viernes, 31 de marzo de 2023

JOAQUIN TIJERO AJA, fundador de las escuelas de Guarnizo.

 





La enseñanza en Guarnizo data de 1830, en época del Real Astillero de Guarnizo, ya existía un maestro, quien lo venia pagado El Astillero hasta que el Estado se hizo cargo del abono de sus haberes, ya entrado en el siglo XIX.

 

Don Joaquin Tijero Aja, residía en Santander, en el muelle 28 y estaba vinculado al pueblo de Guarnizo.

En él se declaraba católico y creyente, sin descendientes, ni ascendientes directos y manifestándose el deseo de crear una escuela en el pueblo de Guarnizo, concretamente en el barrio conocido como "Rico" y lo que seria las escuelas antiguas de Los Mozos.

 

Don Joaquin Tijero, soltero, hijo de don José y doña Ramona, otorgó testamento el 13 de abril de 1874, ante el notario don Jenaro Serra.

En él, destinaba la suma de doscientas cuarenta mil reales de vellón, los cuales se impondrían por sus albaceas de una manera segura, para pagar los sueldos de la maestra y del maestro; añadiendo en otra cláusula que declaraba como sus herederos a sus parientes dentro del cuarto grado, del remanente del caudal hereditario.

Que con el fin de atender al cumplimiento de alguna de las obligaciones impuestas por el testador, los albaceas adquirieron por escritura una casa sita en Santander y su calle Velasco, con el número nueve, y en cuya escritura de compra se hizo constar que se verificaba tal adquisición para los herederos del señor Tijero y para asegurar con sus rentas el pago de las pensiones creadas por el finado.

 

La escritura fundacional se firmó en la fecha del 23 de abril de 1875.

 

En esas fechas su capital de 240.000 reales de vellón serían invertidas convenientemente para cubrir los sueldos del maestro y de la maestra.

La escuela inicial fue construida por los albaceas del finado y constaba de planta baja y dos pisos altos.

Para el mantenimiento del edificio, la dotación de los maestros y otras necesidades que se presentasen, destinó un capital de 85.000 pesetas.

Los gastos del maestro ascendían a 5.500 reales anuales y la de la maestra a 4.500 reales anuales.

 

Se fundó un Patronato, nombrándose los tres relacionantes testamentarios, don Manuel Abascal Pérez, don Francisco Somavilla Barros y don Ramón Trueba.

Se firmó la donación con las condiciones de que la escuela seria gratuita para los vecinos y los habituales residentes, hijos y familia del pueblo de Guarnizo, pudiendo admitirse a otros niños con retribución, siempre que no se perjudicase al buen gobierno e instrucción de los agraciados por la fundación.

Las horas de enseñanza y las vacaciones deberían ser las reglamentarias, pero con las modificaciones que se reservasen hacer los patronos, porque como pueblos rurales que se dedicaban al cultivo y a la ganadería, no podía guardarse uniformidad en las horas de enseñanza durante las distintas estaciones del año.

Los maestros cuidarían de que en la escuela se recibiera la instrucción y educación religiosa de buena doctrina, sin permitir que bajo ningún pretexto se les enseñara otra que la que corresponde a la que profesa la religión católica, apostólica y romana. Todos los días por la tarde se rezará un padrenuestro a San José, la letanía y la salve a la Virgen y un credo al Espíritu Santo. En la tarde de cada sábado se rezará el rosario a la Santísima Virgen, aplicando estas oraciones por las almas del Purgatorio en general y en particular, por la del fundador.

Mientras vivieran los patronos relacionados en la escritura podrían nombrar al maestro sin concurso ni oposición, y debería observar buena conducta moral y religiosa. Al fallecer éstos se proveería la plaza por oposición y de la lista, el Patronato elegiría el más conveniente. Los patronos deberían cuidar de la conservación del edificio y de la administración del capital destinado para dotación de la fundación. Del mismo modo, cuidarían de que los maestros impartieran la instrucción conveniente, principalmente en la doctrina cristina y la buena moral.

Los maestros que hubieran cumplido sesenta años y llevasen veinte años de servicio en la escuela a satisfacción del patrono, tendrían derecho a una pensión de dos reales diarios, que se sacaría de la pensión del maestro. La casa escuela y el capital quedarían siempre íntegros con destino a las escuelas. Si el capital aminorase y no diera para las dos escuelas, sería preferida la de niños. Si por ley orden o disposición del gobierno o de alguna otra autoridad, se hiciesen cargo de este capital y del edificio-escuela, de modo que no pudiera cumplir el objeto para el que se destinaba, o por cualquier otra causa hubiera cesado el cumplimiento de esa fundación, tanto el edificio como el capital volvería a la familia del fundador.

