sábado, 14 de noviembre de 2015

FRANCISCO JUSTO MADERNA natural de Guarnizo







Transcrito por el señor Aldo Abel Beleira:


Francisco
Justo
Maderna

En diecinueve de julio de mil setecientos cincuenta y nueve, yo fray Francisco de San Pablo cura  en esta parroquia de Santa María de Muslera, lugar de Guarnizo valle de
Camargo  obispado de Santander, bauticé  solemnemente y  puse los santos oleos, y crisma a Francisco Justo, hijo legítimo de Francisco Maderna y de Catalina Maderna, residentes en el Real Astillero de esta feligresía (nació dicho niño el día dieciocho de dicho  día  mes   y   año)  fueron  sus  abuelos  paternos  Damián  Maderna  y  Teresa  Maderna;  maternos Francisco Asqueta [Azqueta]  y  Mariana Asqueta, vecinos de la villa   de  Figueras   Reino  de  Cataluña  obispado   de  Gerona, fueron  sus  padrinos Francisco Banuet  y  Teresa Banuet , residentes  en la ciudad de Santander, advertí a los padrinos el parentesco espiritual y lo demás de su cargo, fueron testigos Tirso de la Serna y Francisco Salmon, firmaron  lo conmigo dicho cura los que supieron dicho día mes y año ut supra.

                 Fray Francisco de San Pablo                          Francisco Antonio Salmon
Ref. Libro Bautismos  1755-1771, folio 82. Parroquia Santa María (Guarnizo).







Gracias al historiador argentino, señor Aldo Abel Beliera, quien ha dedicado gran tiempo a la investigación sobre la biografía de un personaje ilustre nacido en Guarnizo, Francisco Justo Maderna, podemos publicarla y darla a conocer.

Nacido el 19 de julio de 1759, en Guarnizo y registrado en la parroquia de Santa María de Muslera, de Guarnizo.

Murió en 1807, con el Batallón de Voluntarios Urbanos Cántabros Montañeses, Tercio de Cántabros o Tercio de Montañeses, una unidad miliciana de infantería creada el 18 de septiembre de 1806, de la primera de las Invasiones Inglesas al virreinato del Rio de la Plata. La base fue de voluntarios nacidos en Cantabria (La Montaña), residentes en Buenos Aires.

El 5 de julio de 1807, se desarrollaron en las calles céntricas de la ciudad de Buenos Aires una de las más sangrientas luchas contra las tropas invasoras inglesas comandadas por el teniente general John Whitelocke.

Esta segunda invasión de las huestes del imperio británico tampoco pudo doblegar la valentía y el temple de los habitantes de la ciudad, quienes ya se habían organizado militarmente ante el temor de una nueva acometida.

La experiencia dejada por la primera invasión de 1806, que culminará con la heroica reconquista de la ciudad el 12 de agosto de ese año por los milicianos comandados por don Santiago de Liniers, había sido un poderoso llamado de atención ante la perspectiva de un nuevo ataque a esta colonia española.

Se crearon diversos batallones de cuerpos de veteranos de artillería y de granaderos, así como batallones de milicianos correspondientes a sus sendos orígenes de regiones españolas para los naturales de la Península o bien para los nacidos en Buenos Aires, o para los indios, pardos y morenos.

Las líneas anteriores las hemos volcado para señalar que el 23 de octubre de 1806, o sea a pocas semanas de la fecha de la Reconquista, se hizo un listado del "Tercio de Cántabros· con el rol de sus cuatro Compañías y dentro de cada una de ellas la nómina de los capitanes, tenientes, subtenientes, sargentos, cabos y soldados. Allí en la Tercera Compañía figura como teniente don Francisco Maderna.

La Plana Mayor estaba constituida por un primer y un segundo comandante y otros miembros menores, incluido un abanderado y un capellán.

Luego de estas líneas introductorias, digamos que don Francisco Justo Maderna ofrendó su vida en aquel 5 de julio de 1807, durante los combates librados durante la segunda invasión.

En esa fecha, parte de las fuerzas británicas a las órdenes del general Crawford, cruzaron la zona sur de la capital por la actual calle Venezuela y llegaron hasta la esquina de Balcarce con intención de ocupar la plaza de Santo Domingo.

Del relato del Coronel don Pedro Andrés García, quien se hallaba a cargo del batallón de Cántabros y cuyos integrantes cubrían los alrededores del convento de Santo Domingo, podemos resumir los momentos previos a la muerta de Maderna:

"... el enemigo perdía toda esperanza de posesionarse de la plaza, forzó una puerta auxiliar del convento y ocupó los claustros e iglesia, las alturas, bóvedas, coro y torre, desde donde nos hacía un fuego dominante y cierto a cubierto de los muros y aún parapetado de colchones y muebles en los pocos flancos que podíamos descubrirle..."

"El batallón continuaba su activo fuego y con él obligaba al enemigo a no salir de sus trincheras, pero siendo necesario o sufrir una pérdida lamentable o abandonar un punto tan interesante, para evitar estos extremos se hacían precisos nuevos auxilios, especialmente de artillería con que batir las puertas del convento..."

"En este intermedio los enemigos nos propusieron tres señales de parlamento que resultaron falsas, con cuyo arbitrio lograron en el primero, que salí a contestar, matarme un soldado que estaba a mi lado y a continuación de su fuego me obligó a retirarme".

