Transcrito por el señor Aldo Abel Beleira:
Francisco
Justo
Maderna
|
En diecinueve de julio de mil setecientos cincuenta y
nueve, yo fray Francisco de San Pablo cura en esta parroquia de Santa María de Muslera,
lugar de Guarnizo valle de
Camargo obispado de
Santander, bauticé solemnemente y puse los santos oleos, y crisma a Francisco
Justo, hijo legítimo de Francisco Maderna y de Catalina Maderna, residentes
en el Real Astillero de esta feligresía (nació dicho niño el día dieciocho de
dicho día mes y año)
fueron sus abuelos
paternos Damián Maderna y Teresa
Maderna; maternos Francisco
Asqueta [Azqueta] y Mariana Asqueta, vecinos de la villa de Figueras
Reino de Cataluña obispado
de Gerona, fueron sus padrinos Francisco Banuet y Teresa
Banuet , residentes en la ciudad de
Santander, advertí a los padrinos el parentesco espiritual y lo demás de su
cargo, fueron testigos Tirso de la Serna y Francisco Salmon, firmaron lo conmigo dicho cura los que supieron dicho
día mes y año ut supra.
Fray
Francisco de San Pablo Francisco Antonio
Salmon
Ref.
Libro Bautismos 1755-1771, folio 82.
Parroquia Santa María (Guarnizo).
|
Gracias al historiador argentino, señor Aldo Abel Beliera, quien
ha dedicado gran tiempo a la investigación sobre la biografía de un personaje
ilustre nacido en Guarnizo, Francisco Justo Maderna, podemos publicarla y darla
a conocer.
Nacido el 19 de julio de 1759, en Guarnizo y registrado en la
parroquia de Santa María de Muslera, de Guarnizo.
Murió en 1807, con el Batallón de Voluntarios Urbanos Cántabros
Montañeses, Tercio de Cántabros o Tercio de Montañeses, una unidad miliciana de
infantería creada el 18 de septiembre de 1806, de la primera de las Invasiones
Inglesas al virreinato del Rio de la Plata. La base fue de voluntarios nacidos
en Cantabria (La Montaña), residentes en Buenos Aires.
El 5 de julio de 1807, se desarrollaron en las calles céntricas de
la ciudad de Buenos Aires una de las más sangrientas luchas contra las tropas
invasoras inglesas comandadas por el teniente general John Whitelocke.
Esta segunda invasión de las huestes del imperio británico tampoco
pudo doblegar la valentía y el temple de los habitantes de la ciudad, quienes
ya se habían organizado militarmente ante el temor de una nueva acometida.
La experiencia dejada por la primera invasión de 1806, que
culminará con la heroica reconquista de la ciudad el 12 de agosto de ese año
por los milicianos comandados por don Santiago de Liniers, había sido un
poderoso llamado de atención ante la perspectiva de un nuevo ataque a esta
colonia española.
Se crearon diversos batallones de cuerpos de veteranos de artillería
y de granaderos, así como batallones de milicianos correspondientes a sus
sendos orígenes de regiones españolas para los naturales de la Península o bien
para los nacidos en Buenos Aires, o para los indios, pardos y morenos.
Las líneas anteriores las hemos volcado para señalar que el 23 de
octubre de 1806, o sea a pocas semanas de la fecha de la Reconquista, se hizo
un listado del "Tercio de Cántabros· con el rol de sus cuatro Compañías y
dentro de cada una de ellas la nómina de los capitanes, tenientes,
subtenientes, sargentos, cabos y soldados. Allí en la Tercera Compañía figura
como teniente don Francisco Maderna.
La Plana Mayor estaba constituida por un primer y un segundo
comandante y otros miembros menores, incluido un abanderado y un capellán.
Luego de estas líneas introductorias, digamos que don Francisco
Justo Maderna ofrendó su vida en aquel 5 de julio de 1807, durante los combates
librados durante la segunda invasión.
En esa fecha, parte de las fuerzas británicas a las órdenes del
general Crawford, cruzaron la zona sur de la capital por la actual calle
Venezuela y llegaron hasta la esquina de Balcarce con intención de ocupar la
plaza de Santo Domingo.
Del relato del Coronel don Pedro Andrés García, quien se hallaba a
cargo del batallón de Cántabros y cuyos integrantes cubrían los alrededores del
convento de Santo Domingo, podemos resumir los momentos previos a la muerta de
Maderna:
"... el enemigo perdía toda esperanza de posesionarse de la
plaza, forzó una puerta auxiliar del convento y ocupó los claustros e iglesia,
las alturas, bóvedas, coro y torre, desde donde nos hacía un fuego dominante y
cierto a cubierto de los muros y aún parapetado de colchones y muebles en los
pocos flancos que podíamos descubrirle..."
"El batallón continuaba su activo fuego y con él obligaba al
enemigo a no salir de sus trincheras, pero siendo necesario o sufrir una
pérdida lamentable o abandonar un punto tan interesante, para evitar estos
extremos se hacían precisos nuevos auxilios, especialmente de artillería con
que batir las puertas del convento..."
"En este intermedio los enemigos nos propusieron tres señales
de parlamento que resultaron falsas, con cuyo arbitrio lograron en el primero,
que salí a contestar, matarme un soldado que estaba a mi lado y a continuación
de su fuego me obligó a retirarme".
"Intentaron con señales más expresivas de rendirse y entonces
dieron muerte al teniente de la tercera compañía don Francisco Maderna y a
cuatro hombres más bajo el mismo pérfido engaño..."