 

Por noviembre de 1904, el Patronato de la Obra Pía fundada en Guarnizo por el finado don Joaquin Tijero Aja, fue remitido al Gobierno Civil una certificación de los bienes y valores que constituía el capital de dicha fundación.

Fue clasificada como Fundación Benéfico-Docente por R.O. de 5 de junio de 1905. La fundación tuvo actividad docente durante bastantes años.


El 9 de julio de 1928 se aprobó un expediente de transmutación de fines, destinándose las rentas a premios, a ropas y a reparación de las escuelas. El edificio se conservaba en estado aceptable, aunque no cumplía un fin similar para lo que fue creado, ni conservaba ningún recordatorio del donante.

(Tesis doctoral de Carmen del Rio Diestro - Departamento de Historia Moderna y Contemporánea Universidad de Cantabria 2010)

 

En el B.O. de la Provincia de Santander, con fecha 19 de marzo de 1924, se seguía diligencias de juicio universal de adjudicación de bienes a los que están llamados varias personas, sin designación de nombres, por fallecimiento de don Joaquin Tijero Aja, nacido en Guarnizo, quien otorgó testamento ante el notario público, que fue de la ciudad, don Jenaro Sierra, en trece de abril de mil ochocientos setenta y cuatro, en cuyas cláusulas testamentarias, además de establecer varias mandas y legados a sus parientes en estado de solero y no vivir sus ascendientes, fundar un en el barrio de Rico, del lugar de Guarnizo, una escuela para niños y otra para niñas destinando a tal fin la suma de doscientos cuarenta mil reales de vellón, los cuales se impondrían por sus albaceas de una manera segura, para pagar los sueldos de maestra y maestro; añadiendo en otra cláusula que declaraba como sus herederos a sus parientes dentro del cuarto grado, del remanente del caudal hereditario.

Que con el fin de atender el cumplimiento de algunas de las obligaciones impuestas por el testador, los albaceas adquirieron por escritura una casa sita en esa población de Guarnizo y su calle Velasco, con el número nueve de población y en cuya escritura de compra se hizo constar que se verificaba tal adquisición para los herederos del señor Tijero Aja y para asegurar con sus rentas el pago de las pensiones creadas por el finado; y creyéndose con derecho don Joaquin Somavilla Tijero, mayor de edad, viudo y vecino de Guarnizo, al remanente de los bienes dejados al fallecimiento del precitado causante, y por tanto, le correspondería la expresada casa, con la obligación de responder de la carga existente sobre ella, para el sostenimiento de las escuelas mencionadas y con facultad de disponer de ella libremente, aduciendo ser sobrino, del causante, cuyo parentesco a tal fin invoca; llamándose a los que se crean con igual o mejor derecho que el reclamante, para que comparezcan a deducirlo dentro del término de dos meses, con los documentos que justifiquen su personalidad.

Haciendo constar que el presente edicto es el segundo llamamiento por el precitado término, y que ha comparecido al primer llamamiento, doña Luisa Torre Tolnado, con licencia marital para ello, y en su nombre el procurador don Isidoro Báscones, alegando dicha concurrente ser nieta de don Juan Luis Tolando Tijero, pariente del fundador, don Joaquin Tijero Aja, aludido en cuarto grado, habiendo acompañado los documentos justificativos de sus derechos, y la que acude en derecho de representación de su abuelo materno.

 

En marzo de 1935, la Junta administrativa del pueblo de Guarnizo, adoptaron el acuerdo de honrar la memoria del hijo predilecto del pueblo y benefactor del mismo, a Joaquin Tijero Aja, abriendo una suscripción para costear y colocar una lápida que perpetué la memoria en las escuelas que generosamente donó y que carencia de esas fechas de ella.

 

En sesión ordinaria del Ayuntamiento de Astillero, de fecha 8 de marzo de 1947, se ponía a disposición del patronato de las escuelas de Guarnizo, Fundación de don Joaquin Tijero, la cantidad de 7.500 pesetas, para reparación del edificio escolar.

 

La fundación dio finalizado su actividad docente en el año 1982, cuando se inauguró el Colegio Ramón y Cajal y el edificio, es ocupado hoy por la Aula de Cultura de Los Mozos

 

 

Los primeros maestros que tuvieron inicialmente la escuela del Patronato, fueron don Remigio Sainz y su esposa doña Josefa Trevilla.

