 Boyo, Peral, Galiano, Odriozola y Gutiérrez.

El 23 de octubre, se celebro el encuentro entre la Sociedad "Recreativa" y el "Sportiva" de Astillero, en los campos de Maliaño.

El domingo 30 de octubre de 1910, se celebró el encuentro entre el Regimiento de Valencia y uno de la Sociedad "Sportiva" de Astillero, en los campos de Maliaño.

A continuación  se verificaron pruebas de saltos de pértiga, para lo cual la Sociedad Sportiva había adquirido unos en Francia.

 El 13 de noviembre de 1910, en los campos de Maliaño, se celebró el encuentro amistoso entre el equipo primero de la Sociedad "Cantabria" y el "Sportiva".

El encuentro dio comienzo a las tres y media.

El 20 de noviembre de 1910, se anunciaba otro nuevo encuentro entre la Sociedad "Cantabria" y el "Sportiva".

El partido había despertado mucho entusiasmo entre los dos equipos, dada la cantidad que se cruzaban, es decir, que la Sociedad Cantabria apostaba a la del "Sportiva",  si aceptaba, la cantidad de once pesetas para llegar a jugar el encuentro.

El 27 de noviembre, se jugó el partido que fue aceptado por el "Sportiva" de Astillero, ante el reto que le lanzó el anterior domingo a la Sociedad Cantabria.



El 1 de enero de 1911, en los campo de sport de Maliaño, se jugara un partido interesantísimo de balompié entre la Sociedad "Cantabria" y el "Sportiva" de Astillero.

Se rogaba a los jugadores que tomasen el tren que salía a las 2,50 h.

La simpática sociedad "Sportiva" de Astillero, compuesto en su mayoría por personas activas del pueblo y por jóvenes entusiastas de esta, habían trabajado con ahínco, con el fin de conseguir iniciar el noble juego del sport. Poseía en la granja del señor Alday, del inmediato pueblo de Maliaño, un gran campo de deportes -que podía clasificarse entre los mejores de la provincia- en el que desarrollarían el foot-ball y también juegos atléticos, como carreras a pie, saltos con pértiga, longitud, lanzamientos de disco...

La "Sportiva" de Astillero y sin regatear esfuerzo alguno habían creado y mantenido la Sociedad con éxito y logrando ser un ejemplo para las demás sociedades deportivas de esa época.

Esta Sociedad se desconoce cuándo quedo disuelta, pero las últimas noticias data de 1911, cuando ya no aparece en prensa ningún partido y si los encuentros del otro equipo de Astillero, el ASTILLERO F.C.










viernes, 18 de mayo de 2018

BATALLON DEL REGIMIENTO DE VALENCIA en la Guerra de África (1924-1927) - (II)







Terminado el año 1923. seguía el conflicto militar en el territorio africano y empezaban algunos soldados a regresar a sus casas, después de unos años combatiendo en aquel territorio.

Algunos de los soldados que fueron viniendo a su pueblo, Astillero-Guarnizo, y que he podido conocer fueron estos:

Alfredo Castillo
José Iraegui
Tomás Saiz
Julián Mata
Casimiro Carcoba
Manuel Setién
Tiburcio Gutiérrez
Joaquin Sierra
Daniel Selaya
Paco Cabarga
Francisco Piro
Felipe Blanco
Luis Valles
José Somonte
Lorenzo Caballero
Emiliano Berverena
Pedro González
Epifanio Gil
José Gutiérrez
Elviro Santamaria
Félix González
Pedro Olavarria
Bernardo Cantora
Gerardo Sánchez
Hipólito Díaz


Por octubre de 1924, procedente de Melilla, donde habían prestado sus servicios en el batallón expedicionario del Regimiento de Valencia, cerca de dos años, había regresado el joven Tiburcio Gutiérrez, hijo de Jesús Gutiérrez Herrán, conocido industrial de la localidad.

