viernes, 29 de noviembre de 2019

MUSEO DEL REAL ASTILLERO-GUARNIZO inaugurado el 22 agosto de 1948



22 agosto de 1948






Por abril de 1942, la idea de la Diputación Provincial, era de señalizar de modo permanente y visible aquellos lugares de la Montaña que pudieran ser considerados como dignos de especial recuerdo por su acusada significación en los anales de la Historia española.

Con una lápida o un mojón tendrían un emocionado y perenne homenaje los mejores hechos de nuestra historia provincial. Entre esta preocupación que los investigadores provinciales sentían por instalar hitos históricos en aquellos lugares de la Montaña, que lo merecerían, Guarnizo ocupaba un lugar preferente.

En el siglo XVIII, en los astilleros de Guarnizo construían los mejores barcos, orgullo de España y de la Montaña.

Donde estaban las chimeneas de Astillero que desplegaban al viento el humo de su potencia fabril, hubo en otra época la más hermosa instalación naviera del norte de España: el Real Astillero de Guarnizo. En la histórica ría de Solía tocaron agua por vez primera las quillas de los más valientes navíos y fragatas.

Guarnizo era, ciertamente, el astillero que recogía las mayores preocupaciones de los Gobiernos del entonces; para la guerra, la actividad o la negligencia de aquellos constructores navales, podía significar el orgullo de la victoria o el pesar de la derrota.

Como Guarnizo había escrito una de las más brillantes páginas de nuestra historia, iba a tener su museo conmemorativo abierto a la más grande de las admiraciones.

Para ello, el Centro de Estudios Montañeses se ocupaba de este interesante asunto. Uno de sus miembros, don Tomás Maza Solano, iba a poner todo su entusiasmo en la obra.

El lugar señalado, fue el adosado al ábside de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Muslera.

El proyecto se le habían asignado al arquitecto de la Diputación, señor Hernández Morales y el Ministerio de la Marina, había donado veinte mil pesetas para tal fin.

El proyecto de reforma del inmuebles para adaptarlo a su nuevo uso, la maqueta llegó a exponerse en el local de Gerardo Pombo, en el nº 35 del Paseo Pereda.

Una vez ejecutados las obras de restauración del edificio en colaboración con el Museo Naval, quienes habian prestado un gran apoyo, se traerían maquetas de los buques construidos en Guarnizo, planos, dibujos, grabados de la época, elementos propios de los navíos; cañones de los que se construían en la fábrica de La Cavada, retratos de los más destacados navieros y cuantos objetos se obtenga dignos de figurar en el museo.



A primeros de diciembre de 1945, una Comisión Provincial aprobó el proyecto redactado por el arquitecto de la Diputación, para la construcción del Museo del Real Astillero de Guarnizo.

La idea había sido presentada por el Ministerio de Marina, quienes habían concedido para tal fin una subvención de 20.000 pesetas..

El Museo había que instalarse en el viejo edificio existente en el pueblo de Guarnizo, donde estuvo emplazado el Real Astillero que regentó en sus primeros años el entonces oficial de la Real Armada y comisario de matriculas de la costa cantábrica, Marques de la Ensenada.

Dicho edificio, que se encontraba en estado semiruinoso, había sido comprado por la Diputación Provincial a su anterior propietario, don Federico Serna, en el precio de venta de 10.650 pesetas.

Y en él habia de invertirse en obras de consolidación, reforma e instalación la cantidad de 88.349,27 pesetas.

Una vez que estaria acondicionado el edificio, serian llevados al nuevo Museo del Real Astillero, los documentos históricos, cuadros y objetos que procedentes del mismo se encuentran diseminados en otros centros culturales de Santander y provincia.



Por las fechas de 1947, el Patronato del Museo, acordó retirar del Museo Municipal el retrato del Almirante Gaztañeta para colocarle en el Museo del Real Astillero de Guarnizo y destinar también a dicho Museo diversos objetos que se encontraban en la Exposición del Mar de Castilla.



El 13 de enero de 1948, el Ayuntamiento de Astillero visitó la Exposición del Real Museo Naval que se había instalado en el Paseo Pereda.

Ante la maqueta de dicho Museo, don Tomás Maza, del Centro de Estudios Montañeses, expuso a los visitantes ciertos detalles concernientes a las carreteras de acceso al futuro Museo.

Componían dicha representación, el alcalde de Astillero, don José Solana; presidente de la Junta de Administrativa, don José López; vicepresidente, don Daniel Egusquiza y los concejales, don Francisco Cagigas, don Francisco Buenaga y el secretario del Ayuntamiento, Ricardo Pastrana.

Fueron recibos por los miembros del Centro de Estudios Montañeses.



El 17 de marzo de 1948, se reunieron la Comisión Gestora provincial, bajo la presidencia del señor Pérez Bustamante para aprobar la propuesta que había formulado el Centro de Estudios Montañeses para la constitución del Patronato del Museo del Real Astillero de Guarnizo, que ha formar y organizar dicho Museo, conforme al plan proyectado y aprobado por la Comisión Gestora.