Don Remigio Sainz Torre, falleció en Caviedes, en la fecha 21 marzo 1909 (sin confirmar la fecha)

Estos maestros, se les recuerda y por ello se les dedico una calle "Sainz y Trevilla"

 

Algunos de los primeros maestros que ejercieron en Guarnizo:

Telesfora Conchado (9-4-1886)            
Rufina Trevilla y Ortiz (jubilada en 1894)
Socorro Saiz (1894)
Soledad Saiz (1895)
Maria Pinilla y Haza (1904)
Leoncio Suarez (1908)
Consuelo Rico (1908)
 











 

 


viernes, 24 de marzo de 2023

GUARNIZO parte de su historia a partir de 1830.

 



Escudo de armas de Fuente, en Guarnizo


"Casa de Fuente" que data de más de 500 años que se conserva hoy, con alguna restauración, tanta de ella como del escudo heráldico.


 

Guarnizo en esas fechas y cuando el Estado estableció el Real Astillero de Guarnizo, su S.M. el Rey se dignó a dar a Guarnizo, en compensación del terreno ocupado una indemnización de 700 reales por una sola vez y de sus propios y abastos 375 reales anuales, más el salario del cirujano y del maestro de primeras letras.

Al concederse al Astillero jurisdicción propia, se le trasfirió a él esta carga y, aun cuando el número de vecinos, "incluidos los pobres", en el año 1830, era de 60, tuvo que soportarla hasta que paulatinamente se fue desembarazando de ella.

Los maestros de Guarnizo fueron pagados por Astillero hasta que el Estado se hizo cargo del abono de sus haberes, ya entrado en el siglo XX.

Eso hacía que continuasen las dificultades para cubrir sus presupuestos de gastos con los ingresos, pese a que aquéllos constituían un modelo de simplicidad y austeridad.

Fueron frecuentes los ajustes económicos con el cura párroco don Cosme Rubio y el sacristán para concretar sus haberes y la asignación para el mantenimiento del culto religioso, pues con frecuencia tanto los mencionados señores como el cirujano y maestros de primeras letras se veían precisados a formular serias reclamaciones de haberes bien vencidos.

El 13 de enero de 1834, la fragata LEALTAD, al servicio de las fuerzas liberales, embarrancó en la bahía de Santander, y como existía el temor de alguna escaramuza marítima por parte de las fuerzas del Pretendiente, se recuperó y almaceno en Guarnizo, todo lo que se pudo de aquella fragata. Luego, estos materiales, junto con algunos cañones procedentes de la fragata LA PERLA y los que habían preparados en La Cavada, se embarcaron en el CARMEN, para El Ferrol, con destino a otros buques.

En el año 1835, en plena guerra carlista la Junta de Comercio de Santander se hizo cargo de todos los bienes que existían en Guarnizo.

Dicha Junta tenía como finalidad preferente, por lo que a Guarnizo se refería, fomentar e incrementar la construcción de buques para la Marina Mercante, pero esa labor, que se veía ciertamente entorpecida por la propia guerra, no pudo empezar a dar fruto hasta unos años después.

El Gobierno, ya al año siguiente, siguiendo su política liberal, y con el fin de poder mercantilizar todos los bienes que figuraban en poder de lo que entonces se denominaba "manos tuertas" y sanear en lo posible su pobre hacienda pública, comenzó a promulgar, siendo ministro de Hacienda, don Juan Alvarez Mendizábal, las célebres leyes desamortizadoras las cuales afectaron tanto al pueblo de Guarnizo como al de Astillero, pues fueron sometidas a ellas, casi todos los bienes que el Estado, tenia procedentes de la Marina y los terrenos del común de Guarnizo.

La sustanciación del expediente del común de Guarnizo duró más de 70 años y gracias al tesón de sus moradores, fue al final uno de los pueblos afortunados pues tuvo arrestos para hacer frente a los fuertes desembolsos de dinero que se exigían para su rescate.

Fueron, en cambio, muchísimos los pueblos en que desaparecieron como comunales unos terrenos que subvenían a las necesidades elementales de la población rural.

