sábado, 29 de enero de 2022

ASTILLERO jornada deportiva en Astillero de 1955 y T.A.S.A. Talleres del Astillero - año 1956

 




El 4 de septiembre de 1955 y con motivo de la visita de la Peña de Solteros-Casados de Reinosa, se celebró una animada jornada deportiva en Astillero, con distintas actuaciones deportivas.

Empezó la jornada con la llegada de autobuses y turismos procedentes de Reinosa, acompañados de su banda de música y quienes desfilaron por la calle San José hasta el Ayuntamiento, donde fueron recibidos y obsequiados con un vino de honor a sus representantes.

A las doce y media hubo en la ría pruebas de natación; la primera de muchachos y la segunda de señoritas.

En la primera prueba ganó el premio Francisco Garcia "Morito"; el segundo, Cholo Alvarez y el tercero, Javier Lomba.

En la prueba de mujeres ganó el primer premio, Lolis del Castillo; el segundo Rosita Jimenez; el tercero, Carmen Serra y el cuarto, Leo Fernández.

Llamó poderosamente la atención la señorita Gunila Svensson de nacionalidad sueca que se encontraba pasando una temporada en Astillero. Aunque no figuraba inscrita para el concurso, se mezclo entre los participantes, llegando a la meta en primer lugar, muy destacada de las demás y dando todo un curso de natación.

A continuación hubo una regata de barquías para infantiles, ganando el primer premio la "Pilaruca" patroneada por Cholo Alvarez; el segundo la "Montserrat" por Pedro Martinez y el tercero la "Maria del Carmen" por Emilio Santamaria.

En la regata de barquías para mayores, ganó el primer premio la "Montserrat", patroneada por Alfredo Vallas; el segundo la "Volancico" de Cotono y el tercero fue para la "Maria del Carmen", de Emilio Santamaria.

En la competición de vela latina, se repartieron dos trofeos, uno para la serie A y otro para la B. El primero lo ganó "Favi", patroneado con su habilidad característica su propietario don Joaquin Lomba. El premio de la serie B, fue para "Nina" en la caña, su propietario don Fernando Herrerías en emocionante codo a codo con la embarcación astillerense "Subiro" de Federico Ibaseta.

Y por la tarde, se celebró el partido esperado de futbol, entre los reinosanos y los veteranos del R.A.G., con el resultado final de empate a dos.

  

 


El 9 de junio de 1956, los componentes de la V Asamblea Deportiva de Educación y Descanso que celebraron en Santander, visitaron las instalaciones de Talleres del Astillero.

Fueron recibidos por la Dirección de la Empresa y agasajados por la misma y los componentes del Coro de la Empresa, interpretaron sus mejores obras de su repertorio.

Al final don Manuel Martinez delegado nacional de Deportes, pronunció unas palabras de agradecimiento e hizo entrega de una placa conmemorativa al representante de Talleres de Astillero y otra al delegado de deportes del Grupo de Empresa.

Asimismo, con un banderín en recuerdo de esta visita.

Una vez terminada, se dirigieron a la fábrica de caramelos y galletas La Sara, donde igualmente fueron obsequiados por la Dirección de esta Industria.

 

El 14 de junio, se clausuró la Asamblea Nacional de Educación y Descanso, la cual se habían venido celebrando en Santander con asistencia del jefe nacional de Deportes de Educación y Descanso.

Los actos tuvieron lugar en Comillas y al final de ellos, se hizo entrega a la Patrona de la Montaña, de un banderín, con la dedicatoria: "La Asamblea Deportiva Nacional de Educación y Descanso, a Nuestra Señora la Virgen Bien Aparecida"











jueves, 20 de enero de 2022

GUARNIZO incendios (1902-1961)

 



Coche bomba de los Bomberos Voluntarios de Santander que estuvo en uno de los incendios en Guarnizo




Guarnizo, ha sido un pueblo, que ha sufrido bastantes incendios importantes y con la suerte de no haber tenido desgracias personales en ellos.

