El antiguo matadero de Astillero data de 1886, se construyó en el
lugar conocido por entonces como "La Piscardera" en la zona de la
Habanera.
Esas instalaciones municipales contaba por entonces con todos los
elementos necesarios para cubrir las necesidades en esos momentos.
En 1888, se nombró un inspector de carnes para el servicio del
matadero.
Desde ya muy antiguo, existía ya, un impuesto de reses degolladas
cuyo objeto era el de cubrir los gastos de conservación del propio matadero.
Antiguamente Astillero tenía un matadero que dio nombre a la calle
donde estaba situado y que posteriormente se denominaría Sierra Donesteve.
Las primeras instalaciones desaparecieron y los matarifes, se
vieron obligados a sacrificar las reses en sus domicilios, previa autorización
municipal. Estos lugares de sacrificio resultaban deficientes en todos los
aspectos, lo que llevó a que la construcción de un matadero se convirtiese en
una necesidad apremiante para el municipio.
El proyecto de construcción del primer matadero municipal, se había
encargado en el año 1882 a Florentino Argüelles, que recibió la cantidad de 25
pesetas, por la realización del proyecto. La Comisión de Obras tenia encargado
presentar el informe sobre este particular, pero por diversas dificultades no
lo pudo hacer hasta el mes de agosto del año 1885.
El informe presentado no gustó, al ser no ser claro ni concreto y
se extendía en consideraciones sobre las posibilidades de llevar a cabo la
construcción de obra en diferentes lugares del municipio.
En esos momentos se eligieron los sitios de "La Rura",
"Cabañas" y "La Piscardera", siendo este último lugar el
que se puso en duda si dispondría de suficiente caudal de agua para este
importante servicio.
Al final se consideró el lugar más adecuado el de "La
Piscardera" para realizar la obra, haciéndose al mismo tiempo la
aclaración de que más tarde si fuera necesario se instalaría una bomba para
elevar el agua del subsuelo.
La obra se adjudico a Manuel Morlote, pero al poco se suspendió
los trabajos debido a la disparidad de criterios que existía respecto al lugar
de ubicación del matadero.
En abril de 1886, al final se ordenó al contratista que
prosiguiera con las obras en el mismo lugar donde las había comenzado. Dos años
después, en 1888, se redactó un reglamento para el uso del matadero público,
del que se imprimieron algunos ejemplares y se repartieron entre la población.
Una vez finalizadas las obras del matadero, éste fue equipando con
los elementos necesarios como ganchos, poleas, básculas...
Superadas las primeras dificultades, el matadero inició su
desarrollo, en 1888, nombrándose un inspector de carnes al veterinario,
denominado en aquellas fechas "albeitar".
Este cargo lo ocupo Manuel Pilarte, que percibía 360 pesetas por
dos horas diarias de trabajo. Posteriormente se creó un impuesto sobre reses
degolladas, con el objeto de cubrir los gastos de mantenimiento del matadero.
En el año 1893, se extinguió totalmente la deuda que el
Ayuntamiento tenía contraída por la construcción del edificio municipal y quiso
celebrar una fiesta que consistió principalmente en izar el pabellón español,
disfrutar de un rato de música popular y disparo de cohetes.
Como nota anecdótica había que señalar que las amas de casa de
aquel entonces, se quejaban de que las revendedoras con sus especulaciones
encarecían la plaza y el Ayuntamiento ordenó que no se podrían efectuar
operaciones antes de las 10 de la mañana. Prohibió también el comercio en
general, el uso de pesas y medidas del sistema antiguo sustituyéndolo por el
moderno sistema métrico decimal.
Durante el año 1899 se decidió construir un nuevo matadero
municipal más moderno. El Ayuntamiento solicitó una subvención a la Compañía
Minera Orconera, la cual asignó la cantidad de 3.458 pesetas que puso a
disposición de la Corporación municipal. A los pocos meses se desistió de esas
obras.
Por marzo de 1902, durante las fiestas de San José, los
industriales de carnes sacrificaron sus inmejorables reses, ofreciéndolos a sus
clientes.
D. Luis Dirube, mató un magnifico buey, de 414 kilos; don Lorenzo
Casuso, otro de 410 kilos y don Francisco Tijero, uno de 400 kilos.
