viernes, 3 de junio de 2022

ASTILLERO corridas de toros en 1909

 









Anteriormente a esta fecha, ya se venía celebrando corridas en Astillero, que coincidían con las fiestas de Nuestra Señora.

El día 20 de junio de 1909, se celebró la anunciada corrida de toros en Astillero.

Se había instalado una plaza "móvil" para ver al torero montañés Sarmiento y al bilbaíno Recajo.

Para mayores facilidades para el público, la empresa había dispuesto taquillas en Santander, en los establecimientos "La Sacristía" y "La Puerta del Sol" y en el Astillero, en la Planchada, frente a la estación y en el establecimiento de la señora viuda de Pico.

Los novillos presentados eran de la ganadería  de Juan Sánchez de Carreros.

En bicicleta, tranvía, vapores, botes y traineras, se trasladaban todos a Astillero, para ver a Sarmiento y a Recajo.




En la plaza portátil había mucha gente y una banda de música. Los músicos, vestidos de paisano, lucían chaquetas, blusas y gorras en "bello desorden".

En el palco presidencial, el teniente alcalde, don Jacinto Vega, hizo la señal, para dar comienzo la corrida.

El PRIMERO de los toros, bravo y noble, se dedico a recorrer la plaza hasta que Recajo le acometió.

El picador Charpita le puso una vara aguantando de verdad y el toro se arremetió contra Francés, quien se le fue la mano, dejando enhebrada la puya. Recibió Francés una serie de pitos por su faena.

El toro receloso se arrancó detrás del banderillero Manolé, quien al tratar de saltar la barrera, perdió el estribo y fue enganchado por el toro.

Manolé quedo pegado a la barrera y el toro le vuelve a tirar otro derrote terrible. En el público se oyen gritos.

En un esfuerzo logra Manolé superar la barrera ayudado por otro torero y es conducido a la enfermería.

Recajo evitó que el toro volviera sobre Manolé, con un quite oportuno, lucido y valiente. Aplausos para el bilbaíno.

Después de aguantar otras tres varas de Francés. Se cambia la suerte y coge las banderillas, Manuel Garcia, dejando un buen par.

El otro banderillero, Troni, clava medio par, entrando bien y repite de nuevo Garcia, con un buen par de frente.

Sarmiento brinda a los aficionados y previos dos pases cambiados y otros de pitón a pitón, deja media estocada, algo atravesada. Luego dio un pinchazo y otra media.

Silencio del público.

El SEGUNDO toro, buen voluntarioso y bravo.

El Troni mete la capa y sale perseguido, viéndose en un gran apuro, del que se libra el muchacho con mucha vista.

Toma, con coraje, cinco varas.

El banderillero Morena, pone un par y repite con otro regular. Manuel Garcia deja dos medios pares.

Brinda Recajo al público y pasa de muleta a dos dedos de la cara del toro. El animal esta incierto y desconfiado.

En cuanto cuadra el toro se tira, pero el animal se echa fuera y no clava el estoque.

La faena del matador se desluce por las malas condiciones en que llega el toro a este tercio.

Tras tres pinchazos, el último bastante hondo, acierta con el animal.

El TERCERO, sale con mucha fuerza, Sarmiento quiere pararle y le salió al encuentro.

Antes de abrirse de capa, el toro llega y le derriba. El público emocionadísimo se pone en pie.

La cogida aunque no es aparatosa, pareció de gran importancia.

Sarmiento se levanta y fue trasladado a la enfermería.

El toro daba mucho respecto y Recajo le toreo como debe hacerse, dándole la salida larga.

Charpita y Cantares cumplieron como buenos "piqueros", especialmente el primero.

El Troni demostró su experiencia y libra de un serio percance a Morena. El diestro santanderino es ovacionado.

Entre Garcia y Troni lo adornan al toro con dos pares.

Recajo pide al presidente que cambie la suerte, para no alargar la tarde.

El muchacho se va al toro y tras unos pases, se tira desde lejos y deja una estocada hasta el puño.

Ovación al bilbaíno y oreja.