También aprobó a propuesta de la Intervención de fondos provinciales, un suplemento de crédito por importe de 219.400 pesetas para pago de atenciones provinciales.



El 22 de agosto de 1948, se celebró la inauguración del ambicioso proyecto del Centro de Estudios Montañeses de perpetuar en un Museo las glorias marineras de la Montaña y el esfuerzo de los Astilleros de Guarnizo, de donde salieron navíos que han inmortalizado sus nombres en las gestas de nuestra historia naval.

El domingo en un acto que presidió el ministro de Educación Nacional, señor Ibañez Martin, con el capitán general del Departamento, almirante Moreu; subsecretario de Educación Popular, señor Ortiz Muñoz; director general de Enseñanza Universitaria, señor Alcázar; Prelado de la Diócesis, doctor Eguino y Trecu; gobernador civil, señor Reguera Sevilla; contralmirante Abárzuza; comandantes y representación de la oficialidad de los buques de guerra anclados en esas fechas en la bahía; académico señor Cossio; Delegación de Sevilla, presidida por el alcalde en funciones, señor Bermudo; alcalde de Santander, señor González Mesones; presidente de la Diputación y directores de los periódicos locales; rector de la Universidad Internacional, señor Pérez Bustamante; presidente del Centro de Estudios Montañeses, señor Barreda; con los miembros del mismo, señores Maza Solano, Calderón y Uzcudun; doctor Díaz Caneja, del Consejo de Investigaciones Científicas; director de la Biblioteca Menéndez Pelayo, señor Sánchez Reyes; presidente y secretario del Real Club Marítimo, don José Maria Jado y don Fermín Sánchez; otras autoridades y numerosas representaciones.

Gran gentío de los pueblos de Astillero y Guarnizo acudieron a este acto histórico.

Después de la intervención del alcalde de Astillero, hizo uso de la palabra, el Padre Vela, subdirector del Museo Naval quien habló sobre la trayectoria histórica del Astillero de Guarnizo.




Al regresar los invitados a Santander, fueron despedidos con fuertes aplausos, mientras un coro popular entonaba los himnos de la Marina española y de Santa Catalina de Monte-Corbán.

El proyecto de construcción había abarcado dos partes, la primera de las cuales es la ya terminada e inaugurada con motivo del  7º Centenario de la Marina española. La edificación había durado un año. Después seguiría la construcción de la segunda.

El Museo, adosado al templo, formaba una completa unidad arquitectónica con éste y constaba de dos plantas.

La parte ya existente estaba dedicada a exponer el contenido básico, que era: maquetas de barcos salidos de las gradas históricas de Guarnizo; representaciones plásticas de árboles, en las que se señalaban las piezas especiales que de ellos podían sacarse para la construcción de los navíos; manifestaciones de las industrias complementarias de construcción naval, como las correspondientes a las fábricas de cañones de La Cavada y de Liérganes; reproducciones fotográficas de barcos, cañones, etc. referentes al Real Astillero y de retratos de marinos ilustres.

El Centro de Estudios Montañeses había adquirido para el Museo una sección de muebles de época. Mención especial merecía en la reseña del conjunto contenido por este Museo la sección bibliográfica, que constituiría una eruditísima Biblioteca histórica y literaria de la Marina española.

En la ornamentación y decorado perduraría una fidelidad extremada para dotar de un ambiente idóneo al Museo en plenitud de relación con las épocas que testifica el contenido expuesto; los zócalos, remates y ángulos, estaban labrados en piedra de Renedo y llevaban roble y nogal; los entrepaños estaban tallados con pauta de los modelos flamencos que tanto se prodigaban.



En octubre de 1949, en sesión celebrada bajo la presidencia del señor José Pérez Bustamante, presidente de la Diputación Provincial, quedó constituido el Patronato del Museo del Real Astillero de Guarnizo, en la forma siguiente:

Presidente: señor presidente de la Diputación Provincial, don José Pérez Bustamante.
Vicepresidente; presidente del Centro de Estudios Montañeses, don Fernando Barreda y Ferrer de la Vega, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Tesorero: don Fernando Calderón y Gómez de Rueda, de la Junta Provincial de Turismo.
Secretario: don Tomás Maza Solano, de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos.
Dentro del Patronato actuaria una Comisión ejecutiva que estaba formada por los siguientes señores:
Don Fernando Barreda y Ferrer, presidente; don Aquiles de Vial, comandante de Marina; don Ramon Gorbeña, consejero-delegado de Talleres Astillero, S.A.; don Fernando Calderón y Gómez de Rueda, tesorero y don Tomás Maza Solano, secretario.

Entre los proyectos era dar contenido al Museo y para ello querían poner una galería de marinos montañeses de retratos o cuadros y que el Patronato interesaría su cesión por las familias que poseerían recuerdos gráficos de sus antepasados marineros.