Este automóvil bomba del parque de Bomberos Voluntarios de Santander, estuvo presente en uno de los incendios de Guarnizo.

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El 29 de septiembre de 1902, se produjo un incendio en el pueblo de Guarnizo. La noticia llegó a la capital a las cinco y al día siguiente se publicó ya en prensa.

El incendio comenzó sobre las cuatro en una casa pajar de reciente construcción que estaba adosada a la casa parador que don Facundo Barquin tenía enfrente de la estación del Norte y cuyo pajar era de su propiedad.

Este se encontraba frente mismo de la verja del paso a nivel de la estación del ferrocarril del Norte.

Pronto tanto el tejado y la parte interior de la casa, se estaba ardiendo. La casa tenia cuadra y desván para pajar.

En el pajar había yerba seca que ardió muy rápidamente. Las llamas, con tan buen combustible, adquirieron grandes proporciones y amenazaban hacer presa en cuatro casas que habían en los alrededores.

La casa parador del citado Barquín y otras dos de don José Pérez, en una de las cuales era un parador titulado El Siglo XIX.

En los primeros momentos acudieron gran número de vecinos, parte de los cuales se dedicaron a evitar que las llamas continuase y hiciera presa en las casas contiguas, mientras otros subieron al tejado para extinguir el fuego.

Estos tuvieron que abandonarle y entonces, ante la magnitud del incendio, salieron varios vecinos para las minas de la Orconera con objeto de pedir que les facilitasen una bomba del tren de incendios de la Sociedad.

Les dieron una bomba y una manga y con ellas pudieron combatir con éxito el fuego alimentado la bomba con agua de los pozos de la estación y de la casa del señor Barquín y también de un pozo llamado del Sapo; de todos los cuales se fue sacando agua en gran cantidad gracias a que acudieron con cubos y herradas casi todas las mujeres del pueblo, trabajando los hombres en el achique de la bomba.

Al anochecer ya tenían ya dominado por completo el fuego.

Las llamas consumieron todo el tejado, todo el desván y parte de la cuadra.

También se quemó toda la yerba, el valor de la cual se calculaba en cerca de 2.000 pesetas.

De haber ocurrido el siniestro pocas horas antes, hubiera cogido dentro de la cuadra, a aquella hora cuatro caballos, dos mulas y seis vacas de la propiedad del señor Barquin y otras 16 de varios vecinos, las cuales estaban previstos llevarlas a Madrid en el tren.

La casa-pajar estaba asegurada en la compañía El Fénix.

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Entre los años 1915 y 1917, el pueblo de Guarnizo, sufrió unos cuantos incendios que fueron noticias en la prensa de esas fechas.

Es curioso, que los incendios producidos fueron casi todos en el barrio de la estación del Norte, muy cerca donde vivian mis abuelos.

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El 12 de marzo de 1915, por la tarde, se produjo un violento incendio en el pueblo de Guarnizo.

Fue el jefe de estación quien envió un telegrama al Gobierno civil de este suceso.

Inmediatamente y por indicación del señor Gobernador, de acuerdo con el señor Alcalde, salieron para Guarnizo la bomba automóvil con algunos bomberos municipales.

Al llegar se encontraron con una casa totalmente en ruinas.

El edificio destruido por el incendio era propiedad de la señora condesa de Mansilla y la llevaba en arriendo don Pablo Cañas, que tenia establecido en él un almacén de cereales y un establecimiento de ultramarinos y otra diversidad de géneros, como ocurre siempre en estas tiendas de los pueblos.

El primer piso de la casa lo ocupaba el señor Cañas, con su esposa, dos hijos y dos criadas.

En esos momentos, el señor Cañas, se hallaba jugando con sus convecinos Ramón Fernández y Mariano Rodriguez, a eso de las dos y cuarto, cuando una de sus criadas, Araceli Mesones, bajó a avisarles que en el piso había fuego.

Subieron los tres, pero no pudieron entrar en la habitaciones en que se suponía estaba el incendio, porque se lo impedía el humo.