En diciembre de 1924, procedentes de África, llegaron a Astillero ya una vez licenciados, los jóvenes astillerenses, Alfredo Castillo, José Iraegui, Tomás Díaz, Julián Mata, Casimiro Cárcoba y Manuel Setién.

Fueron cordialmente recibidos en su pueblo y la felicitación más efusiva por haber tenido la suerte de volver sanos después de una campaña dura y peligrosa.

Por estas fechas, el soldado del Ayuntamiento de Astillero, Emiliano Berverena, se encontraba prisionero en la zona de Tetuán.



En enero de 1925, la suerte no había sido favorable a los soldados del Ayuntamiento de Astillero, que se habían incorporado a filas. Solo tres se habían librado de ir a África y entre los destinados a cubrir bajas en los Cuerpos de aquel territorio, figuraron Joaquin Sierra y Daniel Selaya, jugadores del Unión Club, cuyo equipo se vio privado de estos dos de sus mejores elementos.

También fue destinado a África, Paco Cabarga, perteneciente al orfeón Astillero-Guarnizo, del que asimismo formaba parte Daniel Selaya



En enero de 1926, había llegado procedente de Larache, el suboficial del batallón de Cazadores de África nº 8, Ernesto Curto Regato, que por espacio de muchos años había prestado sus servicios en el Regimiento de Valencia, y con cuyo batallón expedicionario asistió a todos los combates para la reconquista de las posiciones perdidas en el año 1921 y destacado en el célebre episodio de Tizza, donde varios soldados montañeses dieron su vida por España.

Posteriormente, este suboficial tomó parte en varias operaciones para proteger la retirada de las posiciones en la zona occidental del protectorado.

La llegada al pueblo del suboficial montañés, tuvo por objeto dar un cariñoso abrazo a su padre, don Enrique y aprovechar en saludar a su familia.

Una vez cumplido la visita, continuo a Zaragoza para recoger a su esposa e hijos y con ellos trasladarse de nuevo a Larache, donde le reclamaban sus deberes militares.

En la rendición de Abd-el-Krim, por junio de 1926, se encontraba entre los prisioneros el soldado del batallón, Emiliano Berverena, cuya madre había fallecido de pena durante el cautiverio de su hijo.

En las tres listas de prisioneros rescatados que habían publicado la Prensa no figuraba el nombre de Berverena, vecino del pueblo de Astillero.

Días después, se confirmaban el fallecimiento del soldado astillerense, Emiliano Berverena. Había fallecido el 20 de noviembre del año 1925, en la cabila de Bubala, a consecuencia de la  enfermedad contraída en el cautiverio, noticia que fue comunicada por su primo Vicente Berverena, dato que se le facilito el sargento ex prisionero Ballesteros.

El soldado Berverena, de Guarnizo, había jugado en las filas de la Cultural, antes de su ida al servicio.

El miércoles 24 de junio de 1926, se celebró los funerales por el eterno descanso del joven Emiliano Berverena, en la parroquia de San José.

Al fúnebre acto asistieron la Corporación municipal y demás autoridades. El Alcalde, señor Nieto, antes de la conferencia dominical del 21 de junio, dio a conocer la triste noticia de la muerte del  joven Berverena y relató el fallecimiento de la pobre madre, á quien asistió durante su enfermedad, sin duda alguna agravada por ignorar el paradero de su hijo. Pidió un minuto de silencio, puesto el auditorio en pie, como tributo del cariñoso recuerdo al joven fallecido.

En el partido jugado en los campos de sport de Astillero, los equipos del Unión Club y la Cultural de Guarnizo, salieron al campo ostentando un lazo negro y durante el encuentro se hizo una colecta a favor de la familia Berberena.

El acto religioso, costeado por el Ayuntamiento, estuvo muy concurrido por personas de todas las clases sociales de Astillero y Guarnizo, que acudieron a tributar el cariñoso recuerdo a la memoria del joven Berverena.