En el año 1840, a la terminación de la primera guerra carlista, Guarnizo, gracias a la influencia de la Junta de Comercio de Santander, pasó de una absoluta inactividad a la reanudación de la construcción de buques bajo la dirección de afamados constructores. Los jornales oscilaban entre ocho y doce reales al mes, y en cuanto a la alimentación se decía, curiosamente, que consistía en una rolla de alubias y patatas, condimentadas con tocino; algunos en vez de esto, comían pescados o salado, cuando estaba barato, pocos comían carne fresca, ni salada, ni vino, ni otros licores, únicamente los hombres por la tarde, y en los días de fiesta, solían beber vino y sidra en las tabernas. Por las mañanas, antes de comenzar el trabajo, quizás tomaban un cortadillo de aguardiente llamado "Parba" y algunos pocos, en su lugar, chocolate o leche. El alimento de un operario podía calcularse en cuatro reales, y el pan era de harina de maíz o de trigo de ínfima clase.

Guarnizo se esforzaba, con la mejor voluntad, por salir del marasmo en que se encontraba, siguiendo el ejemplo de Santander, que por aquella época dio un paso importante hacia su desarrollo, aumentando considerablemente su tráfico marítimo creando el Liceo, y el primer trozo del ferrocarril de Alar y tenía nada menos que cinco periódicos y se la denominaba "la Liverpool", de España.

 

En el año 1861, en Guarnizo, se recibió la visita de S.M. la reina Isabel II y altezas reales, previo aviso y preparativos correspondientes.

Ese día, Guarnizo parecía como resucitado en toda su pasada grandeza y actividad guerrera. Pasodobles militares, soldados uniformados, galas de toda clase, afluencia de vecinos y curiosos y los ojos de Isabel II que veían desfilar como las sombras de un ejército levantado de su campo de batalla cuyo sepulcro fueron los anchos mares desde el seno balear hasta el océano Pacifico, parecía enternecer a los nativos, que lloraban enternecidos, al oírse disparar salvas desde el cañón instalado en la "escollera" de Astillero.

Fue algo inenarrable, pues se levantó incluso un arco de triunfo y el alcalde del Municipio estrenó un bastón de caña natural, de medidas proporcionadas, con empuñadura de plata sobredorada y sus adornos correspondientes.

Junto a Isabel II y su esposo, don Francisco de Asís, visitaron Guarnizo, el Príncipe de Asturias, don Alfonso y las Infantas doña Isabel, doña Concepción y doña Pilar; los ministros don Fernando Calderón Collantes y el marqués de Cervera, así como todas las autoridades de Santander y Corporaciones de la provincia e invitados.

Después de visitar Guarnizo, sus Majestades giraron también visita al Astillero.

 

Unos años más tarde, conseguían los anarquistas algún triunfo esporádico en sus continuas revueltas, lo primero que hacían eran repartir las tierras por el sistema de comunas, pero los concejos vecinales de Guarnizo nunca se resignaron y uno de sus mayores éxitos fue recuperar en varias ocasiones Socalleja y Boo, gracias a los apoderados don Manuel Salas y don Juan de la Fuente.

Estas gestiones alegraron mucho al pueblo, pero les costó el expediente 2.045 reales, que repartidos entre todos los vecinos, salieron a 47 reales cada uno.

Pero esto no fue sino el primer paso, que Guarnizo supo dar al toro de la desamortización, pues hubo que prepararse para más embestidas.

Uno de los pasos más importantes que Guarnizo había dado en su historia,  fue cuando pidió, en el año 1871, a través de la Excelentísima Diputación Provincial de Santander, su segregación del Valle de Camargo, y su incorporación automática al Ayuntamiento de Astillero.

La Diputación de Santander envió para informe al Ayuntamiento de Astillero dicha solicitud, firmada por casi todos los vecinos de Guarnizo, pidiendo este cambio de jurisdicción. Y en agosto del mismo año, El Astillero evacuó su informe alegando que Guarnizo estaba en su derecho, al solicitar este cambio pues ambos pueblos estaban unidos moralmente desde tiempo inmemorial en todos los sentidos, desde el religioso hasta el educativo.

Y por fin llegó una R.O. del 30 de diciembre de 1871, del Ministerio de la Gobernación, que disponía que S.M. el Rey, de conformidad con el parecer del Consejo de Estado en pleno, había resuelto que los pueblos hermanos de Astillero y Guarnizo formasen Ayuntamiento independiente, segregándose los de Guarnizo de Camargo.

El 16 de enero de 1873, esta orden se recibió oficialmente e inmediatamente le fue comunicado al pedáneo de Guarnizo, para que lo hiciera saber al vecindario para su satisfacción. Unidos ya los dos pueblos se reforzó el Ayuntamiento y se agregó a éste dos concejales más. El primer alcalde de barrio se llamaba don Manuel Campo y su suplente, don José Rabas.

