El día 12 de julio de 1966, se hicieron
las pruebas de resistencia del puente Astillero-Pontejos.
Fue en presencia del ingeniero jefe de
Obras Públicas de la provincia, don Antonio Ruiz y sus ayudantes de la Jefatura
de Puentes, quienes hicieron las oportunas comprobaciones oficiales, para dar
el visto bueno a las obras.
Los técnicos encargados de ese trámite,
fueron don Roman Ferreros y don Marcelino Coneso, con Miguel Munar, como
ayudante.
Los resultados fueron totalmente satisfactorios.
Las pruebas consistieron en el paso de
seis vehículos cargados con un total de 120 toneladas, de uno al otro extremo
del puente. Tres camiones cisterna, dos de carga normal y una máquina quitanievas
integraban la flota que hicieron someter a la estructura de hormigón a un
cálculo de resistencia previsto de antemano.
Lentamente y de tramo en tramo, los seis
vehículos avanzaban, de dos en dos hasta situar la totalidad de su tonelaje
sobre cada uno de los tramos, en tanto los ingenieros observaban atentamente
las deformaciones producidas y si éstas -esto era lo importante- volvían a
recuperar "la flecha".
Los técnicos situados en el mismo
puente; tras los trípodes de los aparatos de precisión, hacían la comprobación
en milimétrico.
La flotilla de transporte salvaron los
dos primeros tramos y rápidamente se supo el resultado: "Todo bien; no hay
más que medio milímetro de flecha, hasta ahora".
Los camiones y máquina quitanieves
continuaron su lento recorrido por el puente hasta salvar sin novedad el medio
punto arquitectónico.
La seguridad del puente estaba
asegurada, en ninguno de los tramos se habían rebasado los límites de las
deformaciones admisibles. No era lo importante lo que el armazón de hormigón
pudiera ceder, sino la capacidad de recuperación, la elasticidad que tenga.
Y la tenia este puente de
Astillero-Pontejos.
Solo quedaba por terminar uno de los
andenes para el paso de los peatones en sus dos metros de anchura, para pronto
inaugurarlo.
El 29 de agosto de 1966, se inauguró el
puente entre Astillero-Pontejos.
La inauguración del puente, constituyó
un auténtico acontecimiento popular. Cuando el director general de Carreteras y
Caminos, llegó al pueblo de Astillero para proceder a la apertura del tráfico
por el mismo, a uno y otro lado del viaducto se agrupaban el vecindario de las
dos localidades más directamente beneficiadas para presenciar el acto; de un
lado los vecinos de Pontejos, con sus autoridades al frente y del otro, los
astillerenses igualmente representados.
Cohetes, bandas de música y profusión de
banderas y macetas alegraban y daban ambiente a la importante efemérides.
Tuvo lugar a la una y media del
mediodía, y asistió el director general de Carreteras, don Pedro Areitio;
gobernador civil de la provincia, don Jesús López Cancio; presidente de la
Diputación, don Pedro Escalante Huidobro; alcalde de Astillero, don Leopoldo
Pérez Martinez; alcalde de Marina de Cudeyo, don Fernando Cabarga; alcalde de
Santander, don Manuel G. Mesones; delegados provinciales de Trabajo, Industria
e Información y Turismo y de Sindicatos; señores Pendás, Lasso de la Vega,
Herrero Tejedor y Bilbao Arriaga, respectivamente; ingeniero jefe de Obras
Públicas, don Antonio Ruiz; ingeniero director de la J.O. del Puerto, don
Francisco de Alvear, teniente coronel de la Guardia Civil, señor Cereceda;
teniente coronel jefe del Aeropuerto, señor Jiménez Freile; alcalde de Camargo
y diputado provincial, señor Valle G. Torre; ex alcaldes de Astillero, que tanta y importante labor desarrollaron
para la consecución de este puente, señores Solana y Manchado; ingeniero de la
Empresa constructora, señores Larrea y Marrequí y otras autoridades e
invitados.
Hubo como todos los actos, los discursos
y las obligadas palabras dirigidas a los allí presentes, además del
agradecimiento para cuantos asistieron al acto y habían trabajado por el logro
del viaducto inaugurado.
Desde Pontejos, las autoridades y
acompañantes se trasladaron a Pedreña, donde se celebró un almuerzo servido por
el Real Golf.
Y, cómo no, numerosas personas vecinas
del municipio y de los pueblos lindantes.
Eran tantas, que se agolpaban a uno y
otro margen del puente, para esperar ese momento histórico.