Inmediatamente se envió un aviso al Astillero, por el joven Victorio Pérez, para que acudieran los bomberos y el jefe de la estación telegrafió a Santander, para que también acudieran las bombas de incendio.

Mientras tanto el fuego se había propagado al almacén de cereales y avivado por el viento y por una ventana abierta de la parte trasera del edificio que formaba tiro, adquirió tal importancia que en pocos momentos invadió todo el edificio, hasta el extremo, que de la casa-habitación, solo se pudieron salvar unos colchones y unas ropas, quedando dentro todo el mobiliario.

Ni del almacén ni del establecimiento se pudo salvar nada.

El señor Cañas suponía que el fuego se iniciase por la chimenea y luego se propagase al almacén contiguo.

Cuando a las tres llegaron los bomberos, la casa ardía totalmente y todo el vecindario, formando una larga fila desde el pozo de la estación, trabajaba en la extinción del incendio, utilizando cubos de agua.

Y en igual forma hubo de continuarse porque los bomberos del Astillero nada podían hacer, por no tener bocas de incendio, donde enchufar las mangueras, hasta que a las tres y media llegó la bomba automóvil de Santander, y  colocada cerca del pozo de la mina "La Berta", que llevaba en arriendo Nueva Montaña, se pudo tender una manga.

Pero ya era tarde y el trabajo de los bomberos se limitó a tirar con cuerdas las paredes, porque el edificio estaba reducido a cenizas.

Se evitó que el incendio se propagara al teatrito de la Sociedad Recreativa de Guarnizo, contiguo a la casa incendiada.

El vecindario se lamentaba de que por causa de la falta de bocas de incendio en aquel barrio, a pesar de que por la carretera va la tubería del abastecimiento de aguas del Astillero, no se hubiera podido atacar el fuego en condiciones desde los primeros momentos.

La casa incendiada estaba asegurada en "La Unión" y también el almacén, pero en cantidad mucho menor del importe de la mercancía allí almacenada.

Las pérdidas sufridas por el señor Cañas, fueron por lo tanto, de consideración.

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El 3 de octubre de 1916, en la madrugada, en el Gobierno civil se recibió un telegrama dando cuenta que en el pueblo de Guarnizo se había declarado un terrible incendio.

Se pedían auxilios con toda urgencia.

En gobernador don Alonso Gullón se puso en contacto con el Alcalde para que fuese enviada la bomba automóvil.

Como existía una acuerdo del Ayuntamiento para que la bomba no saliese del término municipal, se pensó en no mandarla, pero más tarde y en vista de las urgencia del caso, salió la bomba automóvil con varios bomberos y material de extinción.

También se puso en contacto con jefe del Cuerpo de Bomberos Voluntarios, señor Rafael Botín, quienes salieron inmediatamente hacia Guarnizo con personal a sus órdenes y el material necesario.

Por el aparato telegráfico de la estación del Norte se pidieron detalles de lo que ocurría facilitándolos la Guardia Civil del Astillero, que desde los primeros momentos se habían personado en el lugar del siniestro.

El fuego se inició en una cuadra situada en un edificio próximo a la estación del ferrocarril. Dicho edificio comprende una manzana de nueve casas.

El fuego se propago rápidamente y a las cuatro y cuarto iban ya quemadas cuatro viviendas.

Los bomberos del Astillero, la Guardia Civil trabajaron denodadamente en la extinción del incendio logrando evitar que se propagara por uno de los lados. Por el opuesto amenazaba a otras viviendas inmediatas.

En la cuadra por donde empezó el fuego se quemaron diez vacas.

En un almacén también destruido ardieron cien sacos de garbanzos y otras existencias.

Los vecinos de las casas quemadas no tuvieron tiempo de salvar nada de su ajuar.

Las casas quemadas eran propiedad del conde de Mansilla.

El fuego, se originó en una cuadra donde había diez vacas y cuatro terneras, propiedad del vecino de Bezana, don Alberto Lavín, el cual dormía en la misma cuadra.

Sin duda, una colilla encendida arrojada por Lavín, prendió fuego a un montón de paja, propagándose el fuego rápidamente.