 

Camargo no se resignó a este cambio, así por las buenas, y al principio le hizo la vida un poco imposible a Guarnizo, pues incluso alistó a los mozos del pueblo en su registro, y no quería proceder a un deslinde justo de territorio. Pero llegaron órdenes muy severas de Madrid y se llegó a un arreglo.

El colegio electoral quedó sustancialmente aumentado, pues desde entonces se compuso de 206 electores, 99 de Guarnizo y 107 de Astillero.

 

Los primeros documentos de actas de reuniones de la Junta Vecinal de Guarnizo  se remonta a 1804, recogidas en un viejo libro encuadernado en piel de vaca y en ellas se reflejaban los nombres de los representantes de los vecinos de la esa época.

Las reuniones se realizaban en los soportales de la ermita de Nuestra Señora de los Remedios y estaban abiertas a la participación de los vecinos que lo estimasen necesario.

En 1900 se produjo el primer conflicto entre el Ayuntamiento de El Astillero y la entidad local en una supuesta malversación de fondos. Tras mantener una serie de litigio,  el Gobierno Civil recogiendo una resolución del Estado, otorgaba la razón a la Junta y le ratificaba su independencia respecto de la Casona.

La carretera entre el crucero de Boo y Parbayón se construyó en 1906, realizando el proyecto de la misma el arquitecto Mijancos.

Con el paso del tiempo esta vía de comunicación se dividió en dos calles, Sainz y Trevilla y Ramón y Cajal. La denominación de Sainz y Trevilla recordaba a los antiguos maestros que impartieron docencia en el colegio de Guarnizo a comienzos del siglo.

Dentro de las fiestas, en 1881 se realizó el voto a San Roque, siendo en el mismo año cuando los vecinos realizaron una novena o rogativa en la ermita de los Remedios solicitando lluvia para el riego de los campos.

De igual forma se celebraba la festividad de Nuestra Señora de los Remedios y de San Pedro, mientras que el día de Nuestra Señora del Pilar se comenzó a celebrar en 1949.

En 1911 se realizó un censo de los habitantes de Guarnizo para que podrían optar al reparto de lotes de terreno propiedad de la entidad local. Entre las personas inscrita se encontraban conocidas familias que remontaban su residencia en el pueblo desde hacía varias generaciones como las de De la Gala y Viaña, entre otras.

 

Una fecha histórica en Guarnizo, fue la de julio de 1931, donde se celebró una importante asamblea de todos los vecinos, convocados al efecto por la Junta Vecinal.

Presidió don Ramón Cagigas, y en primer lugar se verificó el sorteo de los cincuenta lotes, con arreglo a las condiciones aprobadas por el pueblo en plebiscito del 26 de mayo.

Ramón Cagigas Escalante

Con toda solemnidad procedieron a examinar todas las solicitudes,  y una vez todos conformes, se metieron en una urna los setenta nombres de los solicitantes, y en otra, los cincuenta números de los lotes, según estaban en el plano (confeccionado por el joven maestro aparejador del Ayuntamiento de Astillero, con Angel Vega, presente en el acto, quien recibió numerosas felicitaciones por su importante trabajo).

Con los veinte que no les correspondió lote, se formó una lista para que, por turno, ocupasen los lotes que irían quedando libres.

En segundo lugar, el presidente dio cuenta al pueblo de sus gestiones para lograr quede sin efecto la renuncia al derecho de reversión que concede al pueblo el artículo 43 de la ley de Expropiación.

Con esta renuncia no la podían hacer ni la Junta ni el Ayuntamiento, y como había interés en servir a la Compañía compradora, cuidaron los que lo hicieron de que no constase en el libro de actas.

Con esos antecedentes, y por tratarse de un asunto de capital importancia para el pueblo, se acordó nombrar una Comisión de tres vecinos, para que, en unión de la Junta, continuasen los trabajos, hasta conseguir, por los medios legales, el derecho que el pueblo concede el citado artículo de recobrar esos terrenos, que tan necesarios eran para el pueblo para el desarrollo de su ganadería.

Por mayoría de votos se nombró a don José Torre, don Miguel Valiente y don Juan Sánchez.

Por último, se dio cuenta de la petición en préstamo, del Ayuntamiento de Astillero, de las pesetas que la Junta poseía de la venta de terrenos a la Compañía Orconera, y se acordó no acceder, por si tenía que devolverlas al recobrar el terreno de la renuncia ilegal mencionada.

 

En enero de 1932, se celebró nueva reunión convocada por la Comisión proterrenos renunciados.

