farmacia de Antonio Arce, en calle Vista Alegre
La historia
de las farmacias o boticas de Astillero, es difícil de conocerlas, pues los
primeros inicios data de 1882, según información que he podido conseguir.
En
Astillero, en 1882, figuraban tres farmacéuticos: José Adrau, Sebastián Crespo
y Francisco Gutiérrez Díaz. La población tenía 1.277 habitantes.
Aunque estos
farmacéuticos, también ejercían como médicos.
En abril de
1885, el Ayuntamiento de Astillero, publicó que se encontraba vacante la plaza
de farmacéutico titular de ese distrito, para el suministro de medicamentos a
enfermos, con una dotación anual de 625 pesetas.
Los
aspirantes deberían presentar sus solicitudes acompañadas de certificación de
sus títulos académicos.
En 1900,
Astillero, con 1.565 habitantes, solo se conocía una farmacia: la de Ramón
Aguirre y Larrauri.
En 1903, con
2.880 habitantes, Astillero, contaba ya con dos farmacias: Ramón Aguirre y Nicolás
Pardo.
Ramón
Aguirre murió el 18.12 1906.
En el año
1910, seguía como farmacéutico, el señor Nicolás Pardo.
En este año,
se estableció una nueva farmacia en la calle Vista Alegre, el Licenciado, don
Antonio Arce Pérez-Albeniz.
En mayo de
1912, la farmacia que regentaba el licenciado Nicolás Pardo, cuyo local era
anteriormente ocupado por su antecesor don Ramón Aguirre, inauguró su nueva
instalación con una reforma espléndida.
No había
omitido gasto alguno para conseguir poner a la altura de las mejores en el ramo
de la farmacia moderna. Llamaba extraordinariamente la atención, el mobiliario
y decoración en la parte destinada al público, con un gusto exquisito
artístico, como la parte dedicada a laboratorio químicos y especialidades
nacionales y extranjeras que obligada a tener por entonces a una farmacia
moderna; así como también un gran número de aparatos para la elaboración de los
preparados galénicos.
No tardó
mucho tiempo, en abrir un nuevo local, junto a la farmacia, destinado a
droguería.
En 1912, la
farmacia del señor Arce, se traslado a un edificio adquirido por él, en la
calle San José.
Por 1917, estaban dado de altas en la Contribución Industrial
y de Comercios, los farmacéuticos: Ramón Aguirre y Antonio Arce. Nicolás Pardo
como droguería.
En 1919, don
Sebastián Asenjo Pascual sustituye a Nicolás Pardo en la farmacia.
Tendría 23
años, cuando se hizo cargo de ella.
En los años
de la postguerra, seguían establecidos Antonio Arce Pérez y Sebastián Asenjo
Pascual.
Por 1958, estaba como farmacéutico don Sebastián Asenjo
Pascual y había prorrogado su vigencia
autorizada para ser propietario de su Laboratorio, situado en calle
Generalisimo Franco.
El farmacéutico
Antonio Arce Pérez, le sustituye su hijo también farmacéutico, don Antonio Arce
de la Llama.
En los años
80, es Antonio Arce de la Escalera, quien sustituye a su padre y se hace cargo
de la farmacia, hasta hoy.
Viene dirigiéndola
con mucho orgullo, al ser la tercera generación de una familia acreditada y
reconocida de siempre en el pueblo.
Por parte de
Sebastián Asenjo, es su nieta, Ana Gómez Pardo Asenjo, quien regenta actualmente
su farmacia en la calle Francisco Diaz Pimienta nº 11, desde 1998.
El antiguo
edificio ya no existe, fue derrumbado en el 2006 y mientras estuvo en
construcción, se instaló a otro local situado en la misma calle y ahora a
vuelto a su ubicación de origen..
Durante los
últimos años de Sebastián Asenjo, estuvo una farmacéutica provisional, hasta
que por fin se hizo cargo Ana Gómez.
De la
anterior farmacia, que era muy bonita, con muebles decorativos y unos techos
preciosos y acogedora, fue reformada para actualizarse siendo ahora más
funcional y moderna.
Hoy la
farmacia Arce, sorprende al comprobarse como el local actual sigue llamando la
atención de muchos curiosos.
Este negocio
familiar fue iniciado por su abuelo hace ya más de cien años y aún permanece
prácticamente intacta su estructura originaria, con leves modificaciones
tendentes a conseguir una mayor comodidad y funcionalidad en el loca.
Entre esas
modificaciones, una de las que más llama la atención entre los clientes más
veteranos, es la desaparición de una barra estrecha con un remate de mármol que
hacía las veces de mostrador y ha sido sustituido por uno más práctico y
actual.
La
estructura originaria de la planta se modificó también hace años para acoger en
su superficie el local que ocupaba la mercería y que también era regentada por
la familia Arce.
Pero todas
estas modificaciones no han perdido casi nada el diseño original y han
permitido mantener el espíritu inicial de sus fundadores, consiguiéndose así
una perfecta y equilibrada armonía entre tradición y modernidad, conservación y
funcionalidad.
Los modernos
y asépticos armarios y estanterías, conviven con los viejos muebles de madera
de pinoteca que se extienden de arriba a abajo y circundando las paredes de la
botica.
Los frascos
y envases actuales comparten las estanterías con viejos tarros de original
diseños, que olvidaron hace años su función originaria y se alinean como meros
objetos decorativos llenos de sustancias colorantes o productos curiosos, como
la bola de opio que contiene uno de ellos.
La farmacia
de Antonio Arce, es una parte de la pequeña historial local de Astillero.
Hoy, en
Astillero, existen cuatro farmacias, que son:
Farmacia
Lda. Maria Antonieta Andrés, situada en calle Industria 96., regentada por
Maria Antonia Andrés Dirube.
Farmacia
Miralles, en calle Navarra, 1., regentada por Maria Josefa Miralles Vives.
Más las
otras dos: Antonio Arce de la Escalera, en calle San José nº 12 y Ana Gómez Pardo Asenjo, en Francisco Diaz
Pimienta nº 11
Tengo que
decir que Antonio Arce de la Escalera, es un gran amigo, cuya amistad viene desde los años del
"Convento"
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