"Intentaron con señales más expresivas de rendirse y entonces dieron muerte al teniente de la tercera compañía don Francisco Maderna y a cuatro hombres más bajo el mismo pérfido engaño..."

El parte de los hechos acontecidos en esa memorable jornada que culminó con la rendición del general Crawford, fue redactado por el Coronel Garcia y enviado al capitán general don Santiago de Liniers, el 15 de julio de 1807.

Los fallecidos durante la contienda fueron enterrados en la Piedad, Santiago Domingo, Recoleta, La Merced, San Francisco, San Ignacio y otras iglesias del casco céntrico, según refiere el cura de la Catedral porteña, Dr. Julián Segundo de Agüero en el libro de difuntos días después de los acontecimientos.

Desconocemos donde fue sepultado su cuerpo, quizás en el camposanto de la Iglesia de San Juan Bautista, donde en el patio de la casa parroquial una placa reza que en ese lugar yacen los restos de los caídos en las jornadas de 1806 y 1807. La única constancia que hayamos sobre su deceso se encuentra en el Libro 3 de Difuntos de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Buenos Aires. En folio 28 vuelto del citado registro, el Dr. Juan Dámaso Fonseca dejó anotado: "el día 17 de agosto de 1807 hizo la Hermandad sus honras por el finado D. Francisco Maderna"

En el año 1808, las autoridades de la ciudad impusieron su nombre a las actuales calles porteñas Montevideo y su continuación Virrey Cevallos (actual barrio del Congreso), subsistiendo esta designación hasta 1822.

Más tarde, mediante Decreto Municipal nº 209 del año 1945, se designó con su nombre a una arteria del barrio de Pompeya, próxima a la Av. Sáenz, cuyo trayecto nace en la Av. Perito Moreno y finaliza en Abraham J. Luppi al 1.000, perdurando en la actualidad.

Poco es lo que se sabe de este nombre y de sus hijos varones, los cuales por llevar nombres homónimos se los ha confundido, dando motivo a interpretaciones erróneas.

Don Francisco Justo Maderna, era natural de la localidad de Guarnizo, que se encuentra dentro del Ayuntamiento de Astillero en el partido judicial de Santander y en la provincia del mismo nombre (hoy Cantabria).  Guarnizo dista unos 7,5 km. de la ciudad capital Santander y su existencia ya está acreditada en documentos del año 857 referidos a la iglesia de Nuestra Señora de Muslera, período en el cual sus habitantes vivían de la pesca, el marisqueo y la ganadería.

Don Francisco Justo Maderna fue hijo legítimo de Francisco Maderna y de Catalina Ascuetai y contrajo matrimonio el 12 de mayo de 1785, en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Buenos Aires, con doña María Josefa Escobar, natural de Buenos Aires y criada en casa de doña Josefa Tadea Saraví, esposa del catalán Juan de Ausio.

Don Francisco Justo Maderna y su mujer doña Maria Josefa Escobar fueron padres de siete hijos conocidos: Francisco Benito, Juan Francisco Ezequiel, Marcos José, Juan Josefa de Jesús, María Dorotea, José Anacleto y José Policarpo Maderna.

Los tres primeros hijos varones son mencionados en la matricula de 1794, levantada a consecuencia del establecimiento de los alcaldes de barrio y que fuera ordenada por disposición del Virrey don Nicolás de Arredondo.

Don Salvador Escolá, fue designado alcalde del barrio nº 12 y ese mismo año procedió a registrar a los vecinos y habitantes de la jurisdicción a su cargo perteneciente a la parroquia de San Nicolás.  Comenzó el empadronamiento por calle homónima (hoy avenida Corrientes) y Monserrat (actual Cerrito), arterias éstas que junto a San Lucia (Sarmiento) y San Cosme y Damián (Carlos Pellegrini), delimitaban la manzana primera que fuera demolida por el año 1930 para la construcción de la Plaza de la República y la apertura de la avenida 9 de julio.

Después de anotar en el cuaderno proporcionado a los ocupantes de la primera vivienda, el alcalde Escola pasó a la siguiente y dejó constancia: "se halla una panadería perteneciente a don Francisco Maderna en la segunda casa, natural de las Montañas de 34 años de edad, casado con doña Josefa Escobar, natural de esta ciudad de 22 años. Tiene tres hijos llamados, Francisco de 7 años, Ezequiel de 6 años y Marcos de 2 años."

Seguidamente menciona los nombres de once peones y cinco esclavos, indicando sus oficios, estado, naturaleza y demás datos de acuerdo a las instrucciones recibidas. También cita a dos mulatos presos, que se hallaban a cargo de Maderna y pertenecían al convento de San Agustín.

Artesano panadero, en sus campos de la zona del Pilar sembrada y cosechaba el trigo que molía con a tahona propia para elaborar este alimento. El 2 de abril de 1791 se le asigna lugar de abastecimiento y venta del pan producido "junto a San Francisco", hoy calle Moreno.



Para mí ha sido una sorpresa  conocer la biografía de Francisco Justo Maderna, nacido en mi pueblo, Guarnizo, a pesar  que nos distanciamos en bastantes años, más motivo para interesarme todo sobre  este gran personaje que murió mártir en la defensa de Buenos Aires en 1807.


Fuente de información:
http://pilarenlahistoria.blogspot.com.es/2015/09/francisco-justo-maderna-un-martir-en-la  19.html








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