En la presidencia del duelo figuraban el padre del soldado, su sobrino Vicente Berverena; alcalde, señor Nieto, con la mayoría de los concejales; juez municipal, señor Azcárate y secretario, señor Garcia Vicente; teniente de la Guardia Civil, señor Pilarte y sargento de Carabineros, señor Conde.

En octubre de 1926, llegaron procedente de la zona occidental de África, donde por espacio de dos años y medio, prestaron sus servicios militares en el Centro Electrotécnico, los jóvenes, José Somonte y Lorenzo Caballero, una vez licenciados.

Ellos han asistido a innumerables operaciones de campaña, reconquista de  posiciones militares y pacificación de la zona occidental.

En diciembre de 1926, procedentes de Larache y una vez repatriado el  Regimiento de Valencia, llegaron a sus casas, los licenciados, Francisco Piró, Felipe Blanco y Luis Valles, orfeonistas los dos primeros y socio el último del orfeón Astillero-Guarnizo.



El día 13 de octubre de 1927, se celebró misa en la Iglesia parroquial de San José, por las almas de los soldados muertos en la campaña de África.

Al acto religioso asistieron una representación del Ayuntamiento, al frente, el alcalde, señor Nieto; el teniente de Carabineros de esta Sección, el contramaestre del puerto y numerosos fieles.

A primeras horas de la mañana aparecieron engalanados con colgadura muchos balcones de la calle de San José y se lanzaron bombas y cohetes anunciadores de la Fiesta de la Paz.

A las seis y media de la tarde, partió del consistorio del Ayuntamiento, con la mayoría de los concejales. En la comitiva figuraban el juez municipal, don Eliseo Azcarate; su secretario, don Tomás Garcia; teniente de Carabineros, señor Bartolomé; contramaestre del puerto, señor Guerrero, y algunos de los soldados invitados al banquete. Todos, procedidos de la Banda popular, y entre el estruendo de bombas y cohetes, se dirigieron al templo parroquial donde se celebro la misa solemne por las almas de los fallecidos en la Guerra de África.

Al final de ella, se cantó por el párroco, señor Palazuelos y por un coro de señoritas un solemne Te Deum en acción de gracias por el feliz término de la campaña africana.

Terminado el acto religioso, la comitiva se dirigió al salón Teatro-Cine, donde tuvo lugar el banquete homenaje a los soldados.

A él asistieron, Pedro González, Epifanio Gil, José Gutiérrez, Elviro Santamaria, Feliz González, Pedro Olavarria, Bernardo Cantora, Gerardo Sanchez y Hipólito Díaz, todos soldados que hicieron la campaña de África.






Grupo de soldados montañeses, jefes y oficiales, en el campamento





























viernes, 11 de mayo de 2018

BATALLON DEL REGIMIENTO DE VALENCIA en la Guerra de África (1921-1923) - (I)







Dos soldados del Astillero



Don Casimiro Tijero, (el tercero por la izquierda)



Fechas históricas fueron la de los años 1921-1926, con la Guerra de África y que estuvo implicado el municipio de Astillero-Guarnizo, al encontrarse combatiendo treinta y tres soldados de Astillero y de Guarnizo,  en el territorio africano, según datos publicados.

He podido identificar algunos de los nombres de estos soldados.

Manuel Aja
Bonifacio Fernández
Francisco Pérez
Román Martinez
Angel Espejo
Severiano Setién
Justo Tijero
Federico Ibaseta
Alejandro Ibaseta
Joaquin Ibañez
Antonio Martinez
Benito Gutiérrez
Emilio Diego
Eduardo López
Eugenio Cortabitarte
Ernesto Curto (sargento)
Valentín Cavia
Arsenio Casuso
Angel Cagigas
Francisco Ceballos
Rufino Rivas
José Cagigas
Emilio Herrera
Julio Arce
Ignacio Jimenez
Isidoro Antolín
N.Rivas

  
El día 8 de septiembre de 1921, existió un gran entusiasmo en el patio del cuartel de Maria Cristina, cuando comenzaron a dar las órdenes militares para hacer los preparativos de marcha a África.