Alberto Lavín, se despertó cuando el fuego le alcanzaba, chamuscándole la ropa. Entonces se levantó y salió a buscar agua creyendo que con unos cuantos cubos lograría sofocar el incendio. Cuando volvió a la cuadra se encontró está invadida por el humo y por las llamas y no pudo penetrar en ella.

El ganado pereció abrasado. Solamente una vaca logró escapar con algunas quemaduras y dos ternos lograron también salir.

El fuego hizo también presa en una almacén inmediato, separado sólo de la cuadra por una pared medianera.

En dicho almacén guardaba don Pablo Cañas, además de los 100 sacos de garbanzos que se quemaron, 30 sacos de maíz que también sufrieron grandes daños, tres vagones de paja que el fuego redujo a cenizas y alguna cantidad de yerba que corrió la misma suerte.

Los vecinos que vivían con sus familias en las cuatro viviendas situadas sobre la cuadra y almacén se llamaban: Eulogio Blanco, Daniel Aparicio, Acacio Villota y Natalio Trigueros.

Cuando se dieron cuenta de la existencia del fuego, este había hecho presa ya en todo el edificio y apenas tuvieron tiempo de salir a la calle, a medio vestir unos y otros en paños menores.

Daniel Aparicio, su mujer, Felipa Pérez y sus hijos, Felisa y Santiago corrieron inminente riesgo.

Santiago se encontraba enfermo desde hacia tiempo y el tratar de ayudarles a salir retrasó la huída de los demás familiares.

La joven Felisa Aparicio piso en una tabla medio quemada que se hundió con su peso, y a no haber estado al lado su madre que la sujetó fuertemente, la pobre joven hubiera caído a la cuadra, convertida en un gran brasero.

Todos los vecinos de Guarnizo, se disputaron el llevar a sus casas a los habitantes de las casas quemadas, en solidaridad y cariño a ellos.

El alcalde del barrio don Valentín Torre acudió de los primeros al lugar del siniestro y ordenó que se avisara a la benemérita y bomberos del Astillero.

El aviso fue dado por el joven Angel Quevedo, que en una bicicleta llegó pocos minutos a los lugares de donde podía esperarse la llegada de auxilios.

Fueron muy elogiados los bomberos del Astillero y Santander, como la Guardia civil.

Las existencias del almacén no estaban aseguradas.

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El 6 de enero de 1917, entre las ocho y media y nueve de la noche, se declaró un incendio en la casa-habitación de Adolfo Marcos, situada en el paso a nivel que está próximo a la estación del ferrocarril del Norte, en Guarnizo.

La nota del siniestro fue comunicada rápidamente al Cuerpo de bomberos del Astillero, que al mando de su jefe señor Tocornal, acudieron presurosos y con el material necesario.

Después de varias horas de trabajos se consiguió apagar el fuego, que había hecho presa en el tejado, pasando desde aquí a algunas de las habitaciones interiores de la casa.

Esta se componía de planta baja, un piso y bohardilla.

No hubo que lamentar desgracias personales y Adolfo Marcos, a quien ayudaron algunos vecinos, pudo poner en salvo el mobiliario y el ganado que encerraba en la cuadra.

Las pérdidas materiales fueron de relativa importancia.

A Guarnizo acudieron las autoridades del Astillero, el sargento de la Guardia civil con varias parejas a sus órdenes.

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El día 26 de septiembre de 1929, en Guarnizo se produjo un incendio en una casa de planta baja y dos pisos habitada por don Pablo Palacios.

El fuego se inició en el pajar, abarrotado de hierba, acudiendo los bomberos de Astillero con la máquina nueva y el resto del material, a las ordenes de su jefe, don Angel Díaz y capataz, don Carlos Rodriguez.

El vecindario acudió rápidamente para acotar el incendió dentro de sus posibilidades.

En esos momentos soplaba el sur y el incendio pudo tener mayores consecuencias.

La casa estaba asegurada y las pérdidas fueron importantes.

