Alberto Manchado Cortina
Por enero de
1954, Alberto Manchado había sido designado
alcalde del municipio de Astillero.
Hijo de
Astillero y uno de los impulsores de su desarrollo industrial, llegaba al cargo
con profundo conocimiento de las necesidades y aspiraciones del municipio, que
estaba vinculado al progreso de Santander y su provincia..
En noviembre
de 1961, el señor Manchado fue nombrado vicepresidente segundo del Real
Santander, en sustitución de Felipe Serrano Renedo.
En octubre
de 1963, se le rindió homenaje de despedida a quien fue durante nueve años
alcalde de su pueblo, Astillero.
Algunos de
sus culminaciones importantes en los proyectos municipales, habría que destacar
la mejora del servicio de agua; el matadero municipal; las nuevas escuelas de
Guarnizo;barrio San Camilo, con viviendas para sus maestros y algunas otras
menos importantes, pero necesarias para el vecindario.
Pero en
donde se le debe agradecer es por sus proyectos industriales.
Si en una época
a El Astillero era conocido, durante
unos años más, todo por su fábrica de galletas y caramelos, así como de
chicles creación de un empresario llamado Alberto Manchado Cortina.
Aunque como
él decía, fue el continuador de un negocio aunque pequeño como correspondía a
esa época de principio de siglo, lo había iniciado su padre.
Don Cayetano
Manchado, quien llego a la Montaña procedente de la Meseta de Castilla,
concretamente de Soria.
Pronto se
colocó de mozo en la panadería de los Cortina y con el tiempo se casó con una
de las hijas del dueño. Años más tarde, sobre todo a causa de las huelgas
fracasó y se hundió el negocio.
La ruina
para dicho negocio era total y para buscar nuevos horizontes, el joven
matrimonio emigro al Uruguay.
Pasaron un
tiempo y con las fuerzas de trabajo lograron reunir algún dinero, para regresar
y montar una industria primaria que estaba enclavada en la calle de la
Prosperidad.
Fue una
pequeña industria de pastelería seca -galletas, caramelos, confites- en lo que
todo lo hacían allí en el establecimiento, tanto don Cayetano como sus
familiares y a mano y sin ayuda externa.
Los
productos elaborados lo vendían después transportados en carros por buena parte
de la provincia.
Don Alberto
Manchado hijo, tuvo la posibilidad de estudiar en Santander concretamente en la
Escuela de Peritos Industriales.
Con quince
años, se presentó en casa con varias asignaturas suspendidas.
Su padre le
dio dos oportunidades, o seguir estudiando o trabajar con él y así lo hizo.
Desde ese
momento comenzó su vida en el trabajo con dedicación constante al negocio,
comenzado por lo más difícil, desempeñando la labor de hornero, esto era, cocer
las pastas al horno.
Después se
fue preparando en el comercio teórico-práctico y pudo orientarse hacia la
expansión de mercados, aunque su padre continuaba siendo la cabeza visible del
negocio.
En el año
1935, fue un punto clave en su vida. Su padre enferma y tiene que retirarse de
la vida activa, esto le obligaba a hacer con las riendas del negocio, tenía
entonces 18 años.
Después y
durante la contienda civil, tiene que volver a empezar de nuevo, se habían
quedado completamente sin nada y si medios económicos.
Vuelve a
iniciar el negocio en unos años malos, más bien durísimos, al tener que sujetarse
a los cupos y una producción limitada, hasta el año 1945.
Ya en 1942,
con vistas a otros proyectos y que en los bajos de aquellas casas de viviendas
de la calle de la Prosperidad, no se podía expandir el negocio, aprovecha una
oportunidad adquiriendo unos terrenos magníficos como asentamiento ideal para
la industria que el proyectaba en el futuro.
Fue una
oportunidad y una gran inversión, comprando los terrenos por 45.000 pesetas el
carro.
Por entonces
la sociedad la formaban el grupo familiar, sus dos hermanas, Sara y Maria y
como cabeza principal su padre, hasta que falleció.
Al grupo
familiar, se venia incorporándose más descendientes y así se completaba la
dirección:
Juan Antonio
Galarza, director técnico de La Sara; Alberto hijo mayor, a la dirección de May
y Antonio Egusquiza Manchado, que llevaba la dirección comercial del negocio en
Madrid.
Otro año
clave fue en 1945, cuando el Ministerio de Industria y Comercio y la Comisaria
de Abastecimientos y Transportes, dictaron la ley de reservas de remolacha. Fue
el comienzo de poder tener materias primas con que trabajar. Al año siguiente,
otra ley referida a las reservas de trigo.
Apoyado en
estas leyes y normalización de las materias primas trabajaron con todo
entusiasmo con la celeridad.
Rápidamente
marcho a ver el estado de las industrias similares por Europa. Visito Francia, Bélgica,
Alemania, Inglaterra, Holanda...
Adquirió
maquinaria que importó de esos países, que eran las primeras que se utilizaron
en España.
Con todo ya
instalado y las naves terminadas,
iniciaron la expansión y salida al mercado nacional con las galletas primero y
luego los caramelos.
El nombre
"La Sara" era conocido por todo el país, un éxito rotundo.
La empresa seguía
aumentado con nuevas secciones, nuevos métodos modernísimos y nuevas
"marcas".
En el año
1960, viaja a América y a Europa, para estudiar un nuevo producto a
desarrollar, el consumo que en aquellos países, se hacen de ella: la goma de
mascar.
Entonces, en
vez de inventar, se asocia a la "May" francesa.
Crea nuevas
naves para su fabricación como sociedad parte de "la Sara" e inicia
la distribución de estos "chicles" por España y Portugal.
En la nación
vecina monta en el año 1968, una nueva fábrica a 17 kilómetros de Lisboa, entre
la capital y Setubal, con la que atiende la demanda portuguesa y de sus
provincias ultramarinas.
Por el año
1970, la Sociedad tenia entre empleados, obreros y agentes de venta, a más de
quinientas personas.
Falleció el
26-5-1977en Portugal.
- http://astillero-guarnizo.blogspot.com/2013/05/la-sara.html
- http://astillero-guarnizo.blogspot.com/2014/08/la-sara.html
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