La primera expedición de los soldados del Regimiento de Valencia, se dispuso para la una menos veinte de la madrugada, marchando, en el convoy especial de la línea del Norte, el material de ametralladoras y la primera compañía.

El resto de las fuerzas salieron a diez y cuarto de la mañana en otro tren especial.

Todos los jefes, oficiales, clases y soldados del Regimiento, más muchas personas conocidas, las autoridades todas, habían acudido a despedir a los expedicionarios.

De cuantas manifestaciones patrióticas que se habrían hecho en Santander, ninguna llegó al grandioso límite de esta despedida a los soldados del Regimiento de Valencia.

También estuvo el alcalde de Astillero, señor Castillo, con una Comisión de vecinos del mismo pueblo.

Del Ayuntamiento de Astillero, fueron con la fuerza expedicionaria diez soldados. Eran éstos: Justo Tijero (hijo de Casimiro Tijero); Federico Ibaseta, Alejandro Ibaseta, Joaquin Ibañez, Antonio Martinez, Benito Gutiérrez, Emilio Diego y Eduardo López.

El alcalde de Astillero, hizo entrega á cada uno de los soldados de aquel pueblo, de un  paquete, conteniendo algunas viandas para el viaje, envuelto en un lazo de seda de la bandera nacional y de 50 pesetas; 25 del Ayuntamiento y otras 25 de la suscripción hecha por aquel vecindario.



El día 9 de septiembre, fue la despedida que Santander tributo a la segunda expedición del batallón de Valencia, con el teniente coronel don Diego Ordoñez al frente.

En esas fechas, en el vecino pueblo de Astillero, fue acogida con verdadero éxito la iniciativa de formar un  ropero destinado a los soldados de Marruecos.

Además el señor Castillo, entregó al coronel 100 pesetas para el fondo común de los demás soldados expedicionarios.

Asimismo de otras 500 pesetas del Ayuntamiento y de las 3.297,30 pesetas, que produjo el festival benéfico destinado para este motivo.

Entre los expedicionarios salieron para Almería, dos soldados hermanos  astillerenses, incorporados en las filas del Regimiento de Valencia, Alejandro y Federico Ibaseta



En la  fecha 11 de septiembre, don Casimiro Tijero salió para Almería, para acompañar a su hijo Justo, que había marchado en el regimiento expedicionario.

El alcalde de Astillero, ya había recibido cartas de los soldados de aquel pueblo que venían luchando en África y se encontraba  informado de los acontecimientos que se venían surgiendo en aquella zona.

Los muchachos manifestaron su reconocimiento a cuantas atenciones habían recibido de su Ayuntamiento y se expresaron con levantamiento espíritu militar, ofreciéndose dar sus vidas por la Patria.

Firmaban la misiva, los soldados que estaban luchando a las órdenes del teniente coronel señor Mela; Manuel Aja, Bonifacio Fernández, Francisco Pérez, Román Martinez y Angel Espeso.

Estos soldados, recibieron su bautismo de fuego, en las faltas del Gurugú.

De tantas iniciativas para mejorar la situación de los soldados montañeses en campaña, fue urgente subvenir las necesidades importantísimas relacionadas con su más perfecta atención, tales como dotarles de elementos para el abastecimiento de agua, por las dificultades del transporte de aquella dentro del territorio marroquí.

Este defecto fue observado por el astillerense, don Casimiro Tijero, padre de uno de los soldados expedicionarios del batallón de Valencia, quien, siguiendo a su hijo, marchó a África a enterarse por sí mismo de todo aquello que necesitaría el batallón.

