El día 15 de agosto de 1954, el pueblo de Astillero se
concentró a las nueve de la noche en las proximidades del Ayuntamiento para
presenciar la inauguración del nuevo alumbrado de la calle San José, a cuyo
acto asistieron el subjefe provincial don Antonio Avendaño; el delegado
sindical provincial, don José Navarro Villodre; el párroco don Francisco
Martinez; el de San Salvador, don Gregorio San Romás; el capitán de la Guardia
Civil, don José de la Monja y otras personalidades.
La Corporación municipal, autoridades e invitados desde
el balcón central del Ayuntamiento dio por encendido las magnificas farolas del
alumbrado que llenaba toda la calle, ante la presencia de muchísimo público que
con una gran ovación agradecieron la extraordinaria labor realizada por el Ayuntamiento,
siendo en ese momento alcalde, el señor Alberto Manchado Cortina.
La calle San José se había transformado totalmente y
dotada de bellos jardines, además del reciente alumbrado eléctrico con magnificas
columnas, que convertiría a la calle como un referente de la vía urbana del
municipio.
Terminado el acto, las autoridades e invitados
recorrieron la calle y seguidamente se trasladaron al salón del Ayuntamiento
donde se les fue servido un lunch.
Por la tarde, un pasacalle de gigantes y cabezudos,
acompañado de cohetes y bombas, dieron comienzo las fiestas de Nuestra Señora.
Ese año, el programa de fiestas, se repetiría con los
mismos festejos que años anteriores, las pruebas de natación, los bolos, las
regatas en la ría y el partido amistoso de futbol.
En los actos religiosos, se celebraron las dos misas
solemnes, una en la iglesia de Muslera y la otra en la parroquia de San José.
El día de la festividad, se celebró la misa solemne en la
iglesia de Nuestra Señora de Muslera, presidida por las autoridades.
A las once, misa solemne en el templo parroquial, por el
párroco don Francisco, asistido por don Jesús Hurtado, revestido de diácono y
don Santiago Diez Llama de subdiácono.
La Junta Parroquial y autoridades se situaron en lugar
preferente. Ocupó la sagrada cátedra, don José Maria Eguaras, secretario
particular del señor Obispo, D. Angel Herrera Oria.
Durante la misa intervino el Coro parroquial,
interpretando la "Missa Eucharistica", de Lorenzo Perosi (1897), a
cuatro voces mixtos.
Por la tarde, la tradicional romería y la gran verbena en
la calle San José, por la noche.
El domingo 15 de agosto, festividad de Nuestra Señora, se
jugó en Astillero, el encuentro amistoso entre un conjunto del Real Santander y
el Unión Club, formando ambos equipos así:
Unión Club: Vallina; Lanza II, López, Pio; Macario,
Modesto; Ruiz, Lanza I, Diego, Monar y Rosado.
Real Santander: Lobera (Pepín del juvenil de Astillero);
Somarriba, Santamaria, Campón; Felipe, Alberto, Chirri; Torre, Herrero, Gómez,
Laureano y Mendi.
El resultado fue de empate a 1-1.
Se adelantó los astillerenses por mediación de Ruiz, a
los 29 minutos. Empató Herrero a los 10 minutos de la segunda parte.
Es de destacar en este partido la actuación del
guardameta suplente, Pepín, procedente del juvenil de Astillero.
A las cinco y cuarto de la tarde, se celebraron dos
importantes pruebas de bateles, la primera para mayores y la segunda para
infantiles.
Resultó vencedor de la primera, la tripulación
"Nuestra Señora del Pilar", de Astillero, patrón V. Campuzano, que
hizo el recorrido en 9 m. 42 segundos. El segundo fue para la "Nuestra
Señora de Montserrat", de Pontejos, patrón C. Bedia (?), en 9 m. 52 s., el
tercero para "Luhtpa" de Pontejos, patrón B. Cifrián, en 9 m. 53 s.
Otras embarcaciones que participaron fueron:
"Pilaruca" de Pontejos, patroneada por E. Santamaria;
"Cionín" de Pontejos, por F. Cifrián; "Nuestra Señora de
Guadalupe". de Astillero, patroneada por A. Casuso.
En la primera infantil, el ganador fue Antonio Martin,
que cubrió el recorrido en 4 m. 53 s.; segundo Angel Ruiz, en 4 m. 58 s. y
tercero Julián Diez, en 5 m. 3s.
Las demás tripulaciones fueron: de José Antonio Garcia;
de Mariano Laza; de Santiago Campuzano y Ernesto Alvarez.
Este año hubo bastante crítica por el templete instalado
frente al Ayuntamiento, por su poca estética y que deslucía la calle San José,
a pesar de las nuevas reformas.
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