Tanto en Astillero, como en los pueblos
del otro lado del puente, fue un día de auténtica fiesta, celebrando una
romería en el mismo por la tarde para festejar tal acontecimiento.
El puente en sí, tiene una longitud de
232 metros y estaba constituido por diez tramos, con altura libre máxima a
pleamar de 9,32 metros. Para su construcción se había ejecutado 38.000 metros
cúbicos de dragado, habiéndose empleado en la obra 4.362 toneladas de cemento,
380.000 kilos de acero en arma dura y otros 12.000 kilos de acero especial en
aparato de apoyo a las vigas principales.
Datos del puente: Diez tramos forman la
estructura en medio punto que parece emerger de la ría como un extraño animal
antediluviano cuya cola se perdiera en Pontejos y la cabeza, en forma de martillo,
intentara morder la carretera general Santander-Bilbao por San Salvador. Los
apoyos centrales de la estructura están formados por nueve pilares,
constituidas por unos basamentos con alturas de dos a ocho metros por debajo
del cero del puente. Seis de los tramos a que antes se hacía referencia van en línea
recta y los cuatros restantes en curva con 24 y 25,40 metros de luz teórica.
Las columnas circulares, que se alzan
sobre los basamentos, tienen unos sesenta centímetros de diámetro exterior de
hormigón armado, a una altura que oscila entre tres y ocho metros. Los dinteles
que rematan las columnas tienen una longitud de 11,10 y una anchura de 2,20,
con tres metros de altura. La altura total de los pilares desde el terreno
hasta el apoyo de las vigas principales del puente, oscila entre 12 y 22
metros. Los estribos están apoyados en dos cajones de cimentación de 16,45 por
4,40 metros a una altura de ocho metros.
Sesenta vigas -seis por cada tramo- de
24 metros de largo, por 0,40 de ancho y 1,54 de altura, además de cincuenta
vigas transversales -cinco por cada tramo- de 12 metros de largo que sirven de
arriostramiento a las primeras, son como si las "costillas" de este monstruo de hormigón. Dos muros de
mampostería con relleno de pedraplén constituyen los accesos macizos en una
longitud total de 229,90 metros. Han sido necesarios 38.000 metros cúbicos de
dragada y 27.500 toneladas de escollera recibida además de 4.5000 metros
cúbicos de escollera paramentada; más de 30.000 toneladas métricas de pedraplén
y 5.500 metros cúbicos de terraplén. Para ejecutar 10.216 metros cúbicos de
hormigón fueron necesarios 4.326 toneladas métricas de cemento. El acero
empleado se eleva a la cifra de 380.000 kilos, más otros 12.000 de acero
especial. Vigas principales del puente.
Tiene una anchura de doce metros, y de
ellos, cuatro son destinados a andenes para el paso de los peatones.
Con un presupuesto de treinta y dos
millones y medio de pesetas, de ellos había aportado la Diputación dos millones
y medio de pesetas y los Ayuntamientos de Marina de Cudeyo y Astillero, 650.000
y 350.000 respectivamente.
En la construcción han trabajado
distintas empresas, las más importantes: Cementos Rezola-Vizcaya y
Construcciones AM-SA
Fue un momento singularmente emotivo la
unión de las autoridades mencionadas con las que procedían de la zona de Marina
de Cudeyo, con su alcalde al frente, seguido de centenares de personas de la
otra parte de la ría.
De la importancia de la inauguración
oficial, fue el entusiasmo de la gente y la gran cantidad de coches que
esperaban hacer el paso inaugural por el puente y los que durante todo el día
circularon.
Después de cincuenta años de la
inauguración, se ha podido comprobar la comodidad y poder disfrutar de una vida
mejor al no depender ya del transporte marítimo, pero los cambios fueron todavía
más lejos. El puente y la nueva carretera dio lugar a un desarrollo industrial
notable en la comarca de Marina de Cudeyo, del que viven muchísima gente e
industrias.
Todos hoy son consciente de la
transformación que ha supuesto para los dos municipios, Astillero y Marina de
Cudeyo, la construcción de este puente y la comunicación entre ambos municipio.
Con ello, se ha podido comunicar toda la
costa de Transmiera hasta Santoña.
Por entonces, la gente de Pontejos Vivian
del campo y del mar, superaban las limitaciones como podían, teniendo que
trasladarse bien en barca o desplazamientos largo en carretera.
Coincidiendo con la inauguración del
puente, también se instalaron las fábricas de Calatrava, en Gajano y Simsa, en
Pontejos.
Hoy todo es recuerdo y nostalgia, para
aquellos que conocieron el servicio de las barca y un contacto más familiar con
los vecinos de Pontejos.
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