Con numerosa asistencia, dio principio el acto, dando cuenta la Comisión nombrada por el pueblo de los trabajos realizados para la consecución de que vuelvan al pueblo los terrenos renunciados por una Junta en tiempos de la monarquía, cuya renuncia ni consta en el libro de actas ni la conocía el pueblo.

 

 

Pasados los años, en 1948 se levantó la hora de aprecio de la expropiación de los terrenos destinados a la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo, con un valor que alcanzó las 15.000 pesetas.

Como testigo del frustrado ferrocarril quedó levantada la estación que posteriormente serviría de sede para la Escuela Taller, junto con varios puentes y túneles que nunca vieron pasar ningún pasajeros.

En los documentos vecinales se recoge el proceso de tramitación previo a la construcción del polígono industrial a mediados de los años setenta, que suscitó polémicas entre los propietarios de terrenos en las inmediaciones de la marisma de Morero.

 

Que nos queda hoy en el pueblo de Guarnizo, para recordar esa época que data de más de 500 años, posiblemente pudiera ser la "casa de Fuente", sin excluir a la ermita de Nuestra Señora de Muslera.

Esta casa actualmente conservada en buen estado, de tipo montañesa y situada en el barrio de Subiejas, conserva en la fachada lateral un escudo timbrado por yelmo terciado, con adorno de lambrequines y tritones y máscara en puna; el campo es sencillo.

Cruz de Santiago rodeada de nueve estrellas (tres a un lado y seis a otro). En punta león amarrado a un árbol, y frente a él, una fuente de la que brota agua. Armas de Fuente. (II Tomo de escudos de cantabria de Carmen González Echegaray).

La casa de Fuente es la más antigua de Guarnizo, data ya de 1505, donde vivía Gutierrez de la Fuente. A mediados de este mismo siglo era mayordomo de Nuestra Señora de Muslera, don Juan Gutiérrez de la Fuente, vecino de Guarnizo. Litigó esta familia con el monasterio de Monte-Corbán por la posesión de la capilla y asientos que en la iglesia ya citada de Nuestra Señora de Muslera tenía este linaje.

Construyó la casa don Sebastián de la Fuente y la Serna, nacido en 1684, hijo de Sebastián de la Fuente Hermosa y de doña Francisca de la Serna Hontanilla. Casó con Maria de Tijero y Tolando en 1706.

De esta casa pasó una rama en el siglo XVIII a Buenos Aires, donde vinculó y dejó muy notable descendencia.

  














viernes, 17 de marzo de 2023

CASTO DEL CASTILLO ALONSO pintor astillerense (II)

 




Continuando con la historia biográfica de nuestro astillerense, CASTO DEL CASTILLO ALONSO, quien fue un incansable viajero recorriendo parte de Europa, conociendo y estudiando todo aquello que tanto le apasionaba como era la pintura.

 

Casto del Castillo, nació el 14 de septiembre de 1911, en la localidad de El Astillero, siendo el menor de 11 hermanos.

Desde joven sintió especial atracción hacia la pintura y animado por su hermana Paz, comenzó los estudios, pero la guerra le llevó al traste sus proyectos.

 

Casto vivió en la astillerense calle del General Churruca y con unos diez años pudo disponer de una tabla que convirtió artesanalmente en paleta, luego compró pinceles y pinturas y así comenzó sus primeros trabajos.

Posteriormente desempeñó durante varios años un puesto en la oficina técnica de Talleres de Astillero.

Luego seria en los Astilleros del Atlántico, en el puesto de delineante en la sección de construcción.

Teniendo 40 años, traslada su residencia de El Astillero a la calle San Simón de Santander, donde montó su estudio.

Otra faceta algo desconocida de él, fue las interpretaciones en óperas y zarzuelas en los teatros Bretón y Pereda de Santander.

Como también su parte humanitaria, con especial dedicación a obras benéficas, en la que donaba alguno de sus cuadros para financiar sus actividades sociales.

 

 

Antes de los años 60, viaja por España con frecuencia, conociéndola a fondo y expandiendo sus cuadros en exposiciones en Bilbao, Barcelona, León y Madrid.

 

En su trayectoria artística, expuso en muchísimas salas de arte y algunas de ellas, fueron:

 

En las fechas del 23 al 29 de julio de 1955, expuso en la Sala Delta, para concursar al premio "Francisco F. Cossio"

Participó con otros destacados pintores, como fueron Agustín Celis; Julio de Pablo; Angel Medina: Esteban Pérez de la Foz...



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Del 12 al 24 de octubre de 1955, expuso en la Casa de la Cultura de Reinosa, una exposición individual.