Disponían de varias maquetas de barcos construidos en el Real Astillero y otras que irían construyendo con arreglo a planos determinados. Uno de los bocetos arquitectónicos que había más interés, era poseer el del "Real Felipe", el barco más notable salido de aquella colosal constructora de buques.

Uno de los documentos mas valioso que poseían, era una reproducción de los árboles de la provincia en los que se diseñaban las piezas para la construcción de los navíos. Una joya preciosa, única en España, muy codiciada por el Museo Naval de Madrid. Procedía del comisario de Montes, don Francisco Antonio de la Torre.

Por esas fechas, el horario del Museo, era de diez a una por la mañana, todos los domingos y días festivos. La entrada era gratuita.



En 1967, vivía en la parte trasera del edificio doña Felisa Ferrero Rivero, mujer de carácter propicio a la charla y poseedora de todos los atributos propios de la "viejuca" montañesa; simpatía, facilidad de palabra, deseo de allanar obstáculos.. Ella es la que abría el museo para las visitas.

Al principio de la inauguración en 1948, se recibieron muchas visitas y en loss años de 1967, ya no tanto.

Por estas fechas, el museo se encontraba algo abandonado, todavía existía las viejas anclas con el hierro oxidado, una coraza que bien pudo proteger el tórax de algún innominado soldado de mar en abordaje a la nave rival; balas de cañón esférico que pesaban lo suyo; cuadros y grabados en las paredes.

Llamaba la atención una relación de  los buques que tenían matricula de Santander en el año 1878. Eran en total 45 y desplazaban en total 14.687 toneladas, pataches, corbetas, vapores, fragatas...

En la casilla que expresa los armadores, se encuentran los apellidos genuinamente montañeses, Pombo, Dóriga, Escalada...

Quizá la característica más acusada del museo lo fuera la variedad de objetos que habia de servir de indudable entretenimiento al visitante. Había en una estantería una colección de armas que un erudito clasificaría por épocas, pues a simple vista se comprobaban que pertenecían a distintos tiempos.

Lombardas y culebrinas se muestran al curioso, que al verlas establecerían en seguida la comparación entre aquellos armamentos y los cañones de hoy, más mortíferos, sin duda.

En la segunda planta, las goteras amenazan con arruinar la techumbre. Un grabado colgado de la pared mostraba la efigie de don Juan Fernández de Isla, comisario ordenador de la Marina, a quien se le encargó en 1752 la construcción en el Astillero de Guarnizo de cuatro navíos de setenta cañones cada uno.

Y al lado, un retrato del teniente general de la Armada, don José Bustamante, natural de Ontaneda, y que, del siglo XVIII.

Más estantes con armas blancas y otro documento valioso; la relación de algunos buques construidos en el Real Astillero de Guarnizo en el siglo XVI, cuando en los dominios hispánicos no se ponía el sol. En 1581 se construyeron en el astillero santanderino treinta y seis barcos de guerra y doce de comercio.

Por 1967, el libro de firmas de visita, se observaba el descenso de asistencia al museo.

El exterior del edificio del Museo, en su fachada principal, existía una inscripción "Excelentísima Diputación Provincial. Museo del Real Astillero de Guarnizo"

El Museo se levantó a expensas de la Diputación Provincial, justo en el lugar desde donde se dirigía la construcción de los navíos en los antiguos astilleros. Se inauguró en el año 1948, para conmemorar el setecientos aniversario de la conquista de Sevilla por naves salidas de sus atarazanas y la creación de la Marina Real de Castilla.

El acontecimiento tuvo una brillantez inusitada con la asistencia del ministro de Educación Nacional, señor Ibáñez Martín, el capitán general del Departamento del Ferrol, primeras autoridades civiles y militares de la provincia y comisiones llegadas de Sevilla y Madrid.

El motivo de la desaparición de este museo, parece ser que fue la escasez de visitantes. Eso era cierto; pero habría que haber recapacitado hondamente y buscar las causas de tan limitadas visitas de turistas y curiosos, pese a encontrarse tan sólo a ocho kilómetros de la capital.

La razón parece sencilla: malos accesos que nadie se preocupó de mejorar, absoluta despreocupación por embellecer los alrededores, ausencia de dotación, omisión en folletos y guías turísticas, falta de indicadores y así unas series de circunstancias que, lógicamente, influyeron decisivamente para que permaneciese en el olvido de la gran masa y fuese visitado escasamente.

Después fue sencillo determinar el traslado de algunos de sus objetos al monumentos levantado en Peña Cabarga, lugar indudablemente más bonito, pero carente de tradición histórica.

La mayoría de la documentación, objetos y otras pertenencias, parece ser que se encuentra depositados actualmente en el Museo Marítimo de Santander.


Recuerdo haber visitado este Museo en varias ocasiones.




Parte de ciertas piezas que estuvieron en el
Museo Naval de Guarnizo y hoy están depositados
en el Museo Maritimo de Santander



















No hay comentarios:

Publicar un comentario