Terminado el año 1923. seguía el
conflicto militar en el territorio africano y empezaban algunos soldados a
regresar a sus casas, después de unos años combatiendo en aquel territorio.
Algunos de los soldados que fueron
viniendo a su pueblo, Astillero-Guarnizo, y que he podido conocer fueron estos:
Alfredo
Castillo
José Iraegui
Tomás Saiz
Julián Mata
Casimiro
Carcoba
Manuel Setién
Tiburcio Gutiérrez
Joaquin
Sierra
Daniel Selaya
Paco Cabarga
Francisco
Piro
Felipe Blanco
Luis Valles
José Somonte
Lorenzo
Caballero
Emiliano
Berverena
Pedro
González
Epifanio Gil
José Gutiérrez
Elviro
Santamaria
Félix
González
Pedro
Olavarria
Bernardo
Cantora
Gerardo
Sánchez
Hipólito Díaz
Por octubre de 1924, procedente de
Melilla, donde habían prestado sus servicios en el batallón expedicionario del
Regimiento de Valencia, cerca de dos años, había regresado el joven Tiburcio Gutiérrez,
hijo de Jesús Gutiérrez Herrán, conocido industrial de la localidad.
En diciembre de 1924, procedentes de África,
llegaron a Astillero ya una vez licenciados, los jóvenes astillerenses, Alfredo
Castillo, José Iraegui, Tomás Díaz, Julián Mata, Casimiro Cárcoba y Manuel Setién.
Fueron cordialmente recibidos en su
pueblo y la felicitación más efusiva por haber tenido la suerte de volver sanos
después de una campaña dura y peligrosa.
Por estas fechas, el soldado del
Ayuntamiento de Astillero, Emiliano Berverena, se encontraba prisionero en la
zona de Tetuán.
En enero de 1925, la suerte no había
sido favorable a los soldados del Ayuntamiento de Astillero, que se habían
incorporado a filas. Solo tres se habían librado de ir a África y entre los
destinados a cubrir bajas en los Cuerpos de aquel territorio, figuraron Joaquin
Sierra y Daniel Selaya, jugadores del Unión Club, cuyo equipo se vio privado de
estos dos de sus mejores elementos.
También fue destinado a África, Paco
Cabarga, perteneciente al orfeón Astillero-Guarnizo, del que asimismo formaba
parte Daniel Selaya
En enero de 1926, había llegado
procedente de Larache, el suboficial del batallón de Cazadores de África nº 8,
Ernesto Curto Regato, que por espacio de muchos años había prestado sus
servicios en el Regimiento de Valencia, y con cuyo batallón expedicionario
asistió a todos los combates para la reconquista de las posiciones perdidas en
el año 1921 y destacado en el célebre episodio de Tizza, donde varios soldados
montañeses dieron su vida por España.
Posteriormente, este suboficial tomó
parte en varias operaciones para proteger la retirada de las posiciones en la
zona occidental del protectorado.
La llegada al pueblo del suboficial
montañés, tuvo por objeto dar un cariñoso abrazo a su padre, don Enrique y
aprovechar en saludar a su familia.
Una vez cumplido la visita, continuo a
Zaragoza para recoger a su esposa e hijos y con ellos trasladarse de nuevo a
Larache, donde le reclamaban sus deberes militares.
En la rendición de Abd-el-Krim, por
junio de 1926, se encontraba entre los prisioneros el soldado del batallón,
Emiliano Berverena, cuya madre había fallecido de pena durante el cautiverio de
su hijo.
En las tres listas de prisioneros
rescatados que habían publicado la Prensa no figuraba el nombre de Berverena,
vecino del pueblo de Astillero.
Días después, se confirmaban el
fallecimiento del soldado astillerense, Emiliano Berverena. Había fallecido el
20 de noviembre del año 1925, en la cabila de Bubala, a consecuencia de la enfermedad contraída en el cautiverio,
noticia que fue comunicada por su primo Vicente Berverena, dato que se le
facilito el sargento ex prisionero Ballesteros.
