ASTILLERO fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, año 1905
Bomberos Voluntarios de Astillero en 1905
Por la
prensa de esa época, se anunciaba el programa de fiestas de la festividad de la
Asunción de Nuestra Señora, que se celebrarían los días 13 y 20 de agosto de
1905.
Domingo 13.-
Concurso de bolos, con un premio de 80 peseteas para el partido vencedor y otro
de 15 pesetas para el jugador que más emboques haga. Las partidas que deseen
entrar en concurso harán su inscripción antes del día 12 y previo pago de cinco
pesetas por derecho de inscripción.
Lunes 14.-
Por la noche, bailes, globos y verbena en el campo de la Planchada, con un
premio de 25 pesetas a la caseta que mejor adornada e iluminada éste.
Martes 15.-
Por la mañana, función religiosa en la parroquia de San José. A las 12, revista
y ejercicios por el Cuerpo de bomberos voluntarios del Astillero y Guarnizo.
Por la tarde, a las cuatro, cucañas en la ría, con premios de 20, 15 y 10
pesetas.
Regatas
sobre pellejos de vino, con un premio de 25 pesetas al que primero llegue al
sitio señalado. Cintas, con premios de 15 y 10 pesetas. Por la noche, verbena
en Vista Alegre.
Miércoles
16.- Por la mañana, en Vista Alegre, segundo concurso de bolos, con premio de
40 pesetas y 10 para el que más emboquen haga, previo pago de 2 pesetas por
inscripción de partido. Por la tarde romería en Guarnizo con bailes, carreras
en sacos con premios de 10 pesetas, carreras de burros con premio de 10 pesetas
para el último que llegue.
Domingo 20.-
Por la tarde, en el campo de la Planchada, concurso de bailadores del país con
su pandereta, premio de 20 pesetas. Concurso de comparsas danzantes, con premio
de 30 pesetas, tanto en uno como en otro concurso tendrá que haber por lo menos
tres inscripciones.
Cerdo
ensebado, siendo el mismo para el que le lleve a la espalda y salga por el
sitio opuesto al que le haya cogido.
Todos los espectáculos
indicados, serán amenizados por la banda de música del pueblo.
Con motivo de la romería que, en honor de Nuestra Señora, que se celebraría el martes día 14, la Compañía del Ferrocarril de Santander a Bilbao, había dispuesto que en dicho día, además de los trenes ordinarios, circulasen entre Santander y Astillero dos trenes especiales que saldrían:
Uno de Santander, a las 15,45 tarde.
Otro del Astillero, a las 19,30 tarde.
Estos trenes especiales admitirían viajeros de las tres clases en todas las estaciones del trayecto.
El domingo, con gran afluencia de forasteros dieron comienzo las fiestas y como estaba anunciado en el programa, el concurso de bolos.
Comenzó a las diez de la mañana hasta las ocho de la noche.
El premio de los emboques fue repartido entre Robustiano Rivas, Antonio Bedia, José Maria Fernández, Antonio Gutierrez y Pedro Canzo, que lograron hacer igual número de emboques.
El lunes se celebró la verbena, muy concurrida, en la que se quemó una vistosa colección de fuegos artificiales y se dio suelta a bastante número de globos grotescos.
El premio de la caseta mejor adornada e
iluminada, fue concedido a la de Canuta Barba.
El día 16, se terminó el concurso de bolos suspendido el domingo, ganando el premio una partida de Santander, que lo componían Antonio Casuera, Guillermo Bernal, Leonardo Hevia y Matías González.
A las diez y media se celebró en la parroquia la función religiosa en la que pronunció una notable oración el párroco de Escobedo, don Casimiro Garcia Tijero, hijo del municipio. La misa fue cantada por jóvenes de la localidad, siendo acompañados al armonium por don Dionisio Erasun.
Después de la misa se celebró la revista y ejercicios por el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Astillero-Guarnizo, terminando con un asalto en unas de las casas de la calle de San José.
Por la tarde se celebró la romería y a las cuatro dieron principio las cucañas de palo ensebado, regatas de cintas y regatas sobre pellejos de vino, con los premios anunciados.
Los del palo ensebado fueron concedidos: el primero a Luis Echevarría; el segundo a Tomás Galindez y el tercero a Manuel Telechea. Los de las cintas y el de los pellejos lo obtuvieron jóvenes de Santander.
Por la noche, se celebró la verbena en el barrio de Vista Alegre, y el miércoles, el segundo concurso de bolos en este barrio.
Por la tarde se celebró romería en Guarnizo, con carreras en saco y carreras de burro, concediéndose premios a los ganadores.
El día 8 de septiembre de 1905, se celebro la carrera de cintas que resulto agradable, pintoresca y simpática.
A un lado y a otro de la carretera, calle San José, existía una muchedumbre que, de pie, esperaba impaciente el momento del torneo.
Frente a la casa del alcalde, don Casimiro Tijero, se había
levantado un arco de follaje, del que pendían las cintas. Al otro lado de la
carretera, sobre un pequeño tablado, hallábase el jurado y autoridades, y un
poco más abajo, enfilando el arco casi de frente, veías un bonita tribuna,
airosa y artística, lindo jarrón sobre el que florecían lirios y claveles,
jazmines, rosas y azucenas...
Del antepecho de la tribuna pendían las preciosas cintas -bordadas
unas, otras pintadas- que las señoritas regalaban a los vencedores.