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En noviembre de 1955, presentó una exposición individual en la Biblioteca José María de Pereda, de Torrelavega.

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En 1956, en la Casa de Cultura de Santander, se celebró la exposición colectiva en la que participó Casto del Castillo, junto con otros artistas, entre ellos Julio de Pablo.

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Por septiembre de 1961, en la Sala de "Alerta", hubo una exposición dedicada a "temas de la montaña por pintores montañeses", en la que figuraba Casto del Castillo.

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En julio de 1964, en la sala de "Alerta" , Casto colgó sus obras, con mucho éxito y muestra de ello fueron los cuadros que colgaban el cartel de "vendido".

En ella se reflejaba sus pinturas plenas de luminosidad y de calidad artística.

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En abril de 1965, en la sala de arte del Ateneo, expuso Casto del Castillo, con óleos y dibujos al pastel.

En sus minúsculos paisajes daba muestra el pintor de una gran destreza manual y de una sensibilidad apta para captar en reducidísimo espacio notas vibrantes de color o de la luz.

La exposición estuvo integradas por óleos de formato incluso ambicioso y por dibujos en pastel, encontrándose en estos últimos algunos de los notables aciertos de la nueva etapa del artista.

Casto tenia predilección por los paisajes de nuestra Liébana y del Alto Pirineo, retratando bien el ambiente frío y melancólico de la lluvia o la claridad del sol de las zonas montañosas, el manejo de la luz y de la atmósfera era la nota más interesante de estos cuadros.

Más firmes de técnica eran las marinas, con azules intentos y delicados notas de playa o de nubes, acrecentándose el vigor y profundidad de los colores en una interesante "Rogativa" o en la muy acertada "Vuelta de la pesca".

Los dibujos al pastel revelaban seguridad de dibujo realizada por la sobriedad armónica de los colores empleados.



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Del 7 al 27 de diciembre de 1967, expuso nuevamente en la Sala de "Alerta", destacándose entre los cuadros, uno de sus temas favoritos, el caballo.





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El 1 de mayo de 1968, en la sala de exposiciones de Información y Turismo, se inauguró la exposición de pinturas de Casto del Castillo.

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En mayo de 1969, Casto del Castillo presentaba una exposición de pinturas sobre oleos y dibujos al pastel en la Sala de Exposiciones de Información y Turismo de la Plaza Porticada.

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Del 30 de julio al 23 de agosto de 1970, presentó una exposición de pinturas al pastel, en la veranda del Gran Salón de la motonave Cabo San Roque, en unas jornadas en la mar navegando por  el Atlántico.

Fue con motivo de un largo viaje a través de Europa -Moscú, Leningrado, Oslo, Estocolmo, Helsinki, Copenhague y Hamburgo..

Este viaje de Casto, fue de doble finalidad. Hacer turismo y dar a conocer su obra, que aprovecho para exponer sus obras, con esos caballos tan personales en azul, en blanco, en siena....



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En septiembre de 1970, expone en el Hostal de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela.




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Del 23 de enero al 13 de febrero de 1971, en la Galería de arte Mouro, Casto del Castillo expone sus obras junto con otros destacados artistas, como eran Fernando Calderón, Enrique Gran, Angel Medina, Eduardo Sanz....

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En los meses de mayo y junio de 1972, expuso individualmente sus cuadros en la Sala de Exposiciones del Ateneo.

De esta exposición, el crítico de pintura, Jesús Pindado Uslé, decía en algunas líneas:

Que de la obra que podía verse, no podría evitar al señalar que es la tierra y el mar tema omnipresente de los lienzos. Temas rurales, el juego de bolos, escena del Pirineo Alto, celajes rosados, violetas, grises... la inevitable y noble cabeza de caballo, y un otoñal crepuscular. A Casto le encuentro un destello sublime -la chispa de la inspiración del genio- en las virtuosas miniaturas génesis de su obra.




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En junio de 1972, vuelve a exponer en la sala de Información y Turismo.

Con gran éxito y con la suerte de haber vendido doce cuadros en diez minutos.

El astillerense era habitual en esta sala, no faltaba ningún año a la cita

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En mayo de 1973, expone de nuevo en la sala de Información y Turismo, con cuadros a óleo, como el Cristo Yacente, la familia de gitanos, la matanza del cerdo..... O los dibujos al pastel, destacando el retrato dedicado a Carmen y los de los caballos, su tema favorito.

En esas fechas Casto se manifestaba que era su trabajo, se recreaba con ello y lo más importante disfrutaba pintando.