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En las primeras horas de la madrugada del jueves 14 de marzo de 1935, se declaró un violento incendió en Guarnizo, que destruyó por completo una casa, propiedad de la señora viuda de Arteche.

Avisado los bomberos voluntarios de Astillero-Guarnizo, quienes acudieron rápidamente a las dos de la mañana, mientras que las campanas de la iglesia de Guarnizo tocaban y alertando a los vecinos.

Los bomberos, al mando su jefe, Angel Díaz, atacaron el fuego, hallándose con la desventaja de que cada cinco minutos tenían que parar la bomba por falta de agua en la boca de riego y obligados a tomar agua de un pozo cercano, pero con las mismas dificultades.

La casa de construcción antigua, sufrió mucho destrozo, perdiéndose todos los enseres y quedando de la casa tan sólo los cimientos.

El incendio fue casual y se encontraba asegurada, estaba construida en la Ventilla.

Fue muy elogiada la actuación de las monjas de las Hijas de San Vicente de Paul, que desde los primeros momentos acudieron al lugar del siniestro, con ropas para las mujeres que no pudieron vestirse a tiempo y a los vecinos que les ofrecieron sus casas.

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En el mismo año y 1935 y por mayo, Guarnizo volvió a producirse un nuevo incendió, en esta ocasión fue el tejado del vecino Valentín Campo y cuya casa vivía su esposa con cuatro hijos. El señor Campo se encontraba en ese momento en Medina del Campo.

En medio del gran susto, la señora pudo con gran trabajo sacar a sus hijos, de las llamas.

Inmediatamente, a las voces de los vecinos y por teléfono se avisó a los bomberos y a la Guardia Civil. Cuando los bomberos acudieron al lugar del suceso, ya las llamas habían cubierto toda la vivienda, amenazando destruir la casa contigua, de la señora viuda de Sierra.

Los Bomberos Voluntarios dominaron el incendio en breves momentos.

Las pérdidas fueron importantes.

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Entre el domingo y el lunes, del día 3 de noviembre de 1957, se produjo un incendio en la casa propiedad de don Francisco Escallada, en Boo-Guarnizo y que afortunadamente no hubo gravedad gracias a la intervención de los bomberos del parque de Santander.

El motivo se debió a esos días de fuerte viento sur.

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 El 28 de marzo de 1961, hubo un aparatoso incendio en el barrio de Subiejas de Guarnizo.













jueves, 13 de enero de 2022

UNION CLUB temporada 1970-1971

 



Berto - Vazquez - Monchi - Gerardo - Cali - Peña
Juanma, Lolis, xx - Carus - Mata.


Los equipos que jugaron la temporada 1970-71 del Campeonato Regional de la Primera Categoría, fueron:

Buelna, Rayo, Cayón, Santoña, Laredo, Reocin, Naval, Colindres, Escobedo, Guarnizo, Torrelavega, Castro, Camargo, Obregon, Escudo y Unión Club.

El Unión Club tenia de presidente a don Leopoldo Pérez, que había vuelto  hacerse cargo de la Presidencia.

Quien en la temporada 1962-1963, llevó al equipo a la Tercera División.

El motivo de volver hacerse cargo del Unión Club, se debió al importante déficit que ante la última Asamblea General se dio a conocer. Era de 175.723 pesetas y llegó a superar las doscientas mil pesetas

Pero gracias a la afición astillerense y algunas ayudas, lo habían reducido a 140.000 pesetas.

 

Se inició el Campeonato Regional el 5 de septiembre de 1970, con el primer partido entre el Unión Club y la Cultural de Guarnizo, con el resultado de 1-0.

 

El 7 de marzo de 1971, se jugó en Astillero, el más importante partido de la temporada, contra el Rayo de Cantabria.

El resultado del encuentro fue de 1-0, a favor de los astillerenses, marcado en el minuto 14 del segundo tiempo, por mediación de Cali.

A las ordenes del colegiado, señor Cos, los equipos se alinearon así:

Unión Club: Monchi; Peña, Vázquez, Mata; Cali, Gerardo; Juanma, Carús, Alberto, Lolis y Gómez.