Don Casimiro Tijero, para quien el agradecimiento que le dedicaría Santander, seria siempre poco, volvió a la Península a subsanar aquella falta importante, poniendo en la empresa toda su voluntad y consiguiendo reunir en los salones del Círculo Mercantil a los padres de los soldados montañeses, a quienes expuso su idea de regalar a los batallones de Valencia y Andalucia, cuatro auto-aljibes.

La idea fue aceptada en el acto, uniéndose a la primera comisión los señores, don Casimiro Tijero, don Alberto Corral, don Francisco Mirones y don Avelino Zorrilla.

Por entonces dos batallones, formados en gran parte por montañeses de los regimientos de Valencia y el de Andalucía, combatían ya en el suelo africano, soportando todas las inclemencias de un clima hostil.

Lo soldados españoles en África necesitaban agua. La Comisión nombrada y una representación de los padres de los soldados, decidieron constituirse en una Junta única, encargada de encauzar todas las iniciativas y de atender las necesidades morales y materiales de los soldados santanderinos.

Simultáneamente que se llevaban a cabo las gestiones para adquirir el aeroplano y los tanques aljibes, la Comisión tuvo otra iniciativa, que la provincia recibió con gran aplauso: la de montar una Oficina de información, que funcionase a la vez en Santander, Málaga y Melilla.

La oficina de Málaga se puso bajo la inspección del vocal de la Comisión, don Casimiro Tijero, quien ostentaba en aquella ciudad andaluza la representación de Santander, teniendo entrada libre en hospitales, sanatorios, además tenía pasaje gratuito en aquellos vapores de la Compañía Transatlántica que hacían viajes de Málaga a Melilla y viceversa.

Los tanques aljibes fueron encargados a las casas de los señores Corcho Hijos y Manuel Galdona. 

Los chasis donde habían de montarse fueron encargados a la Casa Ford.

Cada tanque tenía su correspondiente bomba con tuvo de succión y otros de impulsión en pedazos intercámbiales, bastando veinticinco minutos para llenar cada aljibe.

Estos fueron entregados en Nador, el día 28 de octubre de 1921, a sus respectivos batallones.



El 29 de septiembre la columna del general Tuero se concentró en Garet para llevar varios convoys a las posiciones del zoco el Hach, Tizza, Sidi-Hamet-el-Hach. A este columna fue unido el batallón del Regimiento de Valencia, que ese día habría de cubrirse de gloria en el combate más duro de la campaña.

Después de varias horas de fuego, los moros, ante el tremendo ataque de nuestras columnas, emprendieron la retirada escalonada, no obstante, las tropas, con extraordinario arrojo, iniciaron el asalto con el general Cavalcanti y su Estado Mayor a la cabeza y en medio de un diluvio de balas.

Momentos antes de llevarse a efecto la entrada en Tizza, del convoy, la tercera compañía del batallón de Valencia, escribía una página de gloria. El momento fue grandioso y emocionante.

En las manos de los soldados de la tercera compañía de Valencia, mandada por el capital Ramírez, estuvo durante un gran rato el buen éxito o el fracaso de la operación.

Los soldados del batallón de Valencia se habían portado mucho mejor de lo que podía esperarse de tropas que entran en fuego por primera vez.

El batallón expedicionario de Valencia fue uno de los Cuerpos que más se distinguieron en la lucha en Tizza.



El 4 de octubre, se informaba que el soldado Severiano Setien se encontraba enfermo y seria evacuado a Málaga, dentro de unos días. Noticia que se había trasladado a su hermana Jesusa, en el Astillero.

En Astillero ya estaba funcionado El Ropero, para recoger toda ayuda a favor de los heridos y enfermos de la guerra de Marruecos.

Una primera recogida fueron 27 mudas compuestas cada una de camisa, calzoncillo, pañuelo y par de calcetines, para ser remitidas a los 27 soldados de ese pueblo.



En las fechas del 12 octubre, en el escaparate de la Confitería de la calle San José, se exhibían enormes paquetes de mudas ya preparadas y acabadas por las jóvenes de la localidad, para los soldados en general y una muda completa para los de casa, en particular.

El café Angelín era el centro de información para todos; acudían diariamente, para recabar noticias, que les venía facilitando el amigo don Angel Díaz, un hombre de todo corazón, que gracias a él,  los vecindarios se enteraban de los telegramas y cartas que emitía o recibía él personalmente.



Los primeros días de octubre de 1921, habían sido gloriosos para los Ejércitos españoles. Una serie de operaciones bien concebidas con una precisión que solo es posible cuando se trata de tropas valientes, habían tenido por resultado la ocupación del Gurugú

Un volteo general de campanas, los disparos de los cañones de la plaza, el desbordamiento del entusiasmo general, anunciaba que se acaba de aparecer en el Gurugú, la bandera española. El Ejercito se había posesionado del monte fatídico.

Uno de los soldados, Julio Arce Alonso, del batallón de Valencia, había escrito a su madre, doña Carmen Alonso, residente en el Astillero, una carta en que la contaba lo ocurrido en la toma de Tizza, en la siguiente forma:

"En el aprovisionamiento a la posición de Tizza se entablo un duro combate. A nuestro batallón le concedieron el puesto de honor en la vanguardia, juntamente con las fuerzas de Regulares y al grito de ¡Viva la Montaña! entró la compañía en sucesivas cargas a la bayoneta, penetrando en la posición con el comandante general y dos compañías de Ingenieros.

A mí no me cupo tal suerte y honor, pues á las doce y media me tumbaron un par de balas que me atravesaron ambas piernas por la parte baja de la rodilla, sin que haya habido lesión ósea. Me recogieron unos compañeros y ni por el momento perdí la serenidad, no obstante el dolor que sentía en la piernas, que hasta hoy he tenido inmóviles. Yo mismo dirigí mi primera cura, que me hizo un amigo.

Estoy contentísimo de haber sido uno de los héroes. Fue trasladado al hospital de Melilla".

Los soldados del Astillero, Eduardo López, Valentín Cavia, Francisco Pérez, Arsenio Casuso, Angel Cagigas, Francisco Ceballos, Rufino Rivas y José Cagigas, a través del periódico el El Cantábrico agradecían cuanto su pueblo y especialmente a las muchachas del Astillero, estaban haciendo por ellos.

Habían recibido ya la primera remesa de ropa interior y se les anunciaba otros envíos.



El 28 de octubre, se celebró en el Salón Cortabitarte una función teatral a beneficio de los soldados del pueblo que se encontraban en África.

Un acto heroico de un soldado de Astillero, Alejandro Ibaseta, quien tenía otro hermano en África y en el segundo batallón del laureado regimiento de Valencia.

En el combate de Tizza, al atacar a la bayoneta para tomar una altura, cayó gravemente herido el soldado Severiano Setién, de Astillero. Alejandro Ibaseta al verle caer, atravesó, con desprecio de su propia vida, y en medio de un diluvio de balas, varias líneas de fuego, para salvar a su compañero y evitar que cayera en poder de los rifeños, consiguiéndole trasladarle a la ambulancia, distante de la línea de fuego más de un kilómetro.

En Astillero, un grupo de señoritas, Castillo (Luisa, Mercedes, Amalia y Vicenta), de Bedia (Rosario y Elisa) y Ramonita Vega, habían constituido espontáneamente e iniciadoras de una Comisión para recaudar unas pesetas con que poder hacerles la Nochebuena a los soldados de la localidad.

Con el dinero habían adquirido comestibles (salchichones Thon Mariné, turrones, queso de bolba y pasas) acompañando vino Rioja, para enviárselos a los soldados.



Grandioso recibimiento al soldado Severiano Setién el día 16 de enero de 1922, que había conquistado las simpatías de todo los astillerenses, sabiendo la forma gravísima en que fué herido el día del tristemente célebre convoy a Tizza y su llegada al pueblo.

La entusiasta "Peña Angelín" estimulada por Lavín (don Cándido), organizó la caravana para recibirle en la estación de Boo.

En la estación estuvieron el señor alcalde, don Felipe del Castillo y algunos concejales; las damas del Ropero, doña Enriqueta de Amel y doña Dolores G. de Rozas; el capitán de la Guardia Civil, señor Escobar; el ex-oficial de la Guardia Civil, señor Otero, señores Casuso, Cortabitarte y Castillo.

El regreso al Astillero se hizo a pie, y en el pueblo se repitieron las manifestaciones de simpatías.

Días antes, había llegado el soldado Eugenio Cortabitarte, hijo político del señor Azcarate.

Hermosísimo acto llevado a cabo por las jóvenes astillerenses, las cuales, asaltaban a las personas solicitándolas un dinero para los soldados y el resultado le fue tan satisfactorio, que con la cantidad recaudada pudieron confeccionar un bonito aguinaldo para los treinta y tres soldados del Astillero.



El 22 de noviembre de 1922, desde el Ropero del Astillero, enviaron a Melilla por el vapor "Torres y Bages" de la Compañía Transmediterránea, 200 colchonetas de urgencia necesidad. Eran miles de soldados que dormían en el suelo y esta benéfica institución creía necesario esa ayuda.



El 24 de noviembre, el sargento  de ametralladora del batallón expedicionario de Valencia nº 23, Ernesto Curto, desde Nador, envió una carta como testimonio de reconocimiento a la benéfica labor del Ropero de Astillero.



El 30 de septiembre de 1923, Santander tributa un grandioso recibimiento a los repatriados del Regimiento de Valencia.



El 4 de diciembre de 1923, regresaron de África, donde estuvieron por espacio de 29 meses, luchando bajo la bandera del Regimiento de Valencia, los jóvenes de esta localidad, Federico Ibaseta, Emilio Herrero, Ignacio Jimenez, Isidoro Antolín y N. Rivas.



La Guerra de África o también llamada la Segunda Guerra de Marruecos, fue un enfrentamiento originado por la sublevación de las tribus del Rif, una región montañosa del norte marroquí, contra las autoridades coloniales española y francesa, concretada en los Tratados de Tetuán (1860), Madrid (1880) y Algeciras (1906), completado este con el de Fez (1912), que delimitaron los protectorados español y francés, cuya vida administrativa y geográfica se inicio en 1907, conflicto en que participaron también tropas francesas, pese a haber afectado principalmente a las tropas españolas.

En el año 1920, tras la firma de Fez, la zona norte marroquí fue adjudicada a España como protectorado. El comienzo del mismo lo fue también de la resistencia de las poblaciones rifeñas contra los españoles, desencadenando un conflicto que se alargaría durante años.

En 1921, las tropas españolas sufrieron un grave desastre en Annual, amén de una rebelión acaudillada por el líder rifeño Abd el-Krim.

Los españoles se retiraron a unas cuantas posiciones fortificadas mientras Abd el-Krim llegó a crear todo un Estado independiente: La Republica del Rif. El desarrollo del enfrentamiento y su fin coincidieron con la dictadura del general Primo de Rivera, que se ocupó de la campaña de 1924 a 1927. Además, tras la Batalla de Uarga (1925), los franceses intervinieron de lleno en el conflicto y establecieron una colaboración conjunta con España, que culminó con un desembarco en Alhucemas. Hacia 1926 la zona había sido pacificada, rindiéndose Abd el-Krim en julio de 1927 y obteniéndose la reconquista del territorio anteriormente perdido.

Esta guerra dejó un profundo recuerdo tanto en España como en Marruecos. Tras la independencia de Marruecos en 1956, todavía tuvo lugar una revuelta rifeña contra el sultán, secuela del anterior conflicto armado.

La guerra de Marruecos fue en general mal vista y provocó importantes conflictos en la sociedad española en esos momentos