Eran aquellas, las señoritas Clementina Abad, Mercedes
Cortabitarte, Mercedes Hevia, Maria Erasun, Amelia Jimenez, Aurora Fernández,
Maria Bretón, Crisanta Abad, Leopolda Pardo, Enriqueta Lafuente, Guadalupe
Ortiz de la Torre, Soledad Abad, Teresa Gándara, Jesusa Mora, Dolores y Carmen
Incera, Carmen Campos, Angela y Gloria Campos, Eugenia Astoviza, Rosario del
Castillo, Luisa Saro, Maria Huidobro y Luz Insausti y algunas otras.
Poco después de las cuatro se dio la salida al primer corredor y
fueron pasando los siguientes: Indalecio Carrión, Francisco Romero, Francisco
Saro, Francisco Cortabitarte, Juan Dirube, Gabino Gómez, Eloy Lavín, Demetrio
Solana, Cándido Lavín, Gonzalo Lavín, Benigno Rivero, Vicente Ruiz, Santiago
Bustillo, Tomás Odriozola, José Sánchez, Juan Kensington, José Rodriguez y
Valentín Cagigas.
La carrera resultó muy entretenida. Cuando se aproximaba un
corredor a toda velocidad, en el público se hacia un amplio lugar el silencio,
y un ¡ahhh! de desilusión y de desencanto repercutía sonoro cuando la cinta no había
sido ganada.
Cuando se ganaba, un aplauso cerrado coronaba la victoria del
vencedor, y éste, contento y confuso, regresaba donde el Jurado, saludaba y se
trasladaba a la tribuna.
Allí, arrogante y bello busto femenino se erguía y unas delicadas
manos de mujer, un poco temblorosas, prendían en el lado izquierdo del jinete,
sobre el corazón rebosante de orgullo, el premio de su habilidad. Al salir el
vencedor, flameando al viento, cual bandera amorosa, la enseña de su triunfo,
un aplauso cerrado le despedía cariñoso.
A medida que se ganaban las cintas, el amor propio de los que no habían
tenido la suerte de coger una, iba espoleando sus habilidades; las señoritas
que conservaban sus cintas miraban con ojos melancólicos, llamando con el
corazón al momento de que su cinta luciese en el pecho de determinado
caballero.
La escena se iba repitiendo, sin que la alegría decreciese, cuando
un jinete, quizá uno de los mejores de los que allí corrían, arrancó una cinta,
estalló un aplauso y al refrenar su caballo para volver a por el premio, el
bruto resbaló y cayó, cogiendo debajo a quien le montaba, que era don Indalecio
Carrión.
Mil manos se abalanzaron a cogerle, y en seguida, por orden del
Alcalde, fue transportado a su caza, donde los doctores señores Mora, Ezquerra,
Nieto y Rozas, le reconocieron e hicieron la primera cura; tenia fracturada la
rótula izquierda.
Gran sentimiento causó este desgraciado accidente, y aunque las
carreras continuaron, el entusiasmo decayó mucho. Poco después, los corredores
se presentaron al Jurado, solicitando, que en vista del accidente sufrido por
el señor Carrión se le concediese el retirarse.
Así se hizo, y la fiesta terminó cuando aún quedaban cinco cintas
de por ganar. Las cintas que los corredores obtuvieron fueron: Indalecio
Carrio, dos: Francisco Romero, una; Francisco Saro, una: Francisco
Cortabitarte, una: Eloy Lavín, tres; Cándido Lavín, una; Gonzalo Lavín, una:
Benigno Rivero, una; José Sánchez, dos; Juan Kensigton, una; José Rodriguez,
dos y Valentín Cagigas, una.
Las cinco cintas que quedaron sin ganar fueron subastadas,
destinando su importe a la caridad.
Terminado el festejo, las señoritas fueron obsequiadas en casa del
Alcalde con un delicado lunch.
La iniciativa de este festejo corresponde, en primer término, al
jinete don Indalecio Carrión, y en segundo al Alcalde, don Casimiro Tijero,
quien secundado por sus compañeros de Corporación, la han llevado a feliz
término.
El acto estuvo amenizado por una banda de música.
Después de estas fiestas, quedaba las de Nuestra Señora del
Rosario, que se celebró el 1 de octubre de 1905.
Con una misa solemne con sermón por la mañana y por la tarde, la
procesión por las calles del pueblo, para cuyo acto fueron invitados las
autoridades.
ASTILLERO fiestas de
Nuestra Señora de la Asunción, 15 agosto
de1911
El 15 de
agosto de 1911, se celebró la festividad de Nuestra Señora de la Asunción, en
el pueblo de Astillero.
Como todos
los años, se publicaba en prensa el programa de festejos previsto para esas
fiestas de Nuestra Señora.
Como
también, se anunciaba en prensa un gran baile en la Plaza del Mercado, que
daría comienzo a las tres de la tarde en adelante, acompañado de una gran banda
de música de viento.
Y como lo
venía haciéndolo todos los años por las fiestas, el Salón Cortabitarte, también
se anunciaba con un gran baile, desde las cuatros de la tarde a las ocho de la
noche.
Por la
noche, con piano a manubrio, se dio otro gran baile, de ocho en adelante.
El día 15,
al encontrarse en huelga los obreros de los tranvías, solamente funcionario algunos
y ante el conflicto planteado, los tranvías desplazados a Astillero, iban custodiados
por la Guardia civil.
Por estas
fechas, se encontraba en Astillero, el ilustre señor Tomás Bretón, preparando
en su casa veraniega, la famosa ópera "La Dolores"