El parte de los hechos acontecidos en esa memorable jornada que
culminó con la rendición del general Crawford, fue redactado por el Coronel
Garcia y enviado al capitán general don Santiago de Liniers, el 15 de julio de
1807.
Los fallecidos durante la contienda fueron enterrados en la
Piedad, Santiago Domingo, Recoleta, La Merced, San Francisco, San Ignacio y
otras iglesias del casco céntrico, según refiere el cura de la Catedral
porteña, Dr. Julián Segundo de Agüero en el libro de difuntos días después de
los acontecimientos.
Desconocemos donde fue sepultado su cuerpo, quizás en el camposanto
de la Iglesia de San Juan Bautista, donde en el patio de la casa parroquial una
placa reza que en ese lugar yacen los restos de los caídos en las jornadas de 1806
y 1807. La única constancia que hayamos sobre su deceso se encuentra en el
Libro 3 de Difuntos de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Buenos
Aires. En folio 28 vuelto del citado registro, el Dr. Juan Dámaso Fonseca dejó
anotado: "el día 17 de agosto de 1807 hizo la Hermandad sus honras por el
finado D. Francisco Maderna"
En el año 1808, las autoridades de la ciudad impusieron su nombre
a las actuales calles porteñas Montevideo y su continuación Virrey Cevallos
(actual barrio del Congreso), subsistiendo esta designación hasta 1822.
Más tarde, mediante Decreto Municipal nº 209 del año 1945, se
designó con su nombre a una arteria del barrio de Pompeya, próxima a la Av.
Sáenz, cuyo trayecto nace en la Av. Perito Moreno y finaliza en Abraham J. Luppi
al 1.000, perdurando en la actualidad.
Poco es lo que se sabe de este nombre y de sus hijos varones, los
cuales por llevar nombres homónimos se los ha confundido, dando motivo a
interpretaciones erróneas.
Don Francisco Justo Maderna, era natural de la localidad de
Guarnizo, que se encuentra dentro del Ayuntamiento de Astillero en el partido
judicial de Santander y en la provincia del mismo nombre (hoy Cantabria). Guarnizo dista unos 7,5 km. de la ciudad
capital Santander y su existencia ya está acreditada en documentos del año 857
referidos a la iglesia de Nuestra Señora de Muslera, período en el cual sus
habitantes vivían de la pesca, el marisqueo y la ganadería.
Don Francisco Justo Maderna fue hijo legítimo de Francisco Maderna
y de Catalina Ascuetai y contrajo matrimonio el 12 de mayo de 1785, en la
parroquia de Nuestra Señora de la Concepción de Buenos Aires, con doña María
Josefa Escobar, natural de Buenos Aires y criada en casa de doña Josefa Tadea
Saraví, esposa del catalán Juan de Ausio.
Don Francisco Justo Maderna y su mujer doña Maria Josefa Escobar
fueron padres de siete hijos conocidos: Francisco Benito, Juan Francisco
Ezequiel, Marcos José, Juan Josefa de Jesús, María Dorotea, José Anacleto y
José Policarpo Maderna.
Los tres primeros hijos varones son mencionados en la matricula de
1794, levantada a consecuencia del establecimiento de los alcaldes de barrio y
que fuera ordenada por disposición del Virrey don Nicolás de Arredondo.
Don Salvador Escolá, fue designado alcalde del barrio nº 12 y ese
mismo año procedió a registrar a los vecinos y habitantes de la jurisdicción a
su cargo perteneciente a la parroquia de San Nicolás. Comenzó el empadronamiento por calle homónima
(hoy avenida Corrientes) y Monserrat (actual Cerrito), arterias éstas que junto
a San Lucia (Sarmiento) y San Cosme y Damián (Carlos Pellegrini), delimitaban
la manzana primera que fuera demolida por el año 1930 para la construcción de
la Plaza de la República y la apertura de la avenida 9 de julio.
Después de anotar en el cuaderno proporcionado a los ocupantes de la
primera vivienda, el alcalde Escola pasó a la siguiente y dejó constancia:
"se halla una panadería perteneciente a don Francisco Maderna en la
segunda casa, natural de las Montañas de 34 años de edad, casado con doña
Josefa Escobar, natural de esta ciudad de 22 años. Tiene tres hijos llamados,
Francisco de 7 años, Ezequiel de 6 años y Marcos de 2 años."
Seguidamente menciona los nombres de once peones y cinco esclavos,
indicando sus oficios, estado, naturaleza y demás datos de acuerdo a las
instrucciones recibidas. También cita a dos mulatos presos, que se hallaban a
cargo de Maderna y pertenecían al convento de San Agustín.
Artesano panadero, en sus campos de la zona del Pilar sembrada y
cosechaba el trigo que molía con a tahona propia para elaborar este alimento.
El 2 de abril de 1791 se le asigna lugar de abastecimiento y venta del pan
producido "junto a San Francisco", hoy calle Moreno.
Para mí ha sido una sorpresa conocer la biografía de Francisco Justo
Maderna, nacido en mi pueblo, Guarnizo, a pesar que nos distanciamos en bastantes años, más
motivo para interesarme todo sobre este
gran personaje que murió mártir en la defensa de Buenos Aires en 1807.
Fuente de información:
http://pilarenlahistoria.blogspot.com.es/2015/09/francisco-justo-maderna-un-martir-en-la 19.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario