El miércoles día 13 de mayo de
1925, el escenario del Teatro-Cine estaba artísticamente adornada con flores de
diversos colores y presentaba un aspecto encantador.
Había sido vestido y amueblado
con exquisito gusto por las simpáticas "artistas de la compañía de
aficionados" y por ello, recibieron unánimes elogios.
La bonita comedia de Muñoz Seca,
"El conflicto de Mercedes", tuvo una interpretación acertadísima por
parte de todos los aficionados. La simpatiquísima Regina Erasun, en su papel de
Mercedes, se reveló, una vez más, como una verdadera dama joven, ingenua,
juguetona, a la par que sentimental y apasionada; una verdadera actriz que podría
quitar moños a muchas que andan por esos escenarios.
La señorita Elvira Pardo,
interpretando el personaje de Julia, la madre amantísima de Mercedes, dispuesta
a sacrificar el cariño inmenso que profesa al elegido por su corazón en aras
del amor maternal, estuvo sencillamente admirable, diciendo y sintiendo su
papel como una profesional, a pesar de ser la primera vez que pisaba un
escenario.
No menos digna de elogio, fue la
interpretación del personaje de Romana, la doncella enamoradiza
"canaria" y sabihonda por parte de la señorita Vicenta Asenjo, que,
con su gracejo natural, dió gran relieve a su papel e hizo reír
estrepitosamente a la concurrencia, que premio su labor con ruidosos aplausos,
aplausos que también se prodigaron a las señoritas Pardo y Erasun, por cierto
bien merecido.
Los señores Tijero (T.), Ezquerra
(J.L.) y Asenjo (S.) en sus respectivos papeles de Andrés, señor marqués y
Ricardo, estuvieron hechos unos actorazos y cosecharon muchos aplausos.
En uno de los entreactos se
precedió a la rifa de un hermosos cubretiestos de plata, donado por nuestro
convecino don Casimiro Tijero y de un precioso estuche de esencias y jabones,
de la fábrica "Rosario", regalo del dueño de aquella señor Gutiérrez
Calderón, cuyos productos vinieron a engrosar los ingresos de taquilla.
Del reparto de papeletas
estuvieron encargadas las niñas de Tijero, Blanco, Casanova, Ezquerra y
Jimenez, que recaudaron un buen puñado de pesetas. Las niñas Carmenchu Tijero,
Conchita Ezquerra y Conchita Rozas, alumnas del Colegio San José, entregaron en
nombre de los niños, preciosos ramos de flores a las bellas señoritas Regina,
Vicente y Elvira.
Al final de la velada, el orfeón
Astillero-Guarnizo, cantó cuatro obras y fue objeto de calurosas ovaciones.
El jueves día 14, con numerosa
concurrencia, se repitió la velada a las seis y media de la tarde, acudiendo
bastantes familias de la buena sociedad de la capital y pueblos inmediatos.
La velada se celebró con sujeción
al mismo programa del día anterior, con la actuación del Cuadro Artístico de
aficionados y el Orfeón, quienes fueron objeto de grandes ovaciones.
El adorno y arreglo del escenario
en ambas funciones se hizo bajo la dirección de la señora de Casanova,
ingeniero éste de los talleres del Astillero.
También fueron dignos de elogio los
señores, Rozas y Díaz, directores de escena, que en muy pocos ensayos lograron que los aficionados se pusieran en
condiciones de obtener un éxito artístico rotundo.
Las Hermanas que regentaban el
Asilo de San José, se encargaron de dar las gracias más expresivas a cuantas
entidades y personas contribuyeron en su labor artística y al mayor éxito de la
obra de caridad iniciada por un grupo de señoritas y de jóvenes de la
localidad.
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