Rayo: Colsa; Bárcena, Pepín, Ceballos; Fraile, Chisco; Baños, Ortiz, Resines, Díaz y Ladis.

 

El 27 de abril de 1971, se jugó el último partido del campeonato en Astillero, entre el Unión Club y el Torrelavega Atlético, con el resultado de dos a cero.

Con esta victoria, los unionistas, se proclamaron campeones regionales y por consiguiente ascendieron a la Tercera División.

La clasificación de los astillerenses estuvo pendiente del resultado  que hiciera el Santoña en Laredo, al conocerse que habían perdido los santoñeses, se desbordó la alegría de los aficionados, que en gran cantidad acudieron a presenciar el encuentro de los suyos y los de Torrelavega.

Con el tanteo de 1-0, terminó la primera parte. Marcó Lolis de forma curiosa. A los treinta y seis minutos de juego lanzó un córner, y el balón, sin que lo tocase nadie, entró en la portería torrelaveguense.

En la segunda parte, y en el minuto veinte, un jugador del Torrelavega introdujo el balón en su propia portería.

El Unión Club formó:

Monchi; Peña, Vázquez, Mata; Celis, Gerardo; Juanma, Lolis, Kubalita, Carús y Mateo.

 

Una vez terminado el Campeonato, hubo un encuentro entre las selecciones  regionales Este-Oeste, para apreciar la valía de los jugadores regionales y que fueron más destacados en el transcurso de la temporada.

Los seleccionadores fueron Zamoruca y Brugos. 

 















 


jueves, 6 de enero de 2022

UNION CLUB - Real Racing Club - 14 febrero de 1926

 


Unión Club de Astillero, en los campos Los Arenales.





La lluvia que en gran cantidad y con mayor persistencia había caído los días anteriores a la celebración del partido, había puesto en deplorables condiciones el campo del Astillero y en donde iba a jugarse el encuentro entre el Unión Club y Real Racing.

Por ello, se hicieron gestiones en la madrugada de ese día, para que se celebrase el partido en el campo del Eclipse, en los Arenales, de Santander.

Salvadas todas las dificultades de carácter legal que pudiera haberse opuesto, el partido se celebraría a la misma hora, a las tres y media de la tarde, finalmente en los campos de los Arenales, bajo la dirección de Estanislao Simón.

El campo del Eclipse, a pesar de la lluvia caída, estaba en excelentes condiciones, la entrada fue buena y el público local contentos con la suerte de haberse jugado en casa, más los aficionados astillerenses que se desplazaron a la ciudad.

El resultado del encuentro fue de seis a uno, a favor de los santanderinos, reflejo de la superioridad entre los dos equipos.

Del Astillero destacaron la defensa y la personalidad de su portero.

Su primera parte no fue buena, ya en la segunda, corrigieron los errores y pudieron crear algún peligro en la meta racinguista.

De los medios, Polé, incansable en el centro, pero poco acertado. El ataque aceptable, siendo los mejores Furty e Ibaseta, creando algunas jugadas bonitas en varias ocasiones y haciendo actuar al guardameta Raba, pero sin crear peligro.

Alineaciones:

Unión Club: Arteche; Vega, Peña; Ayllón, Vega, Castillo; Benavente, Furty, Ibaseta, Pis y Vega.

Racing Club; Raba; Santiuste, Navedo; Ortiz, Antón, Balaguer; Torón, Gómez, Acebo, Oscar, Díaz, Ateca-Amós.

 

El campo de los Arenales, fue inaugurado el 11 de octubre de 1925 y se construyó sobre los rellenos de arena creados al descargar las dragas los limos de la Bahía de Santander en lo que hoy es la calle Castilla-Hermida, más bien en el lugar que estuvo instalada la fábrica de Marga.

Entre los equipos que lo vinieron utilizando, el más destacado fue el Eclipse, equipo regional que jugaba los Campeonatos Regionales.

Fue desapareciendo por los años 50, donde acabaron construyendo edificios de viviendas.