Seguía pintando las miniaturas que era lo que más le gustaba, siempre por las tardes, en su estudio de San Simón-Entrehuertas.




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Para el 28 de enero de 1974, Casto del Castillo tenía previsto hacer tres exposiciones en el Sur de España, concretamente la primera en Benalmadena, la segunda para el 3 de febrero en Málaga y la tercera en Granada.

Preparó unos cincuenta cuadros, sobresaliendo entre ellos los paisajes de playa y mar.

Era una nueva etapa, mucho más depurada y sensitiva.

Los cuadros que Casto pintaba por esas fechas, distaba mucho de sus primeras obras



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Por 1975, decidió viajar a México para presentar cuadros de la paisajística cántabra, que siempre fue su musa inagotable.

En la capital azteca colgó sus cuadros en el Casino Español y mantuvo contactos con españoles y paisanos de la región, que acudieron a mirar sus obras, así que la exposición se prolongó a lo largo de dos meses.

De regreso a España, sus temas se vieron reflejados en paisajes de las comarcas y zonas tan típicas como Potes, Liébana o Arredondo, sin que faltara el escenario de los Picos de Europa.

Al tiempo que comienza a realizar sus primeros retratos de los que entresaca "el que hiciera a su madre y un segundo que fue un autorretrato propio"

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En las fechas del 17 al 22 de febrero de 1975, Casto del Castillo exponía en la galería "Toisón" de Madrid, sus cuadros.

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Por marzo de 1975, lo hacía en la sala del Centro Artístico de Granada.

De esa ciudad guardaba especiales recuerdos, pues fue una etapa en la que su pintura predominó el color gris, sin duda motivado por la paisajística de esa tierra y sus cuadros fueron elogiados.

Eran cuadros con un nuevo corte, en la línea evolutiva que venía ofreciendo desde esos últimos años.

Eran cuadros destacando los paisajes llenos de luz y color, como otros nuevos y diferentes, que suponía un paso definitivo hacia una pintura de mayor trascendencia.

En esta línea había creado marinas, tierras castellanas y algunos bodegones extraordinarios.

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En abril de 1977, en la galería "Artis-2" de Santander exponía el pintor astillerense Casto del Castillo, con mucho éxito, tras unos años sin exponer en la ciudad.

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En el año 1989, el crítico José Simón Cabarga, dijo de él:

" practica el queahacer de no armar ruido sin nueces, de desear para sí el éxito con lo mínimo, siempre grande si se le entrega una vida representa de sensibilidad"

Con estas palabras definía, no el estilo, sino también el semblante del pintor, que pese a su activa vida, no olvidaba a su pueblo natal: El Astillero.

Con motivo de las fiestas de San José, expuso 3 cuadros en el salón municipal, aprovechando para efectuar un repaso a su trayectoria humana y artística.

De estos cuadros, uno plasmó las palomas de la paz y otro el puente de Pontejos.

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Este pintor, en su largo trayectoria artística, empleaba una técnica simple y variada, haciendo obras con plumilla para miniaturas sobre pergaminos, carboncillo y pastel junto con el óleo. De estilo naturalismo, pasando por la pintura figurativa y desembocando en el impresionismo.

Empleaba indistintamente la espátula o los pinceles en sus cuadros.

Sus temas se distinguía por naturaleza muertas, paisajes como marinas y escenas rurales; pinturas de género, retratos de tipos populares, cuadros religiosos a la vez de un conjunto de pinturas y dibujos sobre temas personales como autorretratos, dibujos y apuntes de desnudos femeninos.

 

El crítico de pintura, Antonio Martinez Cerezo, se refería a Casto del Castillo, como:

Inquieto pintor de Astillero, trata de plasmar en el lienzo todo cuanto se pone ante su penetrante retina. Se siente montañés cien por cien y así captar el aire montañés, su arquitectura, las costumbres montañesas y, en suma, las cosas grandes y pequeñas de la tierra que le vio nacer.

Debido a esta diversidad de intención, la amplitud de la temática es necesariamente ambiciosa: bodegones, marinas, animales, personas y paisajes; como así mismo ocurre con la técnica empleada: óleo donde se nota la fuerza de la pincelada, óleo compacto de espátula y el pastel.

Se percibe fácilmente que el artista está embarcado en una nueva etapa de su arte, tratando de encontrar las formas de expresión y ejecución que mejor se adapten a su sensorial manera de ver y sentir las cosas, lo que indudablemente demuestra el irrenunciable deseo de superación.

 

Murió en Santander, el 13 de junio de 1995.