Se sacrificó también una magnifica vaca de don Lorenzo Casuso de
250 kilos de peso y una hermosa ternera de don Francisco Tijero de 150 kilos.
En el año 1908, se estableció unos premios para los carniceros, a
fin de estimularles en el suministro de carne de superior calidad, en los días
de Pascua.
El primer premio consistió en 50 pesetas para la mejor res vacuna
mayor; el segundo de 25 pesetas para la segunda res; el tercero de 25 pesetas
para la mejor ternera, y el cuarto de 15 pesetas para la segunda ternera.
El jurado del concurso fueron los concejales señores Viar y Viota
y el veterinario municipal.
Los beneficiados de ese primer año fueron los tablajeros, don
Ramón Tijero, don Barsineo Escallada y don Luis Dirube.
El edificio antiguo del matadero, se componía de planta baja, con
tejado de tejas y fachada de piedra.
En el interior tenia poleas con ganchos para sujetar al animal y
tras la matanza los despieces eran trasladados en carros de caballos
directamente a las carnicerías.
Allí mismo se aprovechaba el despiece y la casquería y en donde lo
preparaban las morcilleras.
Por los años 50, los industriales carniceros en las fechas de
Pascua de Resurrección tenían como tradición sacrificar sus mejores reses para
admiración de los astillerenses.
Este antiguo matadero habia estado en servicio hasta la
construcción del "nuevo matadero".
En los años 50, las carnicerías establecidas en el Municipio,
eran:
* Carnicerías Hermanos Casuso, en la Plaza
del Mercado y Vista Alegre.
* Clemente Escallada, en Boo de Guarnizo.
* Carnicería Escallada, en Plaza del Mercado.
Por marzo de 1956, la Diputación Provincial había concedido 150.000 pesetas al Ayuntamiento municipal, para la construcción del nuevo Matadero.
Y tras activas y oportunas gestiones del Gobernador Civil en Madrid,
se había conseguido de Regiones Devastadas la concesión al Ayuntamiento de
250.000 pesetas, con destino a la construcción del Matadero.
Con ello, daría pronto
comienzo las obras de construcción cuyo presupuesto excedía mucho de los medio
millón de pesetas.
Por febrero de 1964, comenzaron las obras según el proyecto preparado por los Servicios Técnicos Provinciales, en la finca que el Ayuntamiento poseía próximo al puente de San Salvador.
Este matadero sustituiría al viejo de La Habanera, construido en
el año 1886, asfaltado su suelo en el año 1903, ampliado a los pocos años y por
segunda vez en época más reciente, cuando se habilitó para el sacrificio de
reses equinas.
Por los años de la República, se estuvo a punto de cometer la obra
de modificación, pero los convecinos tenía que contribuir con el 50 por 100 de
su importe y esta dificultad frenó, el realizar la obra.
Y esta seria ya el tercero intento definitivo de conseguir un
Matadero digno para el Municipio.
Las nuevas instalaciones del matadero nuevo se realizaron en 1973.
Diez años después el Ayuntamiento realizó unas nuevas obras de remodelación,
tras las reclamaciones del gremio municipal de carniceros.
El Matadero Municipal estaba donde hoy está la Escuela Taller del
Ayuntamiento. Tenía todas las comodidades que requería un establecimiento para
su uso.
Tenía organizadas la salas de sacrificio del animal, tanto de vacuno,
como porcino, cordero, equino...
Compuesto de ganchos para colgar las despieces.
Era fechas en que los animales los pesaban en las antiguas pesas
romanas, un método muy antiguo que ya posteriormente fue sustituido por un
sistema métrico decimal.
Por estas fechas del 70, en el Municipio estaban establecidos:
* Pilar Ruiz (Vda. de Tomás Cebrecos), en la
Plaza del Mercado.
* Carnicería Escallada, en la Plaza del
Mercado.
* Carlos Casuso, en Trav. Colonia San José, 5
* Basilio Lomillos, en Tomás Bretón, 11
* Carnicería Rubalcaba, en Bernardo Lavín, 8
y 18 de Julio.
* Carniceria Francisc y Toñin, en Boo de
Guarnizo.
En 1986, de nuevo el Ayuntamiento volvería hacer otra remodelación
para obtener el propio matadero categoría nacional.
Al final el Matadero Municipal, cerro sus instalaciones y se
trasladaron al polígono de Guarnizo, siendo una empresa privada la gestora.