A lo largo de los siglos XIX y XX, la emigración
española fue llegando a Cuba, por diferentes características y evolucionando
desde una colonización dirigida a la creación de núcleos urbanos, con el establecimiento
de colonos blancos, hasta la entrada de trabajadores libres en régimen de
asalariados, de acuerdo al desarrollo de la economía y del sistema productivo
cubanos.
Además de estos factores de índole económica,
hubo otros factores de carácter político, social y cultural.
La demanda de mano de obra abundante y barata se
hizo sentir cada vez con mayor fuerza y desde que el sistema esclavista entró
en crisis y gran parte de esta oferta, tanto en las ciudades como en el campo,
fue cubierta con la llegada masiva de inmigrantes españoles.
Cuba fue el destino principal de los españoles
que decidieron emigrar.
En los años 1882-1930, fue la etapa de la
migración española masiva a Iberoamérica, debido a problemas de tipo económico,
problemas demográficos.. Cuatro de cada diez españoles se asientan en La
Habana, y una proporción similar en la provincias azucareras de Oriente,
Camagüey y las Villas.
El viaje de los emigrantes españoles hacia Cuba
comenzaba en una localidad, pueblo o capital de España. Si salían de uno de los
grandes puertos de embarque, el periplo se simplificaba bastante; si no, el
emigrante tenía que trasladarse a la costa, al puerto que le había sido
adjudicado por la agencia de emigración correspondiente.
Los emigrantes llegados a las ciudades
portuarias, pasaban una larga espera hasta que llegase el ansiado momento de
embarcar. A todo esto se sumaba la compleja documentación que los emigrantes
tenían que presentar ante el gobierno civil del puerto para poder embarcar. Los
momentos del embarque y la despedida en los muelles alcanzaban cotas de gran
dramatismo. Muchos de ellos no volverían a ver a sus familias, a su pueblo ni a
su país. Era un punto de no retorno.
También existieron viajeros procedentes de
Astillero durante esos años, algunos se quedaron definitivamente allí y otros
tuvieron la suerte de retornar a su pueblo.
Entre ellos, fueron mis tíos, Adolfo y Emilio
Vega Lloreda.
El primero se embarco en la fecha del 20 de
diciembre de 1917, en el transatlántico ALFONSO XIII.
Partió a las seis de la mañana, con retraso,
debido a las grandísimas dificultades encontradas a la entrada del puerto del
Musel, por el fuerte temporal.
El buque Alonso XIII condujo para Habana unos 300
pasajeros.
Mi tío Adolfo, no volvió nunca a España y nunca
dejó de recordar a su pueblo, Astillero.
El 19 de mayo de 1919, se embarco su hermano
Emilio, en el transatlántico ALFONSO XII.
Este buque partió a las seis de la tarde para la
Habana y Veracruz, la salida del correo fue presenciada desde el muelle por
numeroso público.
Pero Emilio si volvió a España antes de 1924 y
se caso en Astillero en 1929.
Por 1921, el convecino de Astillero, don Alfredo
del Castillo depositario de los fondos municipales, se dirigió a su hijo,
Antonio, residente en La Habana, encareciéndole el envío de algún donativo para
los soldados de este Ayuntamiento de Astillero que se hallaban en África; y en
contestación, recibió dicho señor Castillo una patriótica misiva, y el señor
alcalde, don Felipe del Castillo, recibió igualmente una carta y una lista de
suscripción.
En la carta se decía que enterados los hijos del
Astillero que residen en la Habana de la labor que se realizaba en este pueblo
en favor de los soldados que peleaban en África, abrieron una suscripción, cuyo
productos ascendió a 113 pesos, que reducidos a pesetas, ascendía a la suma de
829,40 que ha remitido a la Alcaldía.
Los donantes han acordado distribuir dicha
cantidad en la siguiente forma:
500 pesetas para los hijos del Astillero, Boo y
Guarnizo que se hallan en el ejercicio de África.
329,40 para el Asilo de San José de este pueblo.
La lista de donantes fue la siguiente:
Angel
Coterillo, 10; Jesús de la Hoz y familia, 10; Fernando Sierra y familia, 5;
Ricardo Sierra, 5; José Sierra,5; Adolfo Vega, 5; Cayetano González Castillo,5;
José Diez Toca, 5; Quintin Barreneche, 5; Antonio Castillo, 5; Ezequiel
Barreneche, 2; Julio Gómez y familia, 3; Otilia y Concha Rumayor, 3; Victoriano
Cepedillo, 2; Emilio Vega, 2; Angeles Castillo, 1; José Bengochea, 1; Jesús
Bengochea, 1: Carlos Bengochea, 1; Lucia Montoya, 1; Felipe Bailón, 1; Angel
Iglesias, 1; Francisco Llata, 5; Angel Llata, 5; Manuel Miera, 5; Carlos
Leguina, 5; José Leguina, 5; Nicolas Leguina, 5; Germán Alonso (de La Concha),
2; Angel Fernández (de San Vicente de la Barquera), 1; y una vizcaina, 1.
Total
recaudado: $ 113.
Estas averiguaciones, me orgullecen, hacer
referencia a mis tíos, Adolfo y Emilio.
He podido localizar las listas de embarque y la
del año 1917, aparece mi tío Adolfo con el nombre de Primitivo.
La de 1919, si figura el nombre de Emilio.
Puedo pensar que cuando se embarco mi tio
Adolfo, utilizo el segundo nombre de su hermano Emilio, para poder viajar, al
tener en ese momento 17 años y no podría haber conseguido el pasaporte.
Mi tío Emilio, se fue con la edad de 18 años y
si cumplía con el requisito.
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