En la fecha del día 21 de
marzo 1930, comenzó en Astillero la Santa Misión.
Procedente de la
Residencia de Santander, llegaron los PP
Capuchinos, Diego de Palazuelos y Ambrosio de Santibáñez, encargados de
dirigirla.
A la estación del
ferrocarril salieron a recibirlos el encargado de la parroquia, el sacerdote
don Francisco G. Lasaga; el señor Arcipreste de Camargo, don José Salcines; el
señor párroco de Guarnizo, don Jesús Sainz Trevilla; el señor Secretario del
Ayuntamiento, que representaba el señor Alcalde y otras distinguidas personas.
También fueron a
recibirles, en procesión, los niños y niñas de las escuelas, con banderitas;
las Congregaciones del Apostolado de la Oración, con su estandarte; y las Hijas
de Maria, con el suyo, en cuya tela del reverso unas señoritas pertenecientes a
dicha Congregación habían bordado en oro y plata delicado monograma de Maria.
En el momento de apearse
del tren, el encargado de la parroquia entrega un crucifijo al P. Diego, quien
con él bendice a todos los asistentes.
Se ordena la procesión
hacia la Iglesia, entonando cánticos de invitación a la Santa Misión, dando
principio a ésta con una alocución-saludo por el P. Diego de Palazuelos.
La Iglesia se encontraba completa
de fieles que habían llegado a este acto.
Al día siguiente,
comenzaron los ejercicios de la Santa Misión. A las ocho de la mañana, con la
explicación de la santa misa. A las once, catequesis para los niños, que
asisten en número de más de cuatrocientos, todos los días, hasta el miércoles,
quinto día de la Misión, en que tiene lugar la solemne comunión de los niños.
Por las noches, á las seis
y media, el ejercicio principal, santo rosario, práctica doctrinal por el P.
Ambrosio y sermón por el P. Diego.
Las Damas Catequistas que
llegaron el día 20, dirigieron el coro de jóvenes cantoras de la parroquia que
cantaron, antes y después de las exhortaciones, con verdadero gusto y sentido
religioso.
El miércoles, día
designado para la comunión de los niños, que acudieron más de 350.
Después de la santa misa,
que celebró el sacerdote de la parroquia, se reunieron en el centro de la
Planchada, unos seiscientos niños, en donde señoritas distinguidas de la
parroquia, les sirvieron espléndidos desayunos de chocolate, obsequiándoles
además con pastas y caramelos.
Lo más destacado de la
Santa Misión, es la asistencia numerosísima de hombres desde el primer día,
aumentado a cada ejercicio en tal proporción que el día de la comunión de los
niños hubo de anunciarse que desde el siguiente, después del ejercicio
principal, se darían conferencias sólo para hombres.
En la primera conferencia
dada por el P. Ambrosio y que duró una hora, asistió un número tan considerable
y se vio tan lleno el templo que muchos tuvieron que estar de pie en los
pasillos y á la puerta.
Ha sido todo un ejemplo admirable
el que han dado los hombres de Astillero, mostrándose un pueblo culto y con creencias
religiosas.
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