El CUARTO toro, con problemas en un ojo.

Cantares y Francés le pican cuando, donde y como pueden.

El diestro bilbaíno brinda a unos jóvenes que ocupan un palco y pone un excelente par de banderillas.

Un espectador se hecho al redondel y pretendió clavar un par de banderillas.

El toro no le ve, pero le ve un empleado de la plaza y se le arranca, cogiéndole y volteándole, llevándole a la prevención.

Troni, pone dos buenos pares.

Parte del público pide que mate Troni al toro. Al final, es Recajo después de torear unos pases con maestría, da una buena estocada.

La corrida, de no ser por los cogidas, hubiera sido entretenida y muy aceptable.

Primero fue el banderillero Manolé, quien fue enganchado por el primer toro. Conducido a la enfermería de la plaza, fue asistido por el médico don Alfredo Ezquerra, que le apreció una herida penetrante en la región glútea derecha como á dos dedos del periné, con gran hemorragia.

Después de curado de primera intención, fue conducido a una casa próxima a la plaza.

Durante la lidia del tercer toro ingresó Ambrosio Sarmiento en la enfermería y fue también reconocido y curado por el señor Ezquerra.

Presentaba una herida en el antebrazo derecho con orificio de entrada desgarre de los tejidos hacia arriba y orificio de salida en la parte posterior de la articulación del brazo.

Las dos heridas de Sarmiento y Manolé, fueron calificadas de pronóstico reservado.

En un coche y acompañados de Juan Aranduy, fueron traslados los diestros a la capital.

Manolé se llamaba Manuel Romero y era natural de Madrid. Vino con Sarmiento como banderillero.

El señor Ortiz Dou le lavó la herida, pero no le levantó la cura, porque tenía una sutura metálica y no le pareció conveniente tocar la herida hasta días más tarde.

En esas fechas de 1909, para Astillero, fue todo un acontecimiento celebrar una corrida a lo grande, con una bonita plaza, con numeroso público, toreros destacados, con banderilleros y picadores.

 

El 10 de julio de 1909, se anunciaba por la ciudad de Santander los programas de mano de la corrida que se celebraría en Astillero.

Los cuatro hermosos novillos-toros de don Clemente Herrero que se lidiarán, se podían ver, de ocho a doce de la mañana y de tres a seis de la tarde.

 

 

Formarían las cuadrillas de Pacomio Peribáñez y Vicente Sanz (Matapozuelos), los picadores Vicente Flanes (ronquillo), José González (Chuchi), Pedro López (Pegote) y los banderilleros Francisco Mateo (Petaca), Rafael Espejo (Cuco), Gustavo Torres (Montañesito), José Puente (Tropi) y un puntillero.

Una banda de música amenizará el espectáculo.

Los precios eran económicos; el tendido costaba, primera fila, sol 1,75 y sombra, 2,75, centro 1,20 y 2,50, respectivamente. Las barreras, 2,50 sol y 5 sombra.

Las localidades para la corrida se expenderían en la capital en la fábrica de licores de don Ignacio Laguno, cuesta de Gibaja número 5, y en Astillero, en el comercio de don José Quintanal.

También en el kiosko de la plazuela del Príncipe y en el comercio de los señores Sánchez Hermanos, en Amós de Escalante número 2.

Unos días después, se anunciaba la retirada de Pacomio Fernández y en sustitución vendría el Rondeño.

El 18 de julio, bajo la presidencia del Alcalde, señor Ezquerra y a las cinco menos cuarto, se dio principio a la corrida, saliendo al ruedo las cuadrillas con sus matadores, Mazapozuelos y Rondeño.

Esto fue el resumen de la corrida:

  • La entrada buena
  • Los toros de Herero, regulares
  • Matapozuelos, desconocido.
  • Rondeño, muy bien y breve.
  • El Sordo, trabajador.
  • Todos los demás también regulares, más bien a malos.

La Empresa, mal, vendiendo por entradas de sombra localidades en que no se quitó el sol hasta el último toro.

 

 

 







 

 

 

 


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