El soldado Berverena, de Guarnizo, había
jugado en las filas de la Cultural, antes de su ida al servicio.
El miércoles 24 de junio de 1926, se
celebró los funerales por el eterno descanso del joven Emiliano Berverena, en
la parroquia de San José.
Al fúnebre acto asistieron la
Corporación municipal y demás autoridades. El Alcalde, señor Nieto, antes de la
conferencia dominical del 21 de junio, dio a conocer la triste noticia de la
muerte del joven Berverena y relató el
fallecimiento de la pobre madre, á quien asistió durante su enfermedad, sin
duda alguna agravada por ignorar el paradero de su hijo. Pidió un minuto de
silencio, puesto el auditorio en pie, como tributo del cariñoso recuerdo al
joven fallecido.
En el partido jugado en los campos de
sport de Astillero, los equipos del Unión Club y la Cultural de Guarnizo,
salieron al campo ostentando un lazo negro y durante el encuentro se hizo una
colecta a favor de la familia Berberena.
El acto religioso, costeado por el
Ayuntamiento, estuvo muy concurrido por personas de todas las clases sociales
de Astillero y Guarnizo, que acudieron a tributar el cariñoso recuerdo a la memoria
del joven Berverena.
En la presidencia del duelo figuraban el
padre del soldado, su sobrino Vicente Berverena; alcalde, señor Nieto, con la mayoría
de los concejales; juez municipal, señor Azcárate y secretario, señor Garcia
Vicente; teniente de la Guardia Civil, señor Pilarte y sargento de Carabineros,
señor Conde.
En octubre de 1926, llegaron procedente
de la zona occidental de África, donde por espacio de dos años y medio,
prestaron sus servicios militares en el Centro Electrotécnico, los jóvenes,
José Somonte y Lorenzo Caballero, una vez licenciados.
Ellos han asistido a innumerables operaciones
de campaña, reconquista de posiciones militares
y pacificación de la zona occidental.
En diciembre de 1926, procedentes de
Larache y una vez repatriado el
Regimiento de Valencia, llegaron a sus casas, los licenciados, Francisco
Piró, Felipe Blanco y Luis Valles, orfeonistas los dos primeros y socio el
último del orfeón Astillero-Guarnizo.
El día 13 de octubre de 1927, se celebró
misa en la Iglesia parroquial de San José, por las almas de los soldados
muertos en la campaña de África.
Al acto religioso asistieron una
representación del Ayuntamiento, al frente, el alcalde, señor Nieto; el
teniente de Carabineros de esta Sección, el contramaestre del puerto y
numerosos fieles.
A primeras horas de la mañana
aparecieron engalanados con colgadura muchos balcones de la calle de San José y
se lanzaron bombas y cohetes anunciadores de la Fiesta de la Paz.
A las seis y media de la tarde, partió
del consistorio del Ayuntamiento, con la mayoría de los concejales. En la
comitiva figuraban el juez municipal, don Eliseo Azcarate; su secretario, don
Tomás Garcia; teniente de Carabineros, señor Bartolomé; contramaestre del
puerto, señor Guerrero, y algunos de los soldados invitados al banquete. Todos,
procedidos de la Banda popular, y entre el estruendo de bombas y cohetes, se
dirigieron al templo parroquial donde se celebro la misa solemne por las almas
de los fallecidos en la Guerra de África.
Al final de ella, se cantó por el
párroco, señor Palazuelos y por un coro de señoritas un solemne Te Deum en
acción de gracias por el feliz término de la campaña africana.
Terminado el acto religioso, la comitiva
se dirigió al salón Teatro-Cine, donde tuvo lugar el banquete homenaje a los
soldados.
A él asistieron, Pedro González,
Epifanio Gil, José Gutiérrez, Elviro Santamaria, Feliz González, Pedro
Olavarria, Bernardo Cantora, Gerardo Sanchez y Hipólito Díaz, todos soldados que
hicieron la campaña de África.
Grupo de soldados montañeses, jefes y